CAPÍTULO XXXVIII

57.4K 4.9K 3.5K
                                    

Solo voy a decir una cosa:

23'4.

Abrí los ojos con lentitud, recibiendo una  ceguera momentánea causada por el brillante sol que se colaba por los grandes ventanales de los aposentos de Hudson.

Alcé la cabeza cuando conseguí acostumbrarme a la abrasadora luz y me di cuenta de que estaba totalmente inmovilizada por unos brazos grandes y fuertes.
Noté que estaba abrazado a mí tal como vino al mundo y un rubor escandaloso comenzó a ascender por mis mejillas.

Cuando conseguí relajarme estiré los brazos para intentar salir de la cama, pero me topé con un cuerpo extraño al que tuve que palpar varias veces para darme cuenta de que se trataba del mini Hudson.

Sentí que se me paraba el corazón, pero tuve la suficiente fuerza de voluntad como para apartar la mano de ese lugar inmediatamente.

Aunque sin mucho éxito.

Algo sostuvo mi muñeca con ligera fuerza, obligándome a seguir acariciando esa parte, de arriba hacia abajo.

– Así que metiéndome mano mientras descanso... no me lo esperaba, pero me gusta esta nueva faceta pervertida tuya.– Murmuró con voz ronca sin detener la acción de su mano sobre la mía.

Retrocedí con rapidez, sintiendo que me desmayaría por la vergüenza.

– ¡No-no es lo que crees! ¡no quería tocarlo! Bueno, sí quería tocarlo, ¡pero no ahora! ¡ha sido un accidente!

– No parecían muy accidentales esos toqueteos.

– ¡Solo lo estaba palpando!

– ¿Palpando?

– ¡Sí! ¡para saber qué era!

– ¿Lo has disfrutado?

– ¡Hudson!

– Venga princesa, mira cómo estoy. ¿Vas a dejarme así?

Movió la sábana dejándome ver su gran erección.

Ahí me di cuenta de que yo también estaba tal y como vine al mundo.
Cogí la manta e intenté taparme muerta de pudor, pero él no me dejó.

– ¿Te vas a tapar? si ya te he visto así, desnuda y  abierta para mí...

– ¡Hudson!

En un ágil movimiento me colocó encima de sus piernas, haciendo fricción entre nuestras intimidades.

– Hu-hudson...

– No quiero que escondas tu cuerpo de mí. Es mío.

– ¿T-tuyo?

– Sí, solo mío.

Intenté rechistar, pero el sexy vampiro de ojos rojos sonrió malévolamente y azotó mi trasero sin contemplaciones.

Abrí la boca indignada, situación que aprovechó para unir nuestros labios en un beso brusco.

– Estás raro...– Conseguí balbucear entre suspiros.

No respondió, solo empezó a descender por mi cuello hasta llegar al sitio donde me había mordido la noche anterior.

Un solo beso en ese lugar ya hizo que mi piel se erizase y mis piernas temblaran en leves pero nada desapercibidos espasmos.

– Tan hermosa... y solo mía.

Estaba bastante confusa en ese momento, pero me era imposible no excitarme ante su delicado toque.

Quise tomar la iniciativa, deslizando la mano por su marcado abdomen hasta llegar a su miembro. Un gruñido gutural se escapó de sus labios por la sorpresa, al igual que un temblor mal disimulado.

INVICTUSWhere stories live. Discover now