Capítulo 15 - El despertar -

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Sus oscuros sueños, si es que se les podía denominar como tal, son resquebrajados por alguien moviendo su cuerpo salvajemente. Abrió con calma sus llorosos ojos, aún le ardían por el llanto antes de dormir, divisó a su hermano menor tocándole la frente, al parecer estaba demasiado frío. Lo veía mover la boca, pero palabras no salían de esta, al parecer aún estaba dormido.

-          ¿Podrías repetírmelo?, creo que no te escuché – Susurra con un hilo de voz.

Al ver el estado aparentemente indefenso de su hermano, Miguelangel sonrió con una expresión apacible, era posible que Ethan también hubiese heredado el mismo problema de insomnio que él.

-          Te decía que vas tarde para la prueba, son las 6:30, la prueba es a las 7, apenas lograremos llegar – Repite el chico.

Él solo asiente con la cabeza levemente y con la misma gentileza se pone en pie. Va lentamente caminando con la espalda encorvada hacia el baño de la casa con los ojos entre abiertos, se balanceaba de un lado a otro con un ligero mareo que le obligaba a apoyarse en la pared más cercana. La lluvia había cesado, pero él sentía como si las gotas siguieran azotando el techo y las paredes. El baño era espacioso, el suelo eran baldosas blancas que se extendían hasta la mitad de las paredes, entonces comenzaban las baldosas negras que subían hasta el techo. Ethan caminó hasta el medianamente gran lavabo y se apoyó en él, mirando hacia adelante y viendo un espejo grande, él se miraba directamente a los ojos, como si mentalmente se hiciera una pregunta y no hallase respuesta. Entonces, por una fracción de segundo vio en el espejo al Red degollado sonriéndole. Se estremeció con aquella visión, tiró pasos para atrás pero perdió el equilibrio y cayó al piso con un grito de horror. Miguelangel acudió lo más rápido que pudo para verificar el estado de su hermano.

-          ¡¿Qué te pasó?! – Espeta el chico alado con notable preocupación.

Al ingresar al baño, mira por todos lados en busca de Ethan, pero no lo ve por ninguna parte, entonces decide bajar la mirada, divisando a su hermano tirado en el piso en posición fetal, cubriéndose los oídos con las manos, tratando de pegarse lo más que pudiera a la pared, sus ojos abiertos como platos demostraban el horror que sentía. El chico alado no podía escatimar en preguntar qué le pasaba, primero tenía que regular a su hermano.

-          Todo está bien, Ethan, relájate – Comenzó a inhalar y exhalar–. Respira hondo y despeja la mente, todo va a estar bien.

-          No puedo seguir haciendo esto...déjenme en paz...no me persigan más – Susurraba el ojiazul con un hilo de voz, apunto de quebrar en llanto.

Miguelangel no soportaba ver a su hermano en tal estado, lo levantó del piso y lo abrazó, acariciando su cabeza y susurrándole que todo estaría bien, que él estaba allí para apoyarlo. Ethan parecía tranquilizarse con ello, puesto que Imbo también estaba poniendo empeño en calmarlo. El ojiazul parecía calmado luego de unos momentos, le dijo a su hermano que estaría bien y que lo esperase afuera, puesto que si seguía con ese ¨capricho¨ iba a llegar tarde a ese día tan especial, Miguelangel asiente con la cabeza y sale de aquel espacioso baño. Él vuelve al lavabo y, sin mirar al espejo, se lava la cara y la boca tratando de no recordar aquel sueño. Procedió a entrar a la regadera, era como un sistema de sellos elementales de agua, que tenían un efecto similar al de la lluvia. Ethan sentía cada gota pasar por su cuerpo, las sentía muy calientes, puesto que él mismo estaba muy frío. Decidió que despejaría su mente con estrategias básicas para la prueba que le esperaba. Pensó como base lo que le había dicho su hermano el día anterior, los tipos de prueba de los altos mandos, él no estaba pasando por una prueba para ello, pero por lo menos podría usarlo para idear cómo sería todo. Lo primero que se le vino a la mente, correspondiendo sus habilidades, sería una potencialmente mortal pista de obstáculos, una que retara cada parte de su cuerpo, una que lo llevara hasta el límite mismo, que forzara cada músculo y hueso de su ser. Entonces pensó en una prueba tipo Battle Royal, donde lo arrojaran a una arena con decenas o quizá cientos de archimagos, todos atacándolos al mismo tiempo, pero él no tendría problemas con eso, puesto que ya había probado que era completamente capaz de hacer tal cosa. Justo cuando pensó en pelear con archimagos, aquellas cosas con espadas de su pesadilla se pasaron por su mente como un rápido flash, su corazón se aceleró de golpe, él cayó de rodillas al piso y comenzó a llorar, susurrando: ¨Lo siento, Red....lo siento¨

Arrasando con la Magia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora