42. Ojo por ojo

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—Me queréis ver la cara de estúpida, ¿no?

—Tampoco creíais que yo podía estar vivo y heme aquí. Yo solo he dicho la verdad.

—¡Mentís! Esto es seguro una estratagema contra Bothwell. Una para que yo desconfíe de él y su lealtad, ¿verdad? ¿Con que propósito? Y ¿quién os lo ha ordenado?

—Su Gracia, dadle una oportunidad y escuchadlo hasta el final. Por favor. Luego podréis sentenciar —le suplicó Dom.

Más confusa aun, accedió a que prosiguiera.

—Esa estratagema del abrigo, no fue hecha por el ex conde de Moray, ni estaba dirigida para vos. Esto fue hecho por Bothwell, como una manera de quitar a Moray de su camino.

—¿¡Como que no estaba dirigida hacia mí!? Y, ¿qué camino? No estoy entendiendo nada.

—No comprendéis, porque vos seguís creyendo que ellos dos se estimaban como hermanos, ¿no es cierto? —le replicó.

—¿Y que no era así? —dudó la monarca.

—Aunque ellos dos siempre fueron muy cercanos. Los sentimientos no eran los mismos. Francis siempre le mantuvo un gran resentimiento y envidia a James. No por sus bienes, sino porque James desposó a la única mujer que él siempre quiso. Su excelen...

—¿Elizabeth? ¿Mi prima?

—Si, ella. Nunca pudo llegar a entender como ella eligió a un don nadie, cuando él era todo un conde. Por eso maliciosamente, pasó inmerso por años al lado de esa familia. Fantaseando retorcidamente de que algún día, Moray ya no existiría y él podía suplantarlo. Pero como eso se veía tan imposible, poco a poco empezó a sabotearlo a expensas de la ciega confianza que él otro le tenía. James nunca fue un mal hombre, ni un mal padre, hijo, amigo y tampoco un mal súbdito. Lo sabotearan. Tanto en las tierras que invadió de los Gordon y luego con lo del abrigo. Fue Francis el detrás de todo ello.

Escuchaba y no podía creer; ni procesarlo.

—Ni siquiera... Ni siquiera puedo...

—Los lobos también se visten de oveja, Su Gracia. Y este es uno de esos casos.

—Si... es cierto todo eso que decís, ¿qué demonios tengo que ver yo en esa afrenta personal y, pasional? ¿Por qué tal desquiciado engaño? —recelosa, se le volvió a acercar.

«Espero os guste mi presente, como símbolo de nuestra existente relación y como una petición, a que perdonéis las llagas del pasado... Y que consideréis la posibilidad de reivindicar nuestros lazos...»

—El detonante de ese plan, era que James pretendía hacer las paces con la corona y que restablecieran a su familia en la corte. No mentiré, era un hombre ambicioso, pero no uno dispuesto a lo que sea por conseguir sus pretensiones. Y esa idea le alarmó a Francis, ya que sabía que la influencia de James no era cualquier cosa. Este podría conquistaros a vos con solo su reluciente carisma y nobleza. Y eso si no lo iba a permitir, puesto que él tampoco por el historial de su antecesor, su tío, era bien recibido en la corte. No podía dejar que James se engrandeciera más, con cosas, que según él, solo y exclusivamente él se merecía. Por eso mismo, al principio si buscó la ayuda del ex Conde de Huntly.

—¿Entonces ambos planearon todo?

—No. Al principio Gordon escuchó sus susurros. Si, estaba muy enfadado por lo que según "James había hecho con sus tierras". Sin tener la menor idea, de que en realidad estaba negociando con el mismismo diablo autor de ello. Pero a último instante, este se retractó. Este era un hombre que enfrentaba las cosas cara a cara, no intrigado suciamente... Entonces Bothwell tomó como final recurso, la pretensión de James.

Coronada en Gloria ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora