Capítulo 17 - El desconfiar del ángel -

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El nacimiento del Escuadrón de Protección Azureblade había traído felicidad en muchas personas, inseguridad en otras pero una gran sensación de seguridad en todos. Una vez terminado el evento, los aristócratas, portadores y demás volvieron a sus actividades usuales, poco a poco se retiraban de los alrededores del palacio de Rosa Nívea. Los Azureblade decidieron retirarse, ya que querían celebrar el momento especial de Ethan, sin embargo, Miguelangel les pidió que se adelantasen, puesto que él iría a verificar ciertas cosas. Invocando sus alas y un Corpus Leve, voló hasta la arena personal de Agamenón, iba a preguntarle directamente sobre lo que había pasado con Ethan durante su prueba. Arribó a la entrada del lugar, saludó a los dos guardias que mantenían vigilancia y procedió a poner su mano en el escáner, estaba un poco frío.

No se detecta la presencia de maná.

Se sintió un poco estúpido en ese momento, él sabía muy bien que no había maná a su disposición en su cuerpo, y por alguna razón del mundo el escáner no leía su particular forma de energía. Caminó hasta uno de los guardias, llevaba una mirada seria pero al mismo tiempo frustrada, él había solicitado como cuarenta veces que agregaran su patrón de energía a los escáneres. Al ver la expresión de su joven comandante, el guardia se paró firme y llevó la mano derecha hacia su frente y agarró cuanto aire pudo.

—¡Señor Miguelangel Azureblade, Frederick Van George activo en guardia!

—Sí, sí, tranquilo, no vengo en visita de etiqueta, ¿Dónde está el director militar?

—Bajó las escaleras, está en el campo de entrenamiento interno

— Muy bien, gracias.

Con una pequeña convocación de sus brillantes alas, voló en dirección del lugar en donde Ethan había sido puesto a prueba. No escatimó en bajar las escaleras en orden, solo se lanzó en picada por el vacío que había en medio de estas, deteniéndose a pocos centímetros de tocar el piso, des invocó sus alas y procedió a caminar hacia adentro. Sus botas hacían un estruendo con cada paso que daban, ese que es producido cuando golpeas un metal contra la piedra, instintivamente pensó en convocar sus alas de nuevo para flotar hasta el lugar, pero la luz que éstas proyectaban tampoco ayudaban a pasar desapercibido. Pero una conversación en la lejanía le haría actuar rápido, escuchó la voz de Agamenón hablar, en un tono bastante respetuoso para el verdadero rey de Celestia. Tan rápido como pudo, convocó sus alas y voló hasta las escaleras en espiral, ocultándose del rango de visión del director militar, siempre pendiente a lo que este decía.

—El chico aún es inestable, pero con un poco de entrenamiento cumplirá las expectativas— Asevera el rey verdadero.

— Bien, así me gusta, pero debes hacerlo más rápido, recuerda que él tiene a...— Decía otra voz, antes de callarse repentinamente, al parecer había notado la presencia de Miguelangel—. Él tiene aquello... ya no es seguro hablar aquí, te contactaré después.

Un torrente de viento bajó de las escaleras, tan poderoso y salvaje que casi tumba del aire al chico alado. Hubo un momento de calma y luego la brisa salió a la superficie. Miguelangel se preguntaba qué era lo que estaba pasando, él sabía que Agamenón podía llegar a ser misterioso y hasta críptico, pero esto estaba más que raro. Se asomó por un lado de la entrada y vio el camino que se dividía en dos, el rey apresuró el paso por el camino de la derecha, justo como la última vez, entrando a la sala de entrenamiento interna. El chico alado decidió mantenerse en su posición, por si algo ocurría. Pudo observar cómo Agamenón se arrodillaba, parecía que recogía algo del piso, un polvillo negro, el cual colocó en un tubo de ensayo y se guardó en el manto.

—Un residuo, esto es muy raro, ¿Por qué el avatar del vacío dejaría residuos?— Bosteza y se rasca la nuca—. Bueno, supongo que no será problema, por lo menos el vengador me será de utilidad...espero que su familia no me de problemas.

Arrasando con la Magia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora