15. La santa trinidad.

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15. La santa trinidad

- Por fin has llegado, cielo.- Comentó mi madre haciendo un elegante gesto para que avanzara hacía la pequeña reunión.- Al final no te hemos esperado a tomar el té. ¿No te importa, verdad?

Tomar el té era la más pequeña de mis preocupaciones en aquel momento. Delante de mí estaban reunidas en un aquelarre las tres brujas más letales que conocía: la directora presidia la reunión con su moño castaño y su chaqueta de tweed rosa, a su derecha su más fiel imagen, Lizzie sonreía con superioridad totalmente integrada en el circulo, y a la izquierda mi madre tan glamurosa y tranquila como siempre, sin dejar entrever ningún signo de enfado ni irritación, a pesar de que apenas una hora antes habíamos discutido. Viva el botox. Para mi sopresa el cuarto integrante de aquel grupo de brujas era mi padre, quien no había abandonado su estilismo clásico y trajeado, ni su costumbre de sostenerla blackberry en la mano a la espera de una llamada importante a ultima hora.

- Claro que no, madre.- Respondí con educación tratando de hacer caso al consejo de Ian. Familia solo hay una, y hay que cuidarla. A pesar de que se trate de una madre pretenciosa y un padre totalmente ajeno a la realidad más allá de sus negocios.

-Estabamos hablando de la semana universitaria.- Me dijó Lizzie esbozando una gran sonrisa de superioridad. Estaba haciendo el papel de angelito delante de sus madre, y la verdad es que era un gran actriz.

Había oído miles de veces hablar sobre la semana universitaria, pero en realidad no tenía ni idea de en que consistía. Cada colegio tenía sus propias tradiciones y métodos de actuación, y a pesar de que podía deducir más o menos de que iba a ir esa semana, pero no lo sabía a ciencia cierta. Además no sabía que hacían allí sus padres, quienes por cierto parecían haber arreglado bastante su relación, al menos no necesitaban que hubiera ningun abogado mediador.

-La semana universitaria es un evento muy importante para los estudiantes...

La directora fue interrumpida por el sonido de la puerta al ser abierta por su secretaria: una chica bastante joven, no más de treinta años, con una melena pelirroja callándole en bucles sobre la espalda y unas gafas de pasta morada.

- Siento interrumpir, pero el señorito Goligth ha llegado.

Detrás de la joven, pude distinguir a mi hermano, vestido con el uniforme y con la misma cara de asombro que la mia cuando vi a mamá en el vestivulo.

- ¿Qué haceis aqui?- preguntó confundido mientras se dejaba caer en una silla cercana a la mia.

-¿Pensabas que no ibamos a venir a apoyarte esta semana?- preguntó mi madre esbozando una sonria maternal que por culpa del botox quedó más como una mueca de asco, que como una muestra de parecio a su hijo.

Mi hermano pareció dudar un momento. Estaba claro que no pensaba que nuestros padres aparecieran por el internado. Mi madre tiene una apretada agenda entre las galas benéficas, las recepciones y las compras. Y mi padre siempre tiene algo que hacer, y que le mantiene en su despacho hasta altas horas de la noche, o pegado a su blackberry.

Gracias a dios, logró contener la respuesta. Si mi hermano o yo hubiéramos sido sinceros, estaba claro que ya estariamos desheredados. Finalmente optó por devolver la sonrisa falsa a su madre, y permaneció callado más tiempo.

- La semana universitaria es muy importante para los dos, niños.- Dijó mi madre adoptando un tono suave que parecíamás apto para hablar con bebés que con adolescentes.- Jo, Lizzie me ha comentado que es la encargada de preparar la recepción de mañana por la noche entre los estudiantes y los representantes de las universidades. Me parece que seria buena idea que la ayudaras.

Jo no es nombre de chico(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora