Capítulo treinta y seis

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Pasaron las semanas y cada vez estaba mas en casa de Mel que en la mía

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Pasaron las semanas y cada vez estaba mas en casa de Mel que en la mía. Había tenido algo de reparo en ver a su tía dado que no se llevaba muy bien con ella dentro del instituto. Pero se llevó una sorpresa cuando la recibió con una sonrisa y los brazos abiertos.

Morgana les había dejado estar en el salón todas las tardes viendo películas empalagosas que le encantaban a Mel. Había preparado un montón de aperitivos dulces y se había asegurado de que los pudiera disfrutar, espolvoreando por encima una poción para que mi estomago los pudiera digerir.

Después de cenar la bruja nos había comentado historias sobre el pasado, todo lo que había aprendido de los libros y de sus propias experiencias. Observé como los ojos de Mel resplandecían ante esas historias y como el anhelo de ver mundo crecía en su interior. Era una lástima que no pudiera salir al exterior.

Me había prometido a mi misma que haría todo lo posible por salir a fuera con ella y ver mundo. Enseñarle mi ciudad, viajar donde ella quisiera y hacernos todas las fotos posibles para guardarlas como recuerdo.

A la hora de dormir, aunque yo no durmiera, nos metíamos en la cama. Mel me abrazaba y me susurraba cosas románticas al oído y yo como loca enamorada que estaba me las creía todas. Me encantaba enroscar mis dedos en su rubia melena y enterrar mi cara entre sus grandes tetas.

Era feliz, y me encantaba poder besar a mi novia hasta que esta se quedaba dormida. Una de aquellas noches no aguantamos más y nos dejamos llevar por la pasión y el desenfreno. Su sabor en mis labios era el elixir de la eterna juventud.

Y reíamos, su risa era contagiosa y su felicidad hacía que mi corazón se derritiera. Porque no solo estaba consiguiendo que fuera feliz sino que además creía que me merecía esa felicidad a su lado.

En el instituto las cosas iban bien. Los cotilleos sobre nosotras se habían detenido, e incluso ya no me caían tan mal sus amigas. A veces hacíamos planes todas juntas y tenía que admitir que era agradable hablar con más gente.

Pero todo lo bueno llegaba a su fin y la última prueba se acercaba. Una tarde vino a visitarnos Lilith. Apareció en medio del salón, Morgana que estaba en la mesa leyendo un polvoriento libro alzó la cabeza mientras nosotras dejábamos el juego de mesa que en aquel momento captaba toda nuestra atención.

—Lilith —dijo la tía de Mel.

—Me alegro de verte Morgana— la súcubo sonrió ante la atención que estaba recibiendo.

—Vengo a traeros noticias.

—No parece que se algo bueno—dijo Morgana.

—Depende del ángulo por donde lo veas.

— No nos mantengas más con la intriga —dije.

Le dí la mano a Mel para apoyarnos mutuamente.

—La próxima semana es la última prueba.

—Normalmente nos lo comunica Michael.

—Esta muy ocupado últimamente. La coronación y la boda lo tiene absorto.

Instituto InfernalWhere stories live. Discover now