5. Historia

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Mia

No sé cuántos días han pasado, pero definitivamente llevaba aquí lo suficiente como para sentirme así de débil.

Después de dejar aquella nota a Camille, fui en busca de William porque, al parecer, y si mis poderes no fallaban, estaba en peligro. No sabía a qué lugar iba, así que fui donde mi instinto me llevase y fue así que di con una casa muy apartada de la ciudad, incluso parecía abandonada.

Días antes

Cada que daba un paso hasta ella podía imaginar a Will sufriendo, hasta que escuché un grito de dolor que me hizo vibrar y me dejó aturdida. Jamás había escuchado algo así, pero aquella persona ha de estar sufriendo mucho.

Corrí hasta la entrada de la casa y sentí una energía en ella, pero no le di importancia. Abrí la puerta, que extrañamente estaba entre abierta, y entré. Ahí estaba la mujer que veía en mis sueños, una mujer alta y rubia, recostada sobre una cama totalmente inconsciente. Por otro lado, estaba la persona que más odiaba en el planeta, Isabella.

Ella estaba inyectando algo al cuerpo de Will, lo cual lo hacía gritar mucho.

— ¿Qué estás haciendo? — grité enojada.

— ¿Cómo entraste? — preguntó —. ¡Oh, olvidaba que las Banshee son inmunes a la magia!

— Déjalo ir ahora — dije sin rodeos.

— Él es mi oportunidad para matar a Camille y ayudar a Ana — apuntó a la mujer en la cama.

— ¿Por qué? Ella es la que quiso matar a Camille.

— Camille le robó mucho a Ana, así que matándola también te matamos a ti y así podre finalmente hacer mi hechizo de sacrificio.

— No lo entiendo. Camille no ha dañado a nadie.

— Esa es una historia que no me corresponde contar, hija.

— No me llames así — dije con odio —. Yo no soy nada para ti, ¿entiendes?

Estaba a punto de gritar, pero ella alzó su mano haciendo que me ahogara. Sentí como si voz se alejaba.

Cuando dejó de hacer eso, toqué mi cuello porque dolía. Mi garganta dolía.

— ¿Cómo hiciste eso? Dijiste que las banshee éramos inmunes a la magia.

— Tú no eres solo banshee — sonrió siniestramente.

Incluso me dio escalofríos

— ¿De qué hablas?

No respondió a mi pregunta y se acercó a mí. Me empujó hasta sentarme en una silla y, la verdad, me sentía muy débil como para luchar. Ató mis manos y piernas y me dejó allí mirando lo que hacía a Will.

Inyectó lo que parecía ser sangre en su brazo y Will gritó sin parar. Yo cerré mis ojos intentando apartar esa horrible imagen.

Fin del relato

Después de aquel día, Isabella, con ayuda de otras personas, nos trasladó a lo que parecía ser un hospital que, a diferencia de los normales, parecía tener muchas celdas con dos puertas. En realidad parecía una cárcel, realmente horrible.

Will y yo quedamos en celdas separadas, lo cual me ponía mucho más nerviosa. Desde entonces, había pasado aquí mis días sin poder hacer nada. Me sentía incompetente y débil.

— Antes de sacrificarte, quiero experimentar — dijo Isabella entrando a la celda.

— ¿Con qué?

Los Caídos #2- ElementalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora