Metamorfosis © - El resurgir de las tinieblas (PRIMER BORRADOR) | ✓

LXXIV

"Virulent"

"Venenoso y destructivo;

Hostil"

Tinta corrida, textos que parecían extraídos de los rincones más oscuros de la mente de un poeta, un paraíso negro dotado de encanto ciego, belleza oculta entre la negrura y el sufrimiento, detalles soberbios que se infiltraban entre el caos y la miseria. Era aquella la tierra en que las tipografías a mano y bordes dorados habían transportado a Viorica, aquellas páginas amarillentas que la atraparon con sus leyendas, los secretos que, como Rómulo le había traducido del título, pertenecían a los guerreros de sombra y jade, el prestigiado clan Koplov.

"Nacidos del barro y las cenizas,

Nuestras hachas trazaran el camino,

Silenciaran a nuestros enemigos,

Derramaran la sangre de los impíos."

Aquellas palabras de inicio habían sido las causantes de que la colorada divagara toda la clase, como pudiera sentir en ella la actitud salvaje y desaforada de los primeros Koplov, aquellas bestias fornidas de tierras laderas que hasta el día de la fecha muchos aun rememoraban, la sangre que corría por las venas de Ionel y ahora entendía porque.

En un principio los Koplov habían sido osados e incontrolables, verdaderos monstruos sin orden o ley, o al menos de aquella forma lo contaban aquellas páginas, los pocos fragmentos que detallaban la vida antes de las leyes y Viorica había ojeado brevemente, relatos que guardaban ciertas particularidades, características o actitudes que le recordaban a Ionel.

- "No importa de dónde provengas siempre que tu luz brille por la paz, que tu oscuridad luche contra el mal."- Citó entre susurros las palabras de un viejo privilegiado, al parecer uno sumamente importante, sin llegar a comprender del todo porque Doira habría pensado que le serviría aquel libro.- Que la luz brille por la paz... Que la oscuridad luche contra el mal.- Repitió recostándose sobre su pupitre, observando el aula que contenía sus pensamientos, que no permitía a sus compañeros explayar sus mentes, conteniendo aquel aura negativa, frustrada por los incidentes y los finales que los esperaban a la vuelta de la esquina.- Luz u oscuridad, bien o mal.- ¿Acaso era posible, seres de luz y sombra? Criaturas cuya naturaleza no las encasillaba en el bien o el mal.- Que delirio...- Rio por lo bajo, pensando que de ser cierto, si existiera la mísera posibilidad de que existieran aquellos seres de luz, posiblemente serian enemigos naturales, muy opuestos a ellos.- Aunque...- Tomó con confusión el medallón que colgaba en su cuello, recordando el cementerio de Edelweiss, la tumba que lo tenía presente, los sueños que ahora en ella resultaban recurrentes. No era extraño que aquellas ideas de personas aladas o demonios con cuernos le resultaran imposibles, pero ¿Que tantas posibilidades había de que no fueran ciertas?- Si nosotros somos hijos de la oscuridad ¿Quiénes son los herederos de la luminosidad?- Susurró con lágrimas cristalizando su mirada, aquellos ojos cargados de recelo que se posaban sobre el pupitre a su lado, la cruz escarlata que resultaba rugosa ante su tacto, la misma que había sido dibujada en el pecho de Jalil y, hasta el día de la fecha, aun permanecía marcada en su memoria, marca con sangre en sus pensamientos.

< ¿Acaso también fue nuestra culpa? Apagamos su luz de igual forma que los Rebeldes lo hicieron contigo> Pensó para sí invadida por el silencio de la habitación < ¿Están ocultos entre nosotros? Acaso...>Apretó con fuerza el medallón que posaba sobre su cuello, observando a sus compañeros, como habían enmudecido ante la presencia sombría del muchacha que se habría paso con el uniforme desarreglado, con la mirada ambarina más fiera que nunca, clavada sobre su presa, aun con el sabor amargo que la disputa tanto con sus padres como con la rectora le habían dejado en la garganta. < ¿Su luz podría ser tan potente como para librar a alguien de las garras del mal disfrazado de oscuridad?>