CAPÍTULO LXVIII

29.7K 3.5K 2.6K
                                    


Lamento el retraso ;)

Narrador:

En cierto modo, Katherine no se equivocó pensando que alguien rompería aquella puerta y les sacaría de allí a ambos.

Sucedió justamente eso, pero no en el momento adecuado.

Es doloroso saber que podrías haber hecho algo más para evitarlo.
Pero quiero pensar que aunque hubieran irrumpido antes en aquel calabozo, nada habría cambiado.

¡Tenemos que hacer algo!– gritó agobiada la princesa Khalid con los ojos llorosos.

¡¿Y qué propones?!– respondió de la misma forma el mayor de los hermanos–. ¡Desafiar a Maximus solo empeorará las cosas! ¡tanto para Hudson como para nosotros!

– ¡No podemos dejar que lo vuelva a hacer! Hudson estaba empezando a superar lo de...– se calló abruptamente, incapaz de decirlo en voz alta–, y ahora la pesadilla se repite.

– ¡Necesitamos un plan!

– ¡No hay tiempo!

No voy a quedarme de brazos cruzados–. Interrumpió el príncipe Eliel–. Aquel día Maximus tendría que haberme castigado a mí..., y Hudson se echó toda la culpa.

Solo tenías ocho años...– su pareja trató de consolarle–, no merecías ningún castigo, eras un niño. Hudson lo sabía y se sacrificó para proteger a su hermano pequeño.

– Y ahora me toca a mí devolverle el favor. No me importa cargar con el muerto si algo sale mal.

No vamos a repetir el mismo error dos veces–. Susurró el príncipe Erik mientras rebuscaba entre unas estanterías–. Si el abuelo va a castigar a alguien que sea a todos, no a uno solo–. La sala se quedó en absoluto silencio–. Aquí está.

Con sumo cuidado, entre todo el desorden, alzó una pequeña caja de madera desgastada, y todos los presentes se acercaron impacientes a admirarla. La abrió sin esperar más tiempo y sacó una bolsita negra llena de bordados. Jackson miró su dedo índice recordando lo sucedido con Katherine y esa misma bolsa varios meses atrás.
Esa mierda ardía como un demonio.

– ¿No hay más?– preguntó Mace al darse cuenta de que apenas contenía unos cuantos gramos de verbena.

– La otra mitad se derramó. Es lo único que tenemos.

Es más que suficiente–. Murmuró Khalid con convencimiento–. Salvaremos a Hudson, cueste lo que cueste.

Así lo hicieron. Recorrieron el castillo en busca del quinto príncipe; reduciendo a cualquiera que osara interponerse en su camino.

Entre ellos, el guardia que golpeó a Katherine cuando fue arrestada en el poblado.

El karma, supongo.

Finalmente, dieron con el lugar correcto.

Dado que la puerta estaba totalmente cerrada, intentaron negociar con Maximus; mantuvieron la esperanza de hacerle entrar en razón hasta el último momento, pero viendo que el diálogo no iba a servir de mucho, y para la sorpresa del rey tirano, decidieron tirar la puerta abajo.

El repentino destello de luz provocó que Maximus volteara, perdiendo la concentración. Esto a su vez hizo que Hudson, quién seguía succionando hasta la última gota de sangre de la pobre rebellium, saliera del trance que su abuelo le había inducido.

Khalid se acercó a su abuelo, vacilante, mientras que Mace no pudo contener un grito desgarrador al ver el cuerpo inmóvil de su mejor amiga; inerte, lleno de sangre.

INVICTUSOù les histoires vivent. Découvrez maintenant