INVICTUS

CAPÍTULO XXVII

– ¡Aaahh! ¡Dios! ¡Viktor! ¡Me haces cos-cosquillas!– Grité como una loca mientras mi querido amigo se dedicaba a torturarme.

– Agh venga, no puede ser que tengas cosquillas en todas partes.– Respondió entre risas, mientras peleábamos en el césped del jardín trasero.

– ¡Sí! ¡Sí puede ser! ¡Ya te digo yo a tí que sí!– Chillé con las lágrimas saltadas mientras forcejeaba por liberarme del agarre de Viktor.

– Vale, vale, ya paro. Pero solo para que dejes de llorar– Cedió al final con una sonrisa burlona. – Eres una dramática.

– No soy una dramática, solo soy particularmente sensible a que alguien presione mis costillas en contra de mi voluntad.

– Si lo dices así, hasta parezco un pervertido.

– Seguro que lo eres.

– ¡Oye!

– A ver, cuéntame, ¿qué es eso tan importante que ibas a decirme antes de atacarme brutalmente?– Murmuré entre risas mientras me sentaba en la hierba a su lado.

Viktor carcajeó fuertemente por mi ocurrencia.

– ¿Recuerdas que te dije que me gustaba una chica?

– Sí...

– Pues creo que ya estoy preparado para decirte quién es.

– Venga, adelante.

– Es muy guapa, pelirroja, creo que medirá un metro setenta, seguro que la conoces, trabaja en el departamento de cocina contigo.

–...

– ¿No la...?

– ¡¿Eres tonto?! ¡¿Lisa?!

– ¿Por qué, que pasa?

– ¡Pasa que tienes a cientos de chicas geniales aquí, y tu te enamoras de la mayor zorra del maldito lugar!

– Pero... No entiendo.

– Lleva tratándome mal desde que llegué aquí. Es una puta loca enamorada casi, sin el casi, de forma psicótica de los vampiros.

– ¿Enserio?

– ¡Sí! ¡Es horrible que todo el rato se les insinúe! ¡Y delante de todas nosotras! Está con Hudson que no caga, es enfermizo.

– ¿Te molesta que intente ligar con los vampiros delante de tí y tus compañeras? ¿O te molesta que lo intente con Hudson?

– Me molesta que... Espera, ¿qué quieres decir con eso?

– ¿Cómo que que quiero decir con eso?
¡Digo que tú estás loquita por ese vampiro!

– No, no, no, no. Estás delirando.

– Sí, será eso y no que no quieras aceptar que te gusta. Y mucho.

– Ni me gusta, ni sé qué te ha llevado a pesar eso.

– No eres nada disimulada cuando le miras. Se nota a kilómetros que babeas por él.

– Creo que haberte enamorado de Lisa, no ha sido buena idea. Te está pegando la locura.

– Vamos Kath. Te besó y tú le correspondiste.

– Eso fué un desliz.

– Le miras como si fuera la cosa más hermosa del mundo.

– No voy a negar que es guapo. Pero no, él es un vampiro y yo humana. Somos incompatibles.

– ¿Y Mace y el príncipe Eliel?

– Eso es distinto. Ellos son almas gemelas.

– Pero...