16. No sé que pasa

1.8K 193 6
                                    

Las alarmas comenzaron a sonar y estuve a punto de levantarme, pero finalmente decidí seguir durmiendo, ya que una persona menos no ha de importar, ¿verdad? Dormí un par de minutos más, pero desperté e inconscientemente me levanté rápido. Supongo que es la costumbre, pero sentía la necesidad de hacer algo y no sabía qué.

Me vestí rápidamente y saqué una daga que estaba en mi cajón. Al bajar vi solo algunas personas monitoreando las pantallas para saber que sucedía. Al parecer había nuevos ataques, pero esta vez de demonios.

Fui a la ciudad, pero no específicamente a combatir esas cosas, sino que para algo más. Algo que estaba en mi cabeza, una voz que me decía hacer cosas de las cuales yo no era consciente. Me dirigí directo al parque y por la hora, era poco probable que hubiese gente allí. 

Grande fue mi sorpresa al ver a una chica de unos quince años sentada en una de las bancas, totalmente sola. Me acerqué lentamente y pude observar que su rubio cabello estaba completamente mojado. Cuando notó mi presencia, se puso de pie muy nerviosa y yo, al no saber qué hacer, solo moví un poco mi cabeza y dije:

— ¿Estás bien?

— Sí — dijo ella en un susurro.

Volteó a mirar a todos lados nerviosa y pude notar un poco de sangre en su frente.

— No lo pareces — dije riendo.

Ella me miró algo temerosa y dio un paso atrás. En ese momento, sentí esa hambre insaciable en mi estómago. Aquella voz o más bien como una horrible energía me decía que lo hiciera, pero no quería.

Me acerque más a ella hasta estar a centímetros de su cara.

— Aléjate por favor, no me dañes.

— ¿Dañarte? — pregunté divertida —. No quiero dañarte, solo quiero una cosa de ti.

Acaricié su brazo descubierto y ella cerró los ojos asustada.

— Haré lo que quieras, pero déjame en paz.

— ¿Me habías visto antes? — entrecerré los ojos.

Ella asintió.

— ¿Dónde? — pregunté apretando su brazo.

— Tú dañaste a mi amiga hace un par de días.

La miré incrédula y reí.

— Sí, claro — rodé los ojos fastidiada —. Solo necesito que no grites, ¿sí?

Ella asintió rápidamente y yo sonreí. Saqué la pequeña cuchilla del bolsillo de mi chaqueta y sonreí nuevamente.

— No tengas miedo — dije con voz dulce.

Tomé su brazo e hice un corte en su muñeca donde la sangre comenzó a salir. Esa hambre incontrolable se apoderó de mí pidiendo a gritos que tomara la sangre de la rubia.

Acerqué su brazo hasta mí y olí aquel líquido que me volvía loca. Cerré mis ojos y comencé a beber directo de su muñeca. Se sentía tan bien y era como si no pudiera parar de beber su sangre. Sentía como corría por mi mentón mientras bebía.

La rubia intentó apartarse, pero la agarré fuerte. No dejaría por nada del mundo esta delicia.

— ¡Basta! — gritó alguien unos metros más allá.

Solté el brazo de la chica y esta se desmayó. Yo comencé a reír fuertemente.

— ¿Camille? — preguntó la misma persona.

Volteé para ver quien me interrumpió y era Adam, quién me miraba espantado. En ese momento me di cuenta donde estaba y lo que había hecho. Toqué mi boca y me limpié rápidamente intentando quitar la sangre.

Los Caídos #2- ElementalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora