16. Día apestoso.

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-¿ Podemos hablar un momento?

Mi hermano me esperaba a la salida de la clase de francés apoyado en la pared. Era imposible esquivarle.

- ¿Vamos a la biblioteca?- preguntó Robert detrás de mi. Aún no había visto a mi hermano, pero en cuanto entro en su campode visión, la tensión se hizo latente. Mi hermano le había empujado, y Robert era un animal totalmente pacifico y anti pelea, normal que estuviera enfadado. Ademñas había estado castigado por su culpa.

- No puedo, tengo que hablar con mi hermano. Te veo luego.- Dijé despidiendome de Robert y avanzando hasta mi hermano.

-¿Entonces quieres hablar?

- Si, pero mejor en un lugar más privado. Este internado tiene orejas en todas partes.- Dijé al observar la cara de interés de Lizzie sedienta de algún cotilleo que no fuera su ruptura con Ian.

Aquel era el dia de las confesiones y las conversaciones privadas, ya era la terera vez que atravesaba las puertas de roble de la entrada en dirección a los jardines en busca de intimidad. Durante el camino no nos dirijimos la palabra. Yo seguí enfadada por su actitud en el baile, y el era demasiado orgulloso cómo para disculparse en medio del internado de los cotillas. En la familia Goligth, el orgullo es un gen dominante.

- Dispara, tengo un trabajo sobre la revolución francesa que entregar mañana, y ni siquiera he empezado.- Dijé cortante cuando ya estabamos suficientemente lejos del internado, y de los cotillas.

- Jo, realmente siento haber sido tan capullo la semana pasada.

- Vaya no me esperaba tanta sinceridad.- Respondí con una carcajada rompiendo la tensión entre nosotros.Una cosa era que se disculpara, pero admitir que había sido un capullo hacía que ganara muchos puntos.

- Entiendo que lleves una semana sin hablarme, y que estes enfadada conmigo. Pero tú tambien tienes que entenderme, Jo. Desde pequeños papá ha estado volvado en su trabajo, y mamá siempre ha estado más preocupada por la moda vintage que por nosotros. Yo te he cuidado toda la vida, y ahora me siento culpable por haber huido hace dos años dejandote sola e indefensa en Manhattan.

-No me has dejado sola, Anna siempre me ha cuidado.- Respondí cohibida. Anna había sido mi nodriza desde pequeña, una señora alemana bastante recta y callada, pero agradable.

- A Anna la pagan por hacerlo!- protestó mi hermano.- Tu te merecias algo más que una nodriza a sueldo. Te mereces unos padres que te cuiden, y un hermano que este siempre ahi- Y te hemos fallado.

- Nunca me has fallado, Peter.- Dijé abrazandole mientras las lágrimas salían disparadas de mis ojos.- Te quiero a pesar de que seas sobreprotector, y aveces actues como un capullo.

- Y yo, pequeña.- Respondió Peter en mi oreja mientras continuaba mi abrazo.- En serio, siento ser tan sobreprotector, pero tengo que hacerlo.Tengo que cuidar de ti.

- Peter, te agredezco que te preocupes por mi.- Dijé con firmeza tratando de hacerle entrar en razón.- Pero soy mayor y merezco cometer errores como todos los humanos.

- Lo sé, Jo, lo sé. Intentaré contenerme.

- Por cierto, ¿Que te han dicho en la reunión del mal?- pregunté haciendo referencía a la reunión del despacho de la directora con nuestros padres.

- Lo mismo de siempre: lo importante que es la semana universitaria, lo bien que tengo que portarme.. Tienen miedo que repita mi comportamiento del baile.

- Tranquilo, esta vez trataré de no besar a nadie.- Respondí riendome.

- Más te vale, no quiero dar un numerito al representante de Penn.

Jo no es nombre de chico(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora