Los Caídos #2- Elementales

17. Familia

Mia

Tener a Camille de vuelta con nosotros me deja totalmente tranquila. La extrañaba mucho, pero no quería acercarme porque no sabía cómo reaccionaría. La muerte de Will nos afectó a todos, pero a ella aún más. Ellos tenían una conexión que jamás entenderé y supongo que perder eso de un momento a otro ha de ser terrible. Esto lo digo porque vi a Adam y Christopher muy tristes y desconcentrados en todo los últimos días, así que ni imagino como estaba Camille.

Por otro lado, yo había decidió ir a vivir permanentemente con Christopher. Aún estamos en la etapa en que nos acostumbramos a estar juntos, de hecho, hasta ahora no he podido decirle papá porque es algo difícil para mí después de todo por lo que he pasado.

A pesar de ese pequeño inconveniente, todo ha estado bien. Él me ha enseñado muchas cosas sobre su mundo y también como controlar mi lado de vampiro. Respecto a mi poder como elemental, no he podido hacer nada con él desde aquella noche en donde morí, es como si no existiera. Sin embargo, mi poder de banshee está más fuerte que nunca y estoy aprendiendo a controlarlo gracias a Christian y a Valentín.

He querido investigar más sobre mi madre y su familia, pero Christopher me lo prohibió estrictamente, así que no me quedaba otra que hacerlo a escondidas. Sé que se preocupa porque la familia de Cora le dio la espalda por crear un monstruo, que hoy en día se llama Mia o, mejor dicho, Aurora porque ese es mi verdadero nombre aunque prefiero quedarme con el antiguo.

Ahora que sabemos cómo afecta a los chicos mi parte vampiro, tengo que tomarlo en serio. Por eso que le comenté a Christopher toda la situación con Camille. A partir de mañana, debo tomar una pequeña dosis de sangre cada vez que me de hambre y con el tiempo podré controlarlo.

Todo es muy extraño desde que volví. Ser vampiro es complicado, todo lo que puedes llegar a sentir es indescriptible y muchas veces no tienes control sobre tus acciones, así que entiendo lo que debió sentir mi amiga y no la juzgo.

— Haremos una fiesta — dijo Christian entrando a mi habitación.

— ¿Por qué? — pregunté.

— Por la llegada de mi sobrina. Debemos celebrar ─ dijo riendo.

— No es necesario.

— Sí, Mia. Puedes invitar a tus amigos.

— Está bien — reí.

— Hay algo más. Respecto a lo que querías, quizás Cleo pueda venir, pero no sabemos nada de Serena y Olivia.

— ¿De verdad? — dije feliz.

Realmente deseaba conocerlas, jamás tuve tías o al menos Isabella nunca me las presentó.

— Sí.

— ¿Cleo es vampira?

— Sí. Ella fue bruja antes igual que yo.

— ¿Y las demás?

— Serena era banshee, pero también se convirtió en vampiro. Olivia logró escapar con Valentín y desde entonces que no sabemos nada de ella.

— ¿Y ella era...?

— También Banshee.

— Entonces aún lo es — dije sonriendo.

— Ese es el problema. No sabemos si sigue con vida. Se separó de Valentín hace siglos.

— Eso es triste, pero es bueno saber que aún queda algo de familia. Mira, incluso conocí a mi abuela en una extraña sesión espiritista.

Christian rió divertido.

— Quien sabía que eras hija de Christopher — dijo él.

— Sí. ¿Por qué crees que no lo dijo?

Se encogió de hombros.

— Para protegernos quizás. Lo importante es que estamos todos juntos y Christopher está realmente feliz de tenerte aquí. Como dirían las abuelitas ''eres la luz de sus ojos'' — dijo imitando a una anciana y yo sonreí.

Amaba sus ocurrencias.

Una vez sola, tomé los grimorios de Cesar y comencé a revisarlos. Había un montón de hechizos y con hechizos me refiero a oraciones que no puedo entender, pero también tenía dibujos, unos muy extraños y otros muy bonitos.

Tener estos grimorios conmigo me hacía sentir más cerca de él y a pesar de no ser mi abuelo biológico, gracias a su hechizo hoy estoy aquí porque seamos sinceros, si mi padre no fuera vampiro jamás hubiese conocido a mi madre y yo no existiría. Como sea, estos libros tienen un valor para mí y no sé por qué.

Volteé la siguiente página y había un sobre allí que decía: Aurora. Por un momento se me fue la respiración de tan solo imaginar quién la había dejado allí porque nadie había podido abrir ese baúl desde nunca. Abrí el sobre y al leer la carta quedé impresionada.