CAPÍTULO 48

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Lo primero que veo a llegar al hospital es a una Rosa destrozada. 

Verla en ese estado me pone más nerviosa de lo que estaba antes. Su ropa tiene arrugas y sus tacones ya no están es sus pies, están a su lado. Sus ojos están hinchados y rojos de llorar; su labio inferior está roto, creo que por tanto mordérselo.

Su padre está igual. 

Camina de un lado a otro de la sala de espera. Hay una chaqueta de traje tirada en la silla imagino que es de él. Su camisa está remangada hasta sus codos y por fuera del pantalón que es del mismo color que la chaqueta. 

En ese momento hace un gesto, que me lo he visto más de una vez, pero no a él, sino a su hijo. Se remueve el pelo, no sé si intentando peinarlo o despeinarlo, pero puede que solo lo haga por manía.

-¿Que ha pasado? - pregunto en un susurro llamando la atención de los dos. 

-¡Alicia! - dice Rosa como si fuese un rayo de luz que trae esperanza.

La mujer se levanta y me abraza. 

-No se lo que pasó - explica negando con la cabeza separándose de mi. - estaba bien, se habia preparado para ir al instituto, - sus palabras me dejan helada, lo iba a hacer - y de repente dejó de hablar y cuando lo ví, estaba inconsciente. Traté de que reaccionara con alcohol, pero cuando vi que no funcionaba llamé a emergencias. 

Me siento en el asiento de la sala de espera que no está la chaqueta del padre de mi novio.

-Me dijo que intentaría ir a clases otra vez… ¿Sabes? Has hecho mucho más de lo que piensas, ha cambiado, se le ve mas feliz cuando estás a su lado; aunque últimamente se le veía muy apagado… -dice ella.

Su marido se sienta de golpe en un asiento en la esquina de la sala de espera, pero no dura mucho, cuando el doctor sale y pregunta por la familia de Adrián. 

Sus padres se levantan rápidamente y se acercan al doctor quedando a un metro de él. Yo también me levanto pero me quedo a una distancia prudente, pero la suficiente para poder oír. 

-Adrián está bien, en unas hora se despertará, todavía no sabemos qué ha causado el desmayo. No hemos descartado nada, tanto porque no despierta como por su situación.

Tres suspiros de alivio suenan en la sala de espera. 

-Ahora está sedado, pero despertará en unas horas, pueden pasar a verle.

Vuelvo a sentarme en el mismo asiento a esperar que Rosa y su marido salgan en algún momento para poder preguntarles qué tal está.

Sus padres desaparecen por el pasillo siguiendo al médico. 

Miro a mi derecha y me encuentro la chaqueta y el bolso de los padres de Adrián.

Sobre unos quince minutos después el padre de Adrián aparece en la sala de espera. 

-¡Alicia! -dice como si no me hubiese visto en años -¡Lo sentimos tanto! Ven pasa a verle. 

Sin decir nada me levanto cogiendo los objetos personales para entregarlos a los propietarios. 

El padre de Adrián los coge y me señala el camino.

Miro a mi alrededor y es en este momento que mi pesadilla vuelve a mi mente. Se que Adrián está bien, o eso ha dicho el médico. 

Abro la puerta, y ahí lo encuentro. Tumbado en la cama, pálido y con un monitor de constantes resonando en la habitación.

Una lágrima silenciosa cae por mi mejilla.

SOLAMENTE NOSOTROS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora