36. El apagón.

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36. El apagón.

- Buenos dias, Montana. Son las nueve y media de la mañana y tenemos una temperatura de menos diez grados. Ultima hora: alarma de tormentas en el sur del estad...

Dí un manotazo al reloj haciendo que se estrellara contra el suelo. Sabía que eran las nueve y media, y que cómo de costumbre llegaba tarde a clase. Y cómo ya me habia explicado la señora Montgomery cuándo Jack habia acaparado el baño y yo habia llegado casi media hora tarde, al siguiente retraso tendria que quedarme después de clase, y por supuesto entregar dos redacciónes una excusandome y otra sobre la Revolucón Química.

Cerré la puerta de la habitación y me encaminé hacía el ascensor de la residencia. Estaba segura de que a mi paso mosca de primera hora de la mañana me rentaba más coger el ascensor aunque tuviera que esperar treinta segundos a que la puerta se abriera.

- ¡Epera!- Gritó una voz masculina que reconocí al instante. Ian llegó justo a tiempo para meter la mano entre las dos puertas para que le permitieran la entrada.

¿De verdad que entre las trescientas personas de la residencia masculina la única persona que necesitase el ascensor en ese momento era Ian? No habiamos cruzado palabra desde que llegamos al internado después de ese pequeño parentesis en nuestras vidas que habia supuesto las navidades en Nueva York, y teniamos una charla pendiente, que ninguno de nosotros queria afrontar. Era mejor y más fácil cuándo los dos íbamos por separado.

- ¿Qué tal estas?- Preguntó Ian rompiendo el silencio que reinaba en el ascensor.

- Bien.. ¿Tú?- Respondí cortada mientras me concentraba en un punto fijo de la puerta metálica del ascensor. Jo, relájate.

- Supongo que bien.

- Ian, creo que tenemos que hablar....- La tensión había podido comingo. Teniamos que hablar, la charla seguía pendiente, y Nueva York no estaba aclarado. Pero aquel no era el momento, por que no exisitia el momento. Y la verdad cuánto más tiempo pudiera aplazar aquella charla mejor.

- Si, lo sé...

- Pero en otra ocasión. Yo tengo química.- Contesté rápidamente mientras señalaba el libro que sostenía en la mano. Era la primera vez en mi vida que me alegraba de tener química a primera hora de la mañana.

- No pasa nada, cuándo te venga bien, no hay prisa.- Respondió Ian quién parecia tener aún menos ganas de hablar. Y no le culpaba, por que de hecho ¿De que teníamos que hablar? Es decir, sabia de que teníamos que hablar, pero no tenia ni idea de cómo enfrentarme a ello.¿Cómo podía empezar una charla como esa? ¿Y sobretodo que tenia que decirle? Había tratado de aclarar mis ideas durante la ultima semana pero seguía sin tener claro nada.

Pero cómo siempre, la suerte jugó en mi contra. Cuándo ya pensaba que me había librado las luces del ascensor se apagarón, al igual que los números de la pantalla mientras nos quedábamos suspendidos en mitad de lo que se suponía que era el espacio comprendido entre el segundo y primer piso con un brusco frenazo que hizó que me agarra a la barra de metal para evitar caerme.

- ¿Qué ha sido eso?- Preguntó Ian mirando hacia el techo visiblemente preocupado,

- Se ha ido la luz.- Contesté cansinamente. Definitivamente allí arriba tenia que habe alguien que o me odiaba infinitamente o bien se estaba riendo demasiado de mi. De repente la voz agridulce de la locutora de radio vino a mi mente: riesgo de tormenta en el sur del estado. Perfecto.- Debe de haber una tormenta.

- ¿Hola? ¿Hay alguién ahi fuera?- Gritó Ian sin obtener ninguna respuesta.

- Dejalo, todo el mundo debe de estar en clase.Es imposible que alguien te oiga- Contesté mientras buscaba entre mi mochila mi Iphone para comprobar lo que me temia,.- Mierda, no hay cobertura.

Jo no es nombre de chico(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora