—Solo estaba pensando. No planeo perderte de vista pronto, así que puedes estar tranquilo —dije y me obligué a levantarme, al ver que ya eran muchos elfos frente a mí.

"Y muchos perdieron sus hogares y hasta animales por luchar en tu nombre", me dije a mi misma y no pude evitar que mi mirada se fuera al suelo, intentando alejar mis estúpidas conclusiones.

—Arriba el ánimo, lo que lograste en este reino fue increíble —me alentó mi dragón. Lo único increíble era que él supiera las palabras adecuadas para ayudarme.

—Estoy bien, creo que ahora solo me preocupa la plática pendiente con mi padre —confesé recordando que él necesitaba hablar conmigo.

Busqué con la mirada a mis compañeros y los hallé a dos metros de distancia; Cassie había vuelto y estaba junto a Brennan, Haliee, Piwi y mi padre, mientras mi padrino estaba aún más lejos en el cielo, suponía que para no estorbar a nadie.

—Te ayudaría, pero tampoco me has contado nada al respecto.

Antes de que pudiese decirle algo, sonoras trompetas llamaron la atención de todos.

El rey y la reina, ambos con hermosas túnicas blancas, caminaban seguidos de Liatris, con su usual atuendo, y Castiel.

—Princesa Ilora —llamó el rey cuando se detuvo en frente de nosotros. En su rostro se reflejaba algo similar a la alegría y el orgullo. La reina, en cambio, se mostraba más calmada y asertiva, como Eu Sung cuando hacía algo bueno—. Estamos aquí para felicitarte y mostrar nuestra gratitud al ser honrados con tu presencia en nuestro reino.

—Su majestad —dije al inclinarme en frente de ambos. Suponía que allí no podía llamarlos por sus nombres—. Es un honor para mí el haber tenido la oportunidad de aprender con ustedes; jamás podré agradecerle toda la atención prestada, la confianza y sobre todo la fe que pusieron en mí y en mis capacidades.

—De pie, Ilora —ordenó Steven con autoridad y sonreí al ser consciente que su tono era más de amistad que de otra cosa.

Obedecí sin dejar de mirar a los reyes y esperé que continuaran lo que sea que se proponían. Sin embargo, el silencio en el lugar solo lograba hacer que mis nervios aumentaran.

—Para ser sincero, dudaba que fueras la princesa que todos dábamos por muerta, pero conociendo los resultados de todas nuestras pruebas, debo retractarme y ofrecerte esto...

Quise reír ante su divertida elección de palabras, pero en ese momento, uno de sus guardias reales se inclinó frente a mí y me ofreció un papel enrollado, como si fuese un pergamino, atado con un listón rojo.

—Tómalo, Ilora —me instó la reina.

No había sido consciente de que todos esperaban que reaccionara. Mis manos tomaron con firmeza el pergamino de un amarillo tan oscuro que me recordó al oro. Todo en los elfos gritaba superioridad y elegancia y el solo asombro general me dijo que no era una presentación común.

—Te has ganado el reconocimiento del reino élfico, dentro encontrarás mi sello real con un mensaje hacia quien te impuso este desafío —explicó el rey a la vez que yo desataba la cinta y extendía el papel frente a mis ojos.

El sello de los elfos no era más que la representación de Shara con su arco y flecha, sosteniendo en su punta un listón con el lema del reino.

Mi vista entonces estuvo en las palabras impresas a Lordania y me sorprendió escuchar al rey recitarlas al tiempo.

—Yo, Steven III, como representante del reino élfico, elijo abandonar las leyes lordinas y asumir las consecuencias que eso conlleve.

Envolví otra vez el pergamino. La emoción no me dejaba articular palabras.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Where stories live. Discover now