CAPÍTULO 55

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Cuando empezamos a jugar las primeras preguntas, eran preguntas tontas y para conoceros mejor unos a otros; después empezaron a ser un poco diferentes. "¿Alguna vez has robado algo?" "¿Le has escondido ropa a alguien mientras se duchaba?" Todas y cada una de ellas eran pregunta que traían consigo una anécdota llena de risas. Pero sin darnos cuenta las preguntas se han vuelto más rebuscadas, intimas e incluso, vergonzosas para quien tiene que responder.

– Verdad – dice Lucas para contestar a la famosa pregunta. "¿Verdad o reto?".

Todos los chicos, excepto Lucas, se miran unos a otros, y como si tuvieran el poder de leerse las mentes entre ellos deciden una pregunta para el único chico que no está dentro del plan.

– ¿Qué intenciones tienes con Vicky? ¿Una noche loca o algo más que eso? – Fernández pregunta mirando directamente al chico.

El ambiente se pone un poco tenso tras haber formulado la pregunta. Niego con mi cabeza varias veces pensando es que esa clase de preguntas no deberían contestarse por un juego, pero en mi interior deseo saber la respuesta a esa pegunta.

Tras unos breves segundos de silencio, el chico responde.

– Quiero mucho más que una noche loca. – El silencio que se crea después es un silencio que busca respuesta, reacciones, opiniones, sentimientos... pero solo Vicky puede romper ese silencio.

– ¿En serio? – pregunta ella mirándole con un brillo especial en los ojos.

Lucas asiente y acaricia la mejilla de la chica cuidadosamente, temiendo romperla. Mi amiga sonríe ante este gesto y coloca su mano encima de la de Lucas. Ellos se han olvidado de que tienen público; ahora mismo ellos son los importantes, y que nosotros, que solamente miramos la escena, no importamos. Cuando vuelven a la realidad, la vergüenza se presenta en ellos, haciendo que Vicky sonrojada baje la mirada y se muerda el labio.

– ¡Me toca! – exclama Samuel atrayendo todas las miradas menos la de los dos chicos y la mía.

Lucas lentamente levanta el rostro de la chica y le deja un beso en su frente, para después sonreírla y girarse hacia Samuel y preguntar:

– ¿Verdad o reto?

El juego sigue, Samuel, Mati, Hugo, Oliver... se van haciendo diferentes retos y descubriendo verdades que puede que ninguno se imagina. Hugo llamó a un número desconocido y nada más que descolgó el hombre a quien llamábamos preguntó: "El trabajo ya está hecho. ¿Dónde dejo el cuerpo?", asustando al hombre que descolgó y haciendo que todos nosotros riéramos. Samuel, que eligió verdad tuvo que confesar una fantasía sexual.

– Te toca, Iván. – dice mi novio, después de beber un poco de agua de su vaso. El chico solo asiente y espera al reto que le toca hacer. – Besa a quien te parezca más guapo. Da igual, chica o chico.

Todos esperamos que algo suceda. Nadie sabe exactamente que esperamos.

Veo como Lucas pregunta susurrando al oído de Vicky lo que pasa, y ella de la misma forma le cuenta un pequeño resumen.

El chico retado se levanta y se dirige hasta nuestro amigo y se sienta detrás de él.

Fernández lentamente se da la vuelta para mirarle a los ojos.

Adrián me contó que Iván le dijo a sus amigos que le gustaban los chicos a finales de este verano, sus amigos reaccionaron bien según lo que me contó Adrián; que le contó Iván, ya que él no fue con ellos. Los chicos empezaron a hacer comentarios, un tanto peculiares, pero nunca contra él o sus gustos.

Iván sujeta la cara de mi mejor amigo con sus manos en las mejillas del otro y se acerca a sus labios. Es solo un roce, no dura más de tres segundos, el chico retado se empieza a apartar para volver a sentarse donde antes, pero Fernández tiene otros planes.

Antes de que Iván se levante para volver a sentarse en su sitio, le agarra de la camiseta y estampa sus labios contra los de Iván. Este se sorprende, pero cierra los ojos y disfruta del beso.

Cuando se separan, Iván en vez de volver a sentarse para continuar jugando, sale del salón por la puerta que da a la cocina. Después oímos como otra puerta se abre, seguramente la de la terraza.

