Estuvo anonadado, pero más lo estuvieron Hal, Castiel y Alhaster cuando nos escucharon cantar un desafinado feliz cumpleaños para el lobo que nos miró enternecido y algo avergonzado.

Las carcajadas fueron inevitables y, mientras comimos, contamos a los no familiarizados con la Tierra todo sobre nuestras celebraciones infaltables. Incluso yo aprendí de Cassie que, en el hogar de los desterrados, se celebraban casi todas las fechas especiales para que las criaturas se adaptaran a las tradiciones.

También, que la mayoría en aquel lugar usaba apodos o nombres sencillos, para que la adaptación fuera más rápida. Resultó que Piwi no era el nombre del ogro, esa había sido la forma cariñosa en que mi madre lo llamaba, y que Cassie era una abreviación de su nombre de hada. Uno que no quiso compartirme, a pesar de mi insistencia.

—¿Por qué algo tan grande por un año más de viejo? —nos interrumpió Brennan, cansado de escucharnos hablar de tradiciones que él ya conocía, pues había estado varios años en la Tierra.

Haliee, quién sí estaba emocionada escuchando las historias, se quejó, pero no se atrevió a insultar al lobo, como sí lo habría hecho el hada.

—Porque eres especial para nosotros —respondí con solemnidad y le ofrecí una sonrisa.

—Yo cocinar por Brennan —continuó Piwi, mientras aplaudía con euforia—. Festejar Brennan.

—Deja de ser tan idiota y solo agradece —replicó Alhaster, quién ya perdía la paciencia.

—Solo estoy sorprendido, lagartija, pero gracias, Ilora —dijo devolviéndome la sonrisa—. Gracias a todos.

Quise aclarar que no había sido mi idea desde el principio, pero un «no se te ocurra abrir la boca», del hada en mi cabeza fue suficiente aviso para que mordiera mi lengua y me tragara cualquier explicación.

—¿Quién cazó esto? —cuestionó Brennan, que con avidez devoraba un gran trozo de carne. Empezaba a cuestionarme si era la única que no podía comer más de una pequeña porción. Además de Haliee, por supuesto—. Si fue el hada...

—Fue Ilora —intervino Castiel con rapidez, impidiendo que Cassie argumentara algo en su contra.

De ese modo, con Haliee y Piwi concentrados en una conversación propia, Cassie ignorando a un Brennan más concentrado en su plato que en el resto, y Haru charlando con Luigi, me levanté para estar más cerca de mi dragón.

—¿Cazaste sola? —preguntó Alhaster curioso, permitiéndome recostar contra su cuerpo y cubriéndome con sus alas—. Tú no puedes matar.

No pude evitar la sorpresa al saber que Castiel no era el único que había concluido aquello.

—En realidad lo hizo Castiel, pero prometió ayudarme —expliqué.

—Un paso a la vez, Ilora —susurró con tanta calidez que no pude evitar sonreír.

—A veces, me pregunto qué tan buena es Lía en todo esto.

—Muy buena, Ilora. Es letal. Fue entrenada por excelentes maestros, incluidos Kay y yo, también la ayudamos durante años.

No pude evitar sentir un poco de envidia, ella había tenido todo lo que yo no, no solo de parte de su propio protector, sino que también del mío. Me hubiera gustado tener esa oportunidad, haber compartido todo ese tiempo con Alhaster.

—¿Es arquera? —pregunté por curiosidad.

—No, ella utiliza armas pequeñas. Es buena en el arte de la espada y tuvo entrenamiento en arquería, pero no son artes que disfrute ni en las que sea tan diestra.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Where stories live. Discover now