37. Jack y solamente Jack.

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Aquel martes, contra todo prónostico no llovía. El huracán Berta se había desplazado hacía la costa del Pácifico.El sol iluminaba los campos verdes del internado, pero no parecía calentar mucho, el termómetro seguía marcando los cero grados y a pesar de los intentos de Robert de hacer chistes, hacia mucho mucho frio.

- Cero grados, ni frio ni calor.- Dijó Robert haciendo que Lizzie y yo nos miraramos con una mueca. A ver que nosotras no nos reiamos añadió- ¿Lo pillais? Ni frio ni calor.

- Tenemos que irnos.- Dijé levantandome de la mesa. Un chiste más de Robert y me sacaba los ojos con la cucharilla del desayuno.- Nos vemos en historia mundial.¡ Pasalo bien en gimnasia!

- Jo, intenta no usar el ascensor.

- Me muero de risa con tus chistes, Robert...

Lizzie se levantó y avanzó hacía mi también aliviada por librarsde los chicstes de Robert.

- Si temgo que aguantar un chiste más sobre el tiempo, prometo que le tiro mi café caliente por encima.

- Yo no le tiraría el café. Es un bien demasiado preciado para mi. Lizzie, una cosa. ¿Por qué te llevas tan sumamente mal con Robert?

- ¿ A qué te refieres?

- No sé, creo al hecho de que no podeis pasar ni un segundo sin lanzaros cuchillos unos a otros, ni siquiera cuándo estamos los tres juntos...

- Robert y yo no nos caemos bien, es asi de simple. Somos completamente diferentes... Gimnasia a primera hora de la mañana de un lunes. Quién haya hecho el horario del segundo trimestre para tercer curso era un ímbecil si remedio.

Lizzie no queria hablar del tema, y sabia que cuándo se cerraba en banda de esa manera era impoible sonsacarle más información. La guerra entre Robert y Lizzie estaba abierta, y era algo más que un simple odio irracional fruto del desconocimiento mutuo. Era un odio derivado de una experiencia pasada. Algo tenía que haber pasado entre ellos, y ninguno parecia dispuesto a decirmelo.

Mientras nosotras estabamos medio dormidas, la profesora de gimnasia estaba totalmente despierta, cómo si se hubiera metido café con una jeringuila directa a la vena. A pesar de sus cuanrenta y tantos, la señora Green se mantenía en forma gracias a todo el deporte que practicaba directamente.

- ¿Sabes? Si siendo profesora de gimnasia me aseguraba llegar con ese cuerpazo a los cincuenta años tendría claro ya cuál es mi vocación. Lo malo es lo de llevar chandall. Odio llevar chandall.

No pudé evitar sonreir. Aquellas eran las reflexiones vespertinas de Lizzie. No había que buscarles lógica alguna, pero soprendentemente para ellas seguían un orden natural que obedecia a su propia visión individual del mundo. Esa era Lizzie, y nadie lograría cambiarla. Ahi residia su encanto personal, un encanto muy profundo, y dificil de descubir, pero Ian tenía razón cuándo me lo había dicho meses atras en el lago, merecia la pena de verdad.

- ¿No hace cómo mucho frio?- Pregunté mientras me envolvia los brazos tratando de auto darme calor.

- Muy bien, señoritas. La mejor manera de entrar en calor, es correr, asique a dar vueltas alrededor de la pista de atletismo. Venga, que hay que bajar la comida de Navidad. No quiero oir a ninguna quejarse de que no le entra su vestido en el baile de San Valentin.

Lizzie y yo nos pusimos a trotar por la pista de atletismo a la misma velocidad, lo justo para poder ir hablando mientras corriamos, y no cabrear a la de gimnasia. Desde la pista podiamos ver cómo los chicos jugaban al lacrosse en ese momento. Jack acababa de marcar un gol y estrechaba la mano de Ian sonriendo.

- Bueno supongo que vale más correr que ir en ascensor.- Comentó Lizzie entre risas.

- Lo unico que teneis es envidia, me saté una clase de química...

Jo no es nombre de chico(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora