Me regaló la Luna

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Y como siempre que veía las primeras fotos, las de ella sola o con Luna de bebé, se le mezclaban los recuerdos felices, de los días que pasaron juntos y el dolor que sintió aquella mañana, cuando encontró sobre la mesa de presidencia, el sobre con los documentos de devolución de Ecomoda y de disolución de Terramoda, las chequeras, la “maldita carta de Calderón” y la despedida de ella.

”Mi querido doctor :

Llegó el momento de decirnos adiós, de que este sueño que Vd me regaló, llegase a su fin. He sido tan feliz, me he sentido tan amada y tan cuidada por Vd, los dos últimos meses, que todo el dolor que me causó el saber, como comenzó nuestra relación, se ha borrado.

Por mucho que yo le ame, no soy mujer para Vd doctor y eso lo sabemos los dos, ni su familia, ni su entorno me aceptarían y al final, seríamos desgraciados ambos, así que es mejor que nos separemos y guardemos los recuerdos hermosos, del amor que hemos compartido.

En una semana celebrará su matrimonio con doña Marcela, ella le ama y es la mujer que le conviene a Vd y a la empresa, le deseo de todo corazón, la mayor de las felicidades. Saber que Vd es feliz, me ayudará a serlo a mi.

Nunca pensé que iba a conocer el amor verdadero, mi destino siempre ha sido el de estar y terminar sola, bueno con mis papás, pero a fin de cuentas sola. La vida me ha castigado muchas veces, pero también me ha hecho el mejor de los regalos, Vd don Armando, el recuerdo de nuestro amor, me ayudará a vivir el resto de mis días.

No me busque doctor, olvídese y sea feliz en su matrimonio, yo solo fui un paréntesis. Queme esa maldita carta de don Mario y aprenda esa lección, todos tenemos sentimientos, aunque no respondamos a los cánones que la sociedad nos marca. Nadie tiene derecho a maltratar ni a humillar a otra persona, ya sea por su físico, raza o condición social. Todos los seres humanos somos iguales, aunque seamos diferentes, esa es la riqueza de la sociedad.

Esa carta me mató doctor, sufrí tanto que creí que nunca sería capaz de superarlo, pero lo perdoné, lo perdoné porque lo amo sin medida, porque Vd me ha demostrado que me ama y tenga por seguro, que yo le amaré siempre. Para siempre suya. Betty”

Guardó de nuevo la carta en su sobre, y se bebió el resto del licor. Suspiró, aún le dolía y mucho, pero desde que Luna llegó a su vida, el dolor era más suave, la pena menos intensa, aunque no por eso, menos grande. Esa niña le había dado la vida y lo mismo que había hecho su mamá, lo amaba por él mismo, generosamente, sin pedir nada a cambio y era tan parecida a ella.

Mientras más la miraba, más cuenta se daba de lo similar que era a Betty. Ya no solo era en el físico, sino en el carácter dulce, dócil, generoso y sencillo, pero bien fuerte cuando se enfadaba. No pudo remediar, el reír, cuando pensó en como su hija, se había defendido como una gatita, cuando Marcela, le dijo que Luna era un nombre feo y que su mamá también lo era. Definitivamente, esa mujer estaba desequilibrada, mira que pelear con una chiquilla de cuatro años, hasta su mamá tan incondicional con ella, se había asombrado de semejante reacción.

Su mamá y su papá, los señores de Mendoza, después de todo, dignos de lástima, toda la vida viviendo en medio de la “alta suciedad santafereña”, como decía su hermana Camila, para horror de doña Margarita... jajajaja, seguro que su hermana y Betty, se hubiesen llevado bien, se parecían mucho... pues eso, toda la vida pensando en el que dirán y en las buenas maneras y al final, los dos hijos les habían decepcionado, cada uno a su modo y por la misma razón, por amor.

El sonido estridente del teléfono, le hizo salir de sus pensamientos ”¿Quién llamaría a esas horas?, pasaban de las once de la noche”, se levantó y descolgó para responder.

Armando.- ¿Alló?... ¿quién es?...

Voz.- Doctor Mendoza, buenas noches, soy el detective Muñoz, Raúl Muñoz.

Armando.- ¿Qué pasó?... ¿tiene noticias?... ¿la encontró?...

Detective.- Hay una mujer que pudiese ser... no está identificada...

Armando.- ¿Está viva?...

Detective.- Sí, la mujer vive, pero está en un hospital... sufrió un grave accidente de carro... pudiese ser, las características coinciden...

Armando.- ¿Dónde está?, dígame dónde que salgo a primera hora para allá, si no me marcho en este momento es por mi hija... porque ella... ¿ella está bien, verdad?.

Detective.- En Pereira, doctor... está en Pereira. Muy lastimada, pero fuera de peligro, aún no puede hablar... no se haga ilusiones, quizás no sea...

Armando.- Es, le aseguro que es... espere un momento que tomo nota de la dirección....

(CONTINUARÁ...)

¡¡AY JUE MADRE!! ME VA A DAR ALGO
AAAAAHH ¿Será que es ella? No me quiero hacer ilusiones :((

Historias de Betty, la feaWhere stories live. Discover now