20. Reconstruir es morir.

555K 15.2K 3.1K
                                    

Los debiles rayos de sol de finales de ocubre se filtraón perezosos en mi habitación despertandome de mi debil letargo. Sentía un dolor de cabeza horrible, cómo si alguien se hubiera dedicado a golpearme con un martillo por la noche. Había sufrido migrañas varíos veranos cuando era pequña, debido al calor seco de los Hamptoms, pero sin duda aquello no era nada comparado con aquel dolor que inundaba mi cabeza. Ni siquiera podía abrir los ojos, que parecían no poder adapatarse a la claridad mañanera.

No tenía ni idea de cómo había llegado allí, lo unico de lo que parecía acordarme era de la gala univeristaria, de cómo Chuck había echado al traste tres maravillosos años, de cómo Lizzie había soltado aquella bomba, de cómo mi madre había sufrido una de sus peores perretas cual adolescente frustrada, y por supuesto de cómo en mi mejor momento había robado una botella de champagne... Ultimamente parece que solo tomo decisiones estupidas, aunque parecía estar contagiandoselo a todos a mi alredor. La primaver la sangre altera, y el tiempo de Montana aún más. El cielo gris, las bajas temperaturas, las heladas, los rayos de sol frios, eso podía volver loco a cualquiera.

Lo unico que esperaba de ayer, era haber sido suficientemente racional (cosa que dudaba bastante contando que no me acordaba de nada) de no haber aparecerido otra vez por el salón de los espejos, a dinamitar , aún más, lo unico que quedaba de esperanza sobre mi futuro. El dolor tan penetrante de mi cabeza me impedia pensar con claridad, y aún menos concentrarme lo suficiente para saber que carajo había pasado la noche anterior. La vergeunza invadió mis mejillas coloreandolas de un rojo intenso, que contrastaba con mi palida cara.Nunca antes había me había sentido tan desconcertada,nunca antes había tenido lagunas mentales y la noche anteror no había sido la noche idonia para experimentar con el alcohol. Siempre había sido una niña relativamente buena hasta que el tiempo de Montana me había cambiado por completo.

Necesitaba respuestas, y no sabía si tenía suficiente valor y energía cómo para enfrentarme a ellas. Abri los ojos tratando de que se adaptarán a la tenúe luz de la habitación. Bien, por lo menos estaba sola en la cama, y llevaba mi pijama de cuadros azules. No parecía que había desfasado demasiado. El dolor de cabeza parecía incrementar por momentos, y podía notar como los recuerdos se iban a montonando en mi mente pasando rapidamente sin encontrarles ningún sentido.

- ¿Jo, eres tú?- Preguntó una voz masculina mientras abría la puerta del baño de chicas del tercer piso, donde una Jo, muy fuera de si, bebía sola una botella de champagne. Un espectaculo poco agradable.

- Jaaaack.-Murmuré confusa, reconocía aquella voz, pero era imposible verle.

- ¿Has bebido eso tu sola?- Preguntó el chico preocupado avanzando hacía donde estaba sentada abrazando mi botella cómo si fuera un bien muy preciado.

Entre sonoras risotas levante un poco los manos y mientras seguía riendome hice un gesto que pretendía significar'' un poquito'' pero que salió mal al casi perder el equilibrio.

- Vamos, Jo, tú hermano esta preocupado.- Dijó Jack tratando de levantarme a pesar de mis esfuerzos por permanecer allí. Obivamente Jack con su fuerza de jugador de futball consiguio levantarme en un minuto, mi peso pluma y mi borrachera no me convertían en una adversaría a su altura.

- No me lleves con mi hermano, Jack, porfavor, noooooo.

Suspiré tratando de calmarme ante aquellos vergonzosos recuerdos. Jack me había encontrado y me había llevado con mi hermano, quién seguramente se había ocupado de mi. En realidad era lo mejor que podía haber pasado, bajo la vigilanzía de mi hermano era imposible que me hubiera escapado a la sala de los espejos a cometer errores y a humillarme delante de todo el mundo. Seguramente me esperaba un día de malas caras, y charlas paternas por parte de mi hermano sobre los efectos negativos del alcohol pero eso era mejor que ser el cotilleo de la semana entre profesores, decanos, y estudiantes al aparecer borracha en la gala de recepción de los decanos. Sentí cómo mi cuerpo se iba relajando y cómo la tensión abandonaba cada una de mis terminaciones nerviosas, la verguenza se iba esfumando y solo quedaba en mi cuerpo aquel inmeso dolor de cabeza y aquellas estupidas ganas de vomitar.

Jo no es nombre de chico(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora