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Después de la curación, tengo que ir a mi cuarto a cambiarme de ropa. Al salir de mi habitación, con un nuevo conjunto que lleva corsé, escucho risas desde uno de los tantos salones, así que discretamente me acerco y veo a Elizabeth junto con unas tres chicas más bebiendo té.

— El príncipe me envió flores hoy y a Amber nada —dice Elizabeth riéndose—. El príncipe debería elegirme a mí y dejar que esa señora se vaya del palacio.

¿Me dijo señora? Solo tengo dos años más que ella. No reconozco a nadie que esté acompañando a esta malcriada, pero se ríen con mucho entusiasmo de sus "bromas".

— Duquesa, puedes entrar si lo deseas. La joven condesa está teniendo una fiesta de té con sus damas de compañía —escucho una voz a mi espalda.

— No, gracias. Estoy bien —respondo a la mujer que lleva una gran bandeja con dulces—. ¿Puedo tomar uno?

— Por supuesto. Si deseas, puedo llevarte té y dulces a tu habitación —me dice, levantando la tapa de vidrio.

Asiento, pero cuando abre la puerta, decido entrar junto con ella y veo cómo el rostro de Elizabeth cambia, al igual que el de sus damas.

— Am... es decir, Duquesa —dice levantándose para hacer una reverencia—. Me disculpo por no haberla invitado a nuestra pequeña reunión, pero no estaba en su habitación.

— No te preocupes, Elizabeth. Solo estaba acompañando a esta mujer y me disculpo de antemano por haber robado uno de tus dulces —le sonrío.

— ¿Qué les pasó a tus manos? —me pregunta una de las chicas junto a Elizabeth.

— Tropecé y caí en los jardines —respondo cortante—. Bueno, si me disculpan, me retiraré.

Mientras camino a mi habitación, pienso en Nina. Seguramente podría hablar con ella en estos momentos. ¿Por qué no tengo damas de compañía? Me recuesto en mi cama y comienzo a pensar en qué cosas podría hacer en este enorme palacio para no aburrirme. Muchas ideas vienen a mi mente, pero no puedo hacerlas ya que requieren tecnología. Posiblemente si tuviera mi teléfono estaría revisando mis redes sociales o viendo videos graciosos de internet.

— ¡¿Qué puedo hacer?! —grito aburrida.

— ¿Duquesa? —escucho desde afuera de mi habitación.

Me levanto rápido y estiro un poco mi vestido mientras corro a sentarme en una de las sillas que hay.

— Adelante —intento decir con naturalidad.

— Le traje té y algunos dulces —entra la mujer que estaba en la fiesta de Elizabeth.

— Verdad —recuerdo—. Muchas gracias, estos pastelitos están muy ricos —digo mientras saco otro de la bandeja.

— Los prepara el chef de palacio —me dice riendo—. Es muy buen cocinero y pastelero.

Asiento y le doy las gracias nuevamente antes de que se vaya de mi habitación. Luego de mucho tiempo, nos llaman a almorzar a todos juntos. La verdad es que después de los dulces que me comí, el apetito es lo que menos tengo, pero aun así decido bajar. Cuando llego, me doy cuenta de que al parecer solo seremos los tres y que soy la última en llegar.

— Pueden servir el almuerzo, al fin la duquesa decidió unirse a nosotros —dice Ethan, con un tono algo molesto.

— Deberías relajarte un poco —le digo cuando me siento, dejando de lado las formalidades.

Veo cómo Elizabeth me mira sorprendida al escuchar cómo le hablo al principito, pero la verdad es que no estoy de humor como para respetarlo y tolerar su gran humor.

Duquesa Vinsonneau |FINALIZADA|Where stories live. Discover now