Mi mejor amigo se queda unos segundos estáticos donde está, pero cuando oímos que la puerta hacia la terraza se ha cerrado, él sale en la misma dirección que el chico, persiguiéndolo.

– ¡Wow! – dice Lucas para romper el silencio. – Eso ha sido bastante intenso.

Después de esperar unos minutos no aparecen, así que decidimos continuar con el juego.

– Reto – dice Elías.

– Llama al padre de Olivia – empieza a decir mi amiga Vicky. – Cuando conteste dile algo, lo que sea, pero tienes que hablar con él.

Elías saca su teléfono y busca el contacto del padre de Olivia. Seguramente lo tiene por si a ella le pasa algo y tiene que llamar a un familiar. Cuando el teléfono está comunicando lo pone en altavoz y lo deja sobre la mesa. Todos nos callamos para no molestar.

– ¿Sí? – dice desde la otra línea el padre de Olivia.

– Hola, soy Elías, – al ver que la respuesta solo es silencio continúa hablando para aclarar quién es. – Soy el novio de su hija. ¿Le pillo en mal momento?

– ¿Qué quieres? – pregunta el padre de Olivia, dejando claro que no está ocupado.

– Quiero pedirle disculpas. – Eso nos sorprende a todos, incluida a Olivia. – No cumplí mi promesa. Le prometí que no le haría daño, pero no he podido no hacerlo.

– Continua – dice el padre de Olivia, pero no lo hace con dureza y enfado, sino dulce y paternalmente. Aunque el padre y los hermanos de mi amiga sean sobreprotectores, y alguna vez le monten el numerito a Elías de hermanos protectores, ven en Elías a un hijo o un hermano más.

– Le hice daño, la hice llorar y cometer una estupidez. No sabe cuánto me arrepiento. – Para un segundo y empieza a hablar mirando a Olivia. – Ella tendría que odiarme, pero me ha perdonado. Me sonrió cuando debió estar enfadada. Y ahí me di cuenta de cuanto la amo en realidad. Sé que estoy roto, que no parezco alguien sepa amar; yo tampoco me veía amando a alguien, hasta que apareció su hija en mi camino. Y estaría mintiéndole si le digo que no la amo, porque la amo cada día más. Y me arrepiento tanto de hacerla daño, ¿Quién me dice que no va a suceder otra vez? No quiero hacerle daño, quiero verla reír. Quiero que sea feliz.

Cuando termina de hablar una lágrima recorre lentamente su mejilla derecha, pero no hace nada para impedir que llegue hasta su barbilla y caiga en su regazo.

– Hijo, – dice el padre de Olivia. – lucha por ella, te quiere, hazla feliz. Ese es mi único consejo.

– Gracias. – dice Elías sin despegar la mirada de la chica quien se encuentra sorprendida ante las palabras del chico. Sin más que decir, el otro lado de la línea cortó.

Antes de que Elías dijese una palabra más, Olivia empezó a hablar:

– A la mierda el tiempo. – Nada más decir eso besó a Elías. Le besó por todos esos besos que no se han dado, por esos sentimientos que tiene uno en el otro, por los momentos que pasaron juntos; le besó porque le quería.

Por la puerta de la cocina aparecen Fernández e Iván. Ambos con los labios hinchados, pero con una distancia entre ellos, que en el fondo quieren romper, pero ninguno lo hace.

Mi mejor amigo mira la escena sin creérselo, y nos mira a todos buscando una explicación.

– ¿Nos vamos un segundo y otros ya se están besando? – pregunta con sorna en la voz. – La terraza ya no está ocupada... – después de decir eso Iván le mira y le da un manotazo en el brazo.

– ¡Eso digo yo! – dice Alex, para luego girarse hacia Lucas. – ¡¿Cuándo la vas a besar tu?!– dice refiriéndose a Vicky. – He apostado diez pavos.

– ¡¿Habéis apostado?! – grita Vicky cuando se da cuenta que significa ese comentario.

Segundos después, todos los que estábamos al corriente de la apuesta empezamos a reír como si no hubiese un mañana.

SOLAMENTE NOSOTROS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora