56.2 Enmendar un error: Makarius vs. Camille

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Estaba en el patio mirando hacia la nada, apunto de hacer el portal, pero algo me decía que no lo hiciera. Todos estaban tras de mí esperando, sin embargo, solo Eric iría conmigo para traer a Makarius.

Moví mis manos expulsando aquella energía y el portal se creó haciendo que el viento nos pegara en la cara. Del otro lado podía ver aquel lugar que Cristal me mostró. Por un momento sentí miedo y nerviosismo, pero Eric tomó mi mano y la apretó fuerte.

Cruzamos juntos el portal y una vez del otro lado, se cerró. Sentía mucho calor, pero aun así decidí no quitarme la chaqueta. Me sentía un poco mareada, pero no le di importancia porque es un lugar que jamás había visitado y que a mi parecer ha de ser normal sentirse así. 

— Estoy nerviosa — dije.

— También yo.

Aquellas criaturas que volaban en lo alto del cielo comenzaron a descender, pero no nos tocaron un pelo. El olor que dejaban al pasar por nuestro lado era asqueroso, pero como tan rápido venía se iba.

Caminamos lo más rápido que pudimos por el desértico lugar en dirección a la ciudad oscura. No quería ni imaginar que cosas encontraríamos allí, pero lo más importante era protegerse. 

Lo primero que noté al llegar a esa ciudad fue los feos y sucios edificios y calles. Parecía una especie de ciudad de delincuentes y que, al menor, descuido te harían daño. Lo que más había allí eran personas, si puedo decir. No vi a ninguna criatura extraña, además de los demonios por supuesto. 

Seguimos caminando por las oscuras calles que tan solo eran iluminadas por el rojo cielo y nos detuvimos cuando vi una puerta muy familiar del otro lado de la calle. Era la misma puerta del bar en que encontré a Will, pero ¿por qué eran iguales? 

 — Debo ir allí — apunté.

— No, Camille. Es muy peligroso.

— Estamos en el infierno, Eric. Todo es peligroso aquí.

Me miró un instante y asintió no muy convencido. Al entrar en aquel bar, todo era igual que el otro solo que un poco más espeluznante. Cruces colgadas al revés decoraban las paredes y también un montón de símbolos satánicos que no sabría decir qué significaban. 

Cada vez apretaba más la mano de Eric, pero aun así él no la soltaba. Avanzamos hasta la puerta del fondo por donde salió Will o al menos la réplica de esa puerta y tal como estaba apunto de abrirla aquella vez, alguien me interrumpió.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

Se me heló la sangre y no supe que hacer más que voltear lentamente junto a Eric. Aquella chica del pelo verde y ojos negros me miraba sin pestañear. No parecía sorprendida en absoluto, pero aún así me miraba como si estuviera juzgándome.

— Desde que te vi supe que estabas enganchada de William, pero nunca pensé que vendrías al mismísimo infierno a averiguar qué es lo que trama tu noviesito.

Tragué duro y pensé cuidadosamente en lo que diría, principalmente porque no sabía de qué rayos hablaba.

— No vine por él, pero ya que estamos aquí podrías decirme cómo rayos lo conoces y sabes tanto de él.

— No, cariño. Eso es algo que el te debe contar, no yo. 

— Pero... — fruncí el ceño.

— Hola, un gusto — dijo Eric extendiendo su mano, pero la bajó inmediatamente, ya que la chica ni se movió —. Estamos buscando a Makarius.

— ¿A Makarius? — dijo en un tono de burla —. ¿A él están buscando? 

— Sí — dije firmemente —. ¿Lo has visto?

Los Caídos #2- ElementalesWhere stories live. Discover now