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Después de comer, Ethan invita a Elizabeth a dar un paseo por el jardín, mientras a mí simplemente me ignora, como suele hacer. Cuando se retiran, observo el rostro de satisfacción de la pequeña condesa y el de preocupación de la servidumbre.

— ¿Alguien puede prepararme un caballo? —digo en voz alta, haciendo que una de las chicas asienta y salga del comedor—. Estaré en mi habitación. ¿Podrían llevarme ropa apta para montar?

— ¿A qué se refieres con ropa apta, milady? —me preguntan.

— Quiero unos pantalones. Montar con vestido es algo incómodo —digo saliendo del comedor—. Ah, y quiero una camisa. Gracias.

Cuando llego a mi habitación, me saco el vestido y espero a que traigan mi ropa. Siempre que podía o tenía la oportunidad de montar un caballo, lo hacía, porque me siento libre, tranquila, entre otras cosas, y creo que tranquilidad es lo que más necesito en este momento. No sé si Amber sabe montar caballos, pero es lo que menos me importa. Puedo inventar que aprendí en algunas vacaciones o simplemente viendo a mi padre, pero necesito salir.

— Su ropa está aquí —escucho desde el otro lado de la puerta.

Dejo entrar a la chica, que cuando me ve solo en "ropa interior", la cual está oculta por un camisón blanco, que también es considerado ropa interior, se sonroja.

— Conseguimos un pantalón de su majestad el príncipe, que ya no utilizaba porque creció, y una camisa igualmente del príncipe. Además, traje un cinturón por si los pantalones no son lo suficientemente pequeños para usted, duquesa —dice entregándome la ropa, en mis manos— y su caballo la está esperando en los establos.

— Toma asiento. Quiero que me lleves a los establos —le digo con una sonrisa, mientras cierro la puerta—. Me cambiaré y nos vamos.

Entro al baño y me quito el camisón, procediendo a ponerme los pantalones, los cuales me quedan bastante grandes. Sabía que era delgada pero no para tanto. Una risa sale de mí cuando estoy completamente vestida, todo me queda grande, pero gracias al cinturón los pantalones no se me caerán y la camisa no importa si me queda grande.

— Se ve muy bien —dice la chica sorprendida.

— Gracias, me pondré las botas y salimos.

Cuando llegamos al establo, veo cómo todos se me quedan viendo sorprendidos, debe ser porque estoy utilizando pantalones, pero decido omitir las miradas e ir directamente al caballo, el cual es negro y muy bello.

— Duquesa, este es Lino, uno de nuestros mejores caballos —me dice un hombre mayor—. Por si sucede algo, la acompañarán Luka y Theo, quienes se dedican a cuidar caballos —dice presentándome a los dos chicos, uno es de cabellera negra y el otro tiene el cabello marrón y su rostro se me hace extrañamente conocido.

— Muchas gracias, por acompañarme —les digo a ambos.

Veo cómo uno de los chicos, el cual creo que se llama Luka, trae un banquito para probablemente ayudarme a subir, pero cuando está a punto de dejarlo en el suelo, me subo al caballo sin ningún tipo de ayuda.

Nadie dice ninguna palabra y veo cómo los chicos se suben a sus caballos preparados para salir. Todo se ve pequeño desde esta altura y una sonrisa aparece en mi rostro antes de hacer que el caballo salga disparado del establo. El viento hace que mi cabello se mueva alocado por todas partes, me hace sentir libre y me hace olvidarme de todo esto, cuando avanzo bastante me giro a ver dónde están los chicos, los cuales vienen bastante lejos.

— Nunca pensé que la Duquesa supiera montar caballos —dice Luka— nos sorprendió.

— Si, esperábamos dar algún paseo tranquilo, pero salió tan veloz —dice Theo con una risa.

— Lo siento si no les avise ¿viven en palacio?

— Si —me responden ambos.

— Yo fui huérfano por mucho tiempo hasta que mi padre, el Chef de palacio me adoptó como su hijo —me cuenta Luka.

— Y yo soy hijo de una trabajadora —dice Theo.

— ¿De Luz? —le pregunto, pensando en su parecido.

— Si ¿la conoce? —me pregunta.

— Si ella me hizo esto —les muestro mis manos vendadas— me caí y resulté herida, pero tu madre me ayudo a curarlas.

Continuamos con nuestro paseo, hasta que veo como el sol se oculta y decidimos volver a palacio, mientras regresamos, los chicos me piden irme entre medio de sus caballos, debido a que ya está oscureciendo y podría haber ladrones o alguna amenaza como lobos.

La sola idea de pensar en ladrones o lobos me aterra así que obedezco a los chicos. Mientras vamos en los caballos, un ruido hace que vayamos un poco más rápido, pero de la nada veo como una manada de lobos, aparece desde unos arbustos y derriban al Theo con su caballo, quien es el primero en la especie de fila que vamos. Me detengo, pero cuando estos a punto de hacerlo, veo como Luka se baja para ayudar a Theo y golpea a mi caballo, para que este salga corriendo.

— Duquesa, no se detenga por nada —me grita— avísenles a los guardias del accidente.

Apresuro más a Lino, para que lleguemos lo antes posible a palacio, ya que no quiero que ninguno de los chicos resulte herido. Cuando llego, paro al caballo haciendo que se levante bastante polvo y saltó rápidamente.

— Theo fue atacado por unos lobos y Luka se quedó para ayudarlo, hagan algo —les gritó. Los guardias que están ahí toman a Lino y se van rápidamente a ayudar a los chicos.

Escucho como abren las puertas de los establos y salen otros dos guardias en caballos, siguiendo a los primeros quienes están compartiendo a Lino.

— Duquesa ¿se encuentra herida? —me pregunta un hombre anciano, de hace rato.

— No, deben apresurarse y encontrar a los chicos —le respondo, un poco alterada.

— Tiene sangre en su manga —dice tomando mi brazo.

Duquesa Vinsonneau |FINALIZADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora