Capítulo 23. Cena de negocios.

63 1 0
                                    

Hoy es sábado por desgracia, y digo por desgracia porque mis padres tienen una cena de negocios con los Brooks. Mis padres me han obligado a que vaya, me dijeron que los Brooks llevaran a su hijo, así que tengo que ir yo. Ahora me tienen aquí arreglándome para una cena que me importa un comino.

Me pongo un vestido que sólo lo utilizo cuando mis padres me obligan asistir a sus reuniones, es negro con flores, sin tirantes, en mi cintura se encuentra un ancho listón negro, mi cabello lo moldeo un poco de abajo para que no se vea tan feo y por último unos tacones negros, que por mi llevaría mis converse; pero no porque mi madre dice que parezco una vagabunda con vestido y converse.

[...]

Estamos en la mesa de un restaurant esperando a los Brooks, aunque no los conozco los estoy comenzando a odiar; incluyendo a mis padres porque cada cinco minutos repiten la misma frase “ya han de venir, a lo mejor se les hizo un poco tarde” ¿a quién quieren engañar? Ellos no vendrán. Mientras que “seguimos” esperando a que lleguen los Brooks, yo me pongo a ver las fotos que Carlos me mando del día que fuimos al lago.

—Perdonen la tardanza, había mucho tráfico, pero ya estamos aquí — dice un señor alto con barba, con unos ojos azules muy bonitos.

Mis padres se levantan a saludar con una sonrisa, guardo mi celular y me levanto de mi silla con una sonrisa más falsa que la luna de color rosa pálido. A lado del señor que lleva barba se encuentra una mujer de más o menos de la edad de mis padres, con un vestido negro y el cabello suelto, trae una delicada capa de maquillaje.

—Chad, Amanda, les presento a mi hija Fabiola — dice mi padre.

—Es un gusto — decimos al unísono.

—¿En dónde ha quedado su hijo? — pregunta mi madre, a lo que yo me imagino un niño pequeño de 6 años.

—En un momento viene, ha tardado — en éste momento llega un chico con el cabello castaño ligeramente peinado, ojos turquesa, labios rosados y delgados, viste un smoking que se le ve muy bien — Oh ya llegó, él es mi hijo Matthew — nos saluda con una sonrisa y un apretón de manos, ¿éste es el pequeño niño de 6 años que me imaginé? — hijo, ella es Fabiola, hija de los Barthory.

Nos sentamos en la mesa mientras mis padres están hablando con Chat y Amanda, en algunos momentos salen de la plática de negocios y comienzan hablar de temas personales que en la mayoría Matthew y yo estamos metidos. Gracias a esa platica, sé que Matthew tiene 18 años, aunque aparenta menos, tiene excelