Capítulo II: Escondidos

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- Strocker – dije por el intercomunicador – tengo los planos, pero hirieron al Soldado, está sangrando demasiado, los agentes Barton y Romanof me descubrieron.

- No vengan hacia acá, podrías dar nuestra ubicación en Sokovia, le diré al piloto que regrese por ustedes dentro de dos días, necesitamos que todo esto se normalice, te mandaré la ubicación de un lugar donde puedan esconderse, está equipado con todo lo que necesiten – dijo fastidiado.

- Entendido – dije mientras volteaba que nadie nos siguiera, me llegó la ubicación y conduje hacia ella con ayuda del mapa, el Soldado se veía algo pálido, me apresuré en llegar, era una cabaña totalmente alejada de la ciudad, lo ayudé a bajar, entramos lo recosté en la cama, le saqué la flecha y revisé si había algún botiquín, tenía todo lo necesario para suturar la herida – esto te dolerá un poco, necesito coserla.

- Adelante, hazlo – dijo para empezar a coserla, la limpié a los alrededores, lo cubrí y busqué en los cajones y había ropa y dinero, cogí un el conjunto deportivo negro y un par de zapatillas, conservé la peluca, me cambié en el baño, guardé la ropa que me retiré en una bolsa.

-        Adelante, hazlo – dijo para empezar a coserla, la limpié a los alrededores, lo cubrí y busqué en los cajones y había ropa y dinero, cogí un el conjunto deportivo negro y un par de zapatillas, conservé la peluca, me cambié en el baño, guar...

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- Ya regresó – le dije al Soldado – necesito cambiar la ventana, el color del auto y la placa, si me necesitas, dejaré el intercomunicador encendido, no tardo.

Fui a una mecánica cercana para hacer el cambio de color, ventana y placa del auto, le di al trabajador una buena suma de dinero para que no hiciera alguna pregunta, cubrí la mayor parte de mi rostro con la capucha, regresé a la cabaña, el Soldado estaba descansando, empecé a leer los planos que robamos de S.H.I.E.L.D., eran de unas armas, tenía fecha del año 44, lo guardé y me acerqué al Soldado que seguía durmiendo, acomodé los edredones para cubrirlo mejor, tomé una de las colchas y me fui a recostar al sofá, decidí descansar un momento.

- ¿___? – dijo el Soldado despertándome – tú duerme en la cama – le sonreí.

- No hay problema, es muy cómodo – dije refiriéndome al sofá – tú deberías descansar, perdiste mucha sangre.

- Insisto – dijo sentándose en el sofá.

- Entonces compartiremos el sofá porque no me pienso mover de aquí – me crucé de brazos, me levantó con su brazo de hierro – oye ¿qué haces? Suéltame – me llevó hasta la cama y me lanzó sobre ella – se te abrieron los puntos, genio – dije señalando la herida, me paré y lo empujé con fuerza a la cama – quédate ahí – dije para volver a traer el botiquín para sacar los hilos y volver a coserla.

- ¿Dónde aprendiste a hacer eso? – me preguntó mientras cosía la herida.

- En Polonia ¿recuerdas que te mencioné que una señora me dio su apellido? – asintió – bueno, ella era enfermera, aprendí de ella y trabajé algunos años ayudándola, atendiendo pacientes.

Solo tú (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Where stories live. Discover now