Capítulo 40. El secreto de Matthew.

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Sólo se queda mirándome por un momento a mis ojos, tratando de analizar que sucede en mí, pero no sé lo que busca, ya que hace más de tres años no he hablado con él y ni siquiera lo he mirado (cosa que agradezco). Por fin después de minutos callados hago una pregunta que sabía al escuchar su apellido, aunque sabía que no sólo él es Jones.

—¿Vas a ser mi jefe? — pregunto incrédula.

—Sí — dice en un susurro — por favor Fabiola déjame explicarte lo que sucedió hace un año.

—No me interesa, en este momento nuestra relación será laboral, lo que haya pasado antes o después de nuestra relación no me interesa.

—Pero... — lo interrumpo.

—¿Algo más que se le ofrezca licenciado? — se queda callado por un momento y me mira.

—No, puede retirarse — dice en un susurro.

Me retiro de la oficina dejándolo sólo, afuera de la oficina se encuentra un escritorio vacío en donde comienzo a acomodar mis cosas. En una caja debajo del escritorio, la tomo y la subo al escritorio, miro lo que hay dentro; hay una laptop, un reloj de arena, una hoja con la contraseña de la laptop y un teléfono. A un lado del escritorio hay un mueble con muchos cajones, abro uno, ahí se encuentran muchos archivos en carpetas.

Comienzo a poner las pocas cosas que tengo, acomodo el teléfono, conecto la laptop, la prendo y meto la contraseña, a los pocos minutos Daniel me habla por el teléfono, pidiéndome que vaya a su oficina. Dejó la computadora prendida y mi celular a un lado de ella, camino hasta la oficina, trato de hacer mi mejor cara y entro como la primera vez que entre en esta oficina, sólo que esta vez con una sonrisa.

—Licenciado.

—Por favor hable con Octavio y dígale que venga.

—Necesito la agenda para llamarlo, no tengo su número en la agenda — saca algo de un cajón y me extiende una libretita — tenga esto, aquí esta.

—Gracias.

"NARRA DANIEL"

Desde que entró por esta puerta he querido besarla, pero recuerdo que por mi culpa por poco muere, que quedó mucho tiempo en coma y todo por mi culpa. Camino de un lado a otro, necesito hablar con Octavio, mi gran y mejor amigo, le he dicho a Fabiola que le hable, pero él está tardando no aguanto más y llamo a Fabiola por el teléfono preguntando si Octavio llegará o no, Fabiola me comunica que ha llegado así que me quedó algo relajado pero aún con las ganas de salir de esta oficina y besarla, aunque no sé si recuerde algo de aquel día. Octavio entra sorprendido, camina hacia mí y me mira sin poder decir alguna palabra; le señalo que se siente y yo me acomodo mi saco y me siento.

—Fabiola, que nadie nos interrumpa — le digo a Fabiola por teléfono.

—Sí licenciado — dice para terminar la llamada.

—¿Ella es tu secretaria? — dice Octavio, asiento con la cabeza — pero ¿cómo pasó esto?

—Ella pidió trabajo hace un año, pero uno de mis jefes ya habían ocupado el lugar con otra secretaria, así que yo despedí a mi secretaria para contratarla a ella.

—¿Despediste a la rubia sensual por ella? — me dice molesto.

—Prefiero verla a ella siempre que tener sexo con la otra — digo, Octavio sólo mira enojado — ¿tú crees que sólo era mi secretaria? — me río.

—¿Fabiola recuerda lo que le hiciste? — dice evitando mi pregunta.

—No lo sé, le quise pedir disculpas pero me dijo que no le importaba así que ya no es mi problema.

¿Enamorarme es un error? | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora