CAPÍTULO 30

3.5K 229 28
                                    

Oigo ruidos fuera de la habitación, hay un poco de jaleo, como si estuvieran buscando algo muy importante; pero no le doy importancia asi que no abro los ojos.
Sigo abrazada a Adrián, con la cabeza en su pecho y los brazos en este mismo. Él a su vez tiene sus manos en cada lado de mi cintura.

Abro los ojos y miro hacia él. Está despierto y mirandome con dulzura. Sus ojos marrones examinan mi rostro, y cuando termina me dice sonriendo.
-Buenos días pecas - y justo despues deja un beso en mi sien.
-Buenos días - respondiendo a su gento me muevo un poco para darle un beso en su mandíbula.
Vuelvo a colocarme como estaba antes, apretando un poco el agarre para que no se valla. Él siente este mensaje y me acaricia el pelo.
Vuelvo a cerrar los ojos, para disfrutar el momento. Sus manos acariciandome el pelo, su olor y su calmada respiración me hace estar tranquila, pero esa tranquilidad solamente dura un par de minutos ya que la puesta se abre con gran estruendo.
Abro los ojos para saber quien ha abierto la puerta con tanto entusiasmo.
La puerta ha sido abierta por Rosa, que aparece con una cara de angustia, temor, agobio...
- ¡Adrián!- grita llamando nuestra atención, pero ella no nos mira a nosotros sino que su mirada vaga por la habitación- ¿Has visto a Alicia...? -la última letra de mi nombre lo dice en un susurro cuando su mirada choca con la mia. Rápidamente se da la vuelta y grita por la puerta por la que ha entrado hace unos escasos segundos. -¡ La encontré!
Unos pasos rápidos se oyen por la casa, indicándonos que viene alguien.
Adrián y yo nos incorporamos; aun que el lo hace mas despacio y con ayuda de sus manos.
-¡Alicia!- grita mi madre, la dueña de los anteriores pasos.- No sabíamos donde estabas, no nos vuelvas a dar un susto tan grande.- mientras hablaba ha colocado sus manos en cada una de mis mejillas y las ha apretado. Al terminar de decir, eso besa mi cabeza, como minutos antes lo hizo Adrián.
............................................................................................

Observo el agua que cubre mis pies. Mis uñas estan pintadas de rojo, rojo pasión.
Estoy en la piscina que hay detrás de la casa, cuya existencia desconocia hasta que mi madre me lo comentó despues de que Adrián se fuera con su padre y mi padre al pueblo a ver un partido de baloncesto.
Parece increíble, pero se ha ido a ver un partido de baloncesto al bar del amigo de mi madre, pero lo peor de todo es que creo que me siento celosa de un partido de baloncesto.

Después de la escena de esta mañana, cada uno se cambió en su habitación y después los hombres se fueron, no hablamos mucho, solo le pregunté sobre si estaba seguro y si quería que lo acompañara; pero mi padre se negó porque iban a hacer una mañana de hombres; claramente ese comentario nos arrancó sinceras carcajadas a mi madre, a Rosa y a mi.

Cuando ellos salieron por la puerta mi madre me lo comentó y desde ese entonces he estado sentada en el borde de la piscina bajo la sombra de un árbol.
Pero no he pasado toda la mañana viendo mis pies en el agua, también he llamado a Fernández.

-¡Hola Alicia! -dijo cuando contestó al teléfono.
-¡Holiii!- le respindi al saludo. Pero antes de que yo pudiese decir caulquier cosa, él hablo primero.
-¿Me llamas porque te has dado cuenta que lo que sientes por Adrián es mas que una simple atracción?
Ante sus palabras me quedé muda, sobre todo por que era verdad.
-Si- admití en un pequeño susurro.
Solo se oía la risa de mi mejor amigo al otro lado de la línea.
-¡No te rias! ¡Esto es serio para mi!- dije yo, pero cayendo también en las risas de mi amigo.
-Vale, vale... -dijo cuando se calmó.- Sabía, corrijo, sabiamos que esto iba a pasar. Se nota a distancia que lo vuestro es mas que una simple atracción de un par de adolescentes.
-Tengo miedo- le dije después de dos segundos de silencio.- ¿Y si no ne corresponde? ¿Y si me corresponde, pero es como Jaime? ¿Y si pasa lo mismo que pasó la ultima vez?.- mis lágrimas amenazaban pir salir, pero me prometí a mi misma que no lloraría más por él.
- Pero ¿Y si es diferente?- me preguntó Fernández como contestación a mis preguntas.- Si no arriesgas no ganas, amiga mía.
Volví a quedar en silencio.
Tenía razón, si no juegas a la lotería nunca podrás ganarla.
-Gracias- fue lo único que contesté cerrando esa conversación.
Nos quedamos hablando unos minutos más, pero omitiendo mis sentimientos y de lo que podria pasar.
Cuando el tuvo que irse hacer la comida, cortamos la llamada dejandome a mi otra vez sola con mis pensamientos.

Ahí es donde me encuentro, recordando mi fracaso amoroso, antes de que la primera lágrima qye antes amenazaba en salir saliera mi madre aparece sentandose a mi lado.

-¿En que piensas tanto? - dijo ella entablando conversación, pero antes que pudiera responder volvió a reformular la pregunta - Mejor dicho ¿En quien piensas tanto?
-En todo en general- le contesto mirando hacia el otro lado de la piscina.
- Creo que ya te lo ha dicho tu mejor amigo, si no arriesgas no ganas.- me giré para verla, ella solo niega sonriendo.
-Pero ¿Cómo?- no creo que mi mejor amigo y mi madre hablen sobre mis sentimientos a escondidas; pero es eso o es mucha coincidencia.
-No soy tonta- dice ella - sé que con quien has hablado, y como segunda madre que soy para él y como otro hoijo es para mi, se lo que te ha dicho, y esta vez tiene razón.
Voy a replicar, y von una negación con su cabeza me indica que no puedo contradecirla, porque en el fondo se que tiene razón.
Después de esto ella solo se levanta y se va, como si no me hubiese dejado un gran lio en mi cabeza.
Es verdad todo lo que me han dicho mi madre y Fernández, pero también esta la posibilidad de que acabase como la última vez.

Otra persona interrumpe mis pensamientos, esta vez es Adrián.

Está sentado junto a mi también metiendo sus pies en el agua.
-Tu madre me dijo que estabas aqui.- sabe que estoy pensando algo importante para mi y que posiblemente no quiera hablar de ello, por eso no me pregunta directamente.
-Estaba pensando.- le dedico una sonrisa, pero no doy más información.
Apoyo mi cabeza en su hombro, y después de unos minutos en silencio, le pregunto:
-¿Es verdad lo que dicen de que si no arriesgas no ganas?- él me mira confundido, pero me contesta igualmente.
-Es verdad- dice Adrián.
............................................................................................
-¡Vamos! ¡Solo faltan unos metros!- me anima Adrián, para que camine un poco más por el camino del medio del bosque.
-¡No puedes hacerme esto!- contesto de vuelta - ¡Hemos pasado la tarde entera viendo una serie sentados en el sofá, no puedes hacerme moverme tanto!
Lo que he dicho no es mentira, pero puede que si sea la ultima parte una exageración, tampoco estamos tan lejos de la casa.
-Ya entiendo porque tus padres te llaman peso muerto para el campo.-susurra/murmura para él, aunque se le forma una sonrisa en sus labios al decirlo.
-¡Te he oido! - le digo cuando le alcanzo. - ¿Que hacemos aqui?- pregunto mirando la explanada que ha frente a nosotros.
-Mi madre me dijo que teniamos que seguir con el cuaderno, y por eso estamos aqui.
>> Hay que fotografiar unas luciérnagas, y según mis padres este es el uno de los lugares donde hay más luciérnagas por la zona.
Como no ha anochecido esperamos un poco, me siento al lado de la silla sobre el camino gris. Adrián y yo empezamos a hablar de cómo le ha ido esta mañana por el pueblo.
Me ha contado que todo bien, al principio incómodo, pero todo bien.
Nuestra conversación cesa cuando no podemos ver muy bien nuestros rotros por la oscuridad que nos rodea y en eso sale la primera luciérnaga.
Al salir la primera las demás la siguen poco a poco, ahora son tres y unos segundos más tarde ocho y asi van apareciendo mas puntitos amarillos en la explanada.
Cojo la cámara rapidamente y doy un paso, poniendome asi mas cerca de las luciérnagas y dejando atrás a Adrián.
Saco la foto y dejo la mochila donde traiamos la cámara y algunas linternas para luego en el suelo. Me acerco un poco a Adrián.
-Son preciosas- digo sin apartar la vista de los pequeños insectos luminosos.
-Igual que tu- dice su voz. Me giro ante el comentario y lo niego riendo y diciendo:
-Eso no es verdad- no pasa más de un segundo cuando mi mirada vuelve a las luciérnagas.
Pero no puedo ver por mucho tiempo los insectos porque Adrián tira de mi camiseta con tanta fuerza que me hace caer en su regazo. Obligandome a apartar la vista del paisaje y mirarlo a él.
Solo nos miramos, él no me aparta de su regazo y extrañamente yo no quiero moverme.
Coloca un mechón suelto detras de mi oreja y me dice:
-Eres preciosa.

No puedo contestarle ya que sus labios están sobre los míos fundiendose en un apasionado beso.

Él coloca sus manos en la cintura y me junta más a él, disfrutando de cada segungo de nuestro beso y yo tampoco me quedo con las manos quietas. Mientras Adrián coloca sus manos en mi cintura y las mueve haciendome unas caricias en ésta, yo le agarro su pelo entre mis dedos acercandolo a mi y así juntando más, si es posible, nuestros labios.

Con este simple beso nos estamos demostrando que en el tan poco tiempo nos hemos ganado un hueco muy importante en el corazón del otro.






SOLAMENTE NOSOTROS DOSWhere stories live. Discover now