74. Directo a los ojos

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Le pregunté a Valentín si podía ayudarme, pero no especifiqué con qué. Quedamos en juntarnos en el lago, pero han pasado como veinte minutos desde que llegué y él ni siquiera ha llamado. Me preguntaba si se había arrepentido de ayudarme, pero sería extraño dado la buena voluntad del brujo. Además, sé que le emocionan las cosas que requieren riesgos a pesar de no poder usar magia negra.

Di media vuelta asustada y me puse en alerta cuando escuché pasos apresurados acercarse hacia mi. Suspiré aliviada cuando vi que era Valentín quien venía con la respiración agitada y la chaqueta en la mano.

—Perdón — dijo recobrando el aliento —. Tuve que resolver un problema a ultimo minuto.

—Está bien — dije divertida por su reacción—. Respira y luego hablamos.

Él asintió y después de un par de minutos en el que respiró lentamente, decidió hablar.

—¿Qué pasó? ¿Por qué necesitas mi ayuda?

— Lo que quiero pedirte esta fuera de los limites y no quiero que pienses en los demás. No quiero que pienses en nuestra familia.

Él frunció el ceño.

— Sabes que es difícil que me pidas algo así.

— Lo que voy a hacer requiere discreción. Nadie puede enterarse — dije.

—¿Qué pasa?

— Necesito poner mi parte de la maldición en otra persona.

Él se alejó un poco para mirarme mejor como si eso fuera a ayudarle a entender lo que le dije.

— ¿Por qué?

— Algo malo va a pasar y cuando eso ocurra, necesito estar desconectada de mis amigos. Si yo muero, que es lo más probable, no puedo estar conectada a ellos. No pueden morir.

—¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo? ¿Qué le diré a Christopher o a Mia? ¿Que maté a su hermana y a su mejor amiga?

— Ellos no deciden por mi vida, Valentín. Planeo matar a Arturo y eso es poner mucho en riesgo. ¿Cuál sería el punto de matarlo si en el proceso mato a mis amigos?

— Pero...

—Necesito tu ayuda, por favor — dije.

— Ese hechizo requerirá mucha magia, puede que la de un hechicero incluso.

— ¿El hechicero de la academia? — pregunté.

— No, él no acepta tratos de ese tipo. Trabaja para la raza y ya.

—¿Conoces a algún otro?

— Sí, pero, de todos modos, yo no podría ayudarte

—¿Por qué?

—Porque requerirá magia negra y sabes perfectamente que no puedo ocuparla. Podría tener consecuencia para ustedes y las marcas.

— Le pediremos ayuda a Kenneth o a Eric — dije.

— ¿Ya encontraste a alguien que quiera tomar ese sacrificio?

Abrí la boca para decir algo, pero la cerré inmediatamente. Él tenía razón. No tenía a nadie en mente y dudo que alguien me quiera lo suficiente como para ayudarme. No podía poner en peligro deliberadamente a alguien más.

Esa persona debía estar dispuesta a ayudarme a como de lugar aunque significara dar su vida por la mía. Las únicas personas dispuestas a dar su vida por mi a ojos cerrado son Julietta o Clemente, pero ambos tienen tantos enemigos y están en constante peligro que sería mortal para mis amigos. Siempre estarían en peligro.

Los Caídos #2- ElementalesWhere stories live. Discover now