CAPÍTULO 33

3.4K 210 45
                                    

Sus palabras dejan un pequeño vacío en mi.

-¿Por qué no serías suficiente para mi?- pregunto sin entender muy bien el porqué.

-Alicia, eres maravillosa; y lo vi hace tiempo- no se a que se refiere con eso ultimo, pero antes de que pueda preguntar él empieza hablar- lo ví cuando éramos pequeños, cuando venias todos los días con una sonrisa y dos coletas, cada una con un lazo de diferente color.

>> Desde la primera vez que te vi supe que nunca podría olvidarme de ti.

En ese momento no me mira a mi, sino que mueve su mirada por las vacías paredes. 

-Cada dia veia que me alejaba mas de ti, no sabia como hacer que te fijaras en mí, por lo menos para ser simples amigos. Así que hice lo que mejor sabía hacer. Molestar.

>>Empecé a molestarte para formar parte de tu vida, ser alguien para ti y quedar en tu recuerdo, por lo menos como el chico que te fastidiaba cuando eras pequeña. No estoy orgulloso de mis decisiones, pero no puedo hacer nada ahora. Se que te hice daño y todavía no creo que tu me hayas perdonado, porque yo no lo he hecho a mi mismo.

Junto mi frente con la suya, pero como no quiere verme en este momento cierra los ojos.

-Cada dia descubro que te quiero más que el dia anterior. -digo con un susurro. Pero por la cercanía él me escucha.

Abre los ojos de golpe tras escuchar mis palabras y clava los ojos en mi.

Me observa con esos ojos marrones que aparecen en mis sueños cerrándose poco a poco, pero ahora es mucho mejor: están abiertos y con vida.

Empieza a abrir la boca para decir algo pero le callo con un beso.

Él gustosamente lo acepta y lo profundiza más agarrándome con una mano en la cintura y la otra sube lentamente por fuera de mia ropa por la espalda, casi dejándola en el comienzo de mi cuello.

Al separarnos no sé qué decir.

Es él quien rompe el silencio.

-Quiero intentarlo pecas- hace tiempo que no escucho ese apodo de sus labios- Quiero que seas mi novia. ¿Y tu? ¿Quieres que sea yo tu novio? 

Muchos recuerdos inundan mi mente en segundos. Recuerdos no muy agradables.

-Prometeme que nunca me golpearás- se queda desconcertado por unos segundos, adivinando ya un poco de mi pasada relación.

-Te lo prometo, jamas te levantaré la mano- dice él seguro, haciéndome sentir a mi también. 

-Entonces si, si quiero que seas mi novio.-Le contesto con una sonrisa tonta en mi cara, pero él también la tiene antes de besarme.

…………………………………………

…………………………………………

Estamos tumbados en el sofá viendo una película.

El pecho de mi novio sube y baja acompasadamente desde hace un rato, así que miro hacia él y me encuentro a un Adrián dormido. Decido no despertarle y empiezo a vagar por mis pensamientos.

Si hace un año alguien me hubiese dicho que Adrián y yo acabaríamos siendo novios no le hubiese creído.

Me encanta como suena. 

Mi novio.

Mi Adrián.

Mi imbécil.

Puede sonar un poco posesivo, pero es verdad.

La escena de hace no mucho más de una hora sigue rondando en mi mente. Una y otra vez. En bucle. Uno que nunca me cansaré, aunque ahora que recuerdo bien, no me respondió porque cree que no sería suficiente para mi. 

Voy a demostrarle, que aunque necesite una silla para moverse, será perfecto para mí.

Y con esos pensamientos caigo en brazos de Morfeo.

………………………………………….………………………………………….

Unas caricias en mi pelo me despiertan suavemente. 

-Pecas…- dice una voz lejana- Pecas…- vuelve a repetirse pero esta vez más cerca.- Pecas…- esta vez a la voz le acompaña un pequeño zarandeo. 

Abro los ojos pesadamente y él es el primero que entra en mi campo de visión.

Me sonríe dulcemente y justo después señala con la cabeza hacia la derecha, haciéndome mirar hacia allí para encontrarme a los cuatro progenitores. Cada uno tiene una expresión diferente en su rostro.

Mi madre tiene una ceja alzada preguntándome como hemos Adrián y yo acabar así. Pero en sus labios luce una sonrisa pícara. Al igual que Rosa.

Rosa nos mira alternativamente a su hijo y a mi.

Su padre tampoco tiene una expresión diferente, pero si se nota que está sorprendido.

Mi padre es otro cuento. Mi padre tiene cara de querer asesinar con sus propias manos a Adrián. Pero solo son celos de padre ¿no? El verdadero espectáculo va a venir cuando Adrián y yo le digamos sobre nuestra relación.

-He de ir a ducharme- digo yo levantándome rápidamente del sofá y recogiendo mis zapatos del suelo. Miro hacia Adrián y me mira pidiéndome que le saque de esta situación.- tu tampoco te has duchado, deberías.

La presión suele hacerme decir cosas sin sentido, y esta es una de ellas.

-Es verdad, he de ir a ducharme yo también- dice ya sentado en el sofá. Recojo también sus zapatos mientras él se sube en su silla.

-Yo... Él... Nosotros...- empiezo a intentar explicar la situación de antes - Iremos a ducharnos, sí, sí, vamos a ir a ducharnos. 

Para mi sorpresa mi padre, que está en modo sobreprotector es el primero y único en hablar.
Haciendo un comentario que me hace salir sonrojada de la habitación, ya que en el fondo de sus palabras hay un doble sentido.

-Sí, ir a ducharos, pero si es posible, cada uno en una ducha.


SOLAMENTE NOSOTROS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora