L A A P U E S T A

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—No tengo tiempo ahora para ti. Con permiso.— intento bloquearla pero esta le impidió el paso.

Se movió a un lado y fue lo mismo. Levanto la mirada la cual estaba permanentemente en el piso y se encontró con aquellos ojos mieles que tanto lo han cautivado. Ella tenía una mirada suplicante, como si realmente quisiera hablar de algo con el.

Suspiro cansado y saco los brazos de su bolsillo para ponerlos cruzados en su pecho como un tipo de barrera. Sabia que teniéndola frente de el toda su mente de desconectará y su corazón se lanzara sobre ella.

—No, hablaremos.— se para firme a pesar de que sus piernas estén flaqueando con la intensa mirada que tiene sobre ella.

—¿No tienes nada mejor que hacer?. — suspira cansado.

—Si, y prácticamente eso estoy haciendo.

—Bien, no te molesto más entonces.— intenta rodearla pero se niega.

—Lo mejor que tengo que hacer es hablar contigo. Y.. ¿qué cosas tienes que hacer acá?.

Se puso nervioso, su mandíbula se tensó.

—Uhm.. yo solo caminaba.

—¿En el séptimo piso?— río, este pensaba que estaba sospechando pero ella solo creía que había ido a aquel pasillo para chocar con ella.

—N-no.. digo si. ¡No es tú problema!— se gira y decide volver más tarde.

Maldice mentalmente y le intenta seguir el paso.

—¿Qué te ocurre?— lo toma del brazo y lo voltea y lo mira esperando alguna reacción..  alguna emoción. Pero sigue serio.

—Tengo sueño, iré a dormir como cualquier perdona normal.— rueda los ojos.

—Sabes muy bien a que me refiero. ¿Porqué estás así?

—¿Así como, según tú?.

—Distante.. no me hablas, no me miras. Es como si nunca.. nunca hubiese pasado algo entre nosotros.— su voz hizo que el se diera un golpe mental.

—Solo actuó como soy.

—No, tú no eres así.. al menos no conmigo.

—Ah, me olvidaba que ahora sabes como soy yo. Dime Ginevra, ¿cómo es que soy yo?

—Eres.. eres una persona distinta a la que aparentas. Jamás habías sido así conmigo.

Este hizo un gesto como si estuviera pensando—Oh, ¿te refieres a antes o después de que tú, quien jamás pensé que me juzgaría, me juzgara por mis padres?, ¿o antes de que me humillaste?.

—Así no fueron las cosas.

—Si, así fueron y lo sabes.

—Estaba borracha.

—Solo son escusas, ¿no has escuchado eso que dicen que los niños y los borrachos dicen la verdad?

—Si.. pero eso no justifica tu cambio de actitud repentina.

Este río.

—De verdad te pasaste— ironizó antes de voltearse.

—¿Qué?— grita alcanzando lo. Como tiene la mente un poquitito caliente se voltea a seguir discutiendo.

—No puedes ser tan cínica, Ginny. Ahora estoy haciendo lo que debí de hacer en un principio.

—¿Ignorarme y hacer que no existo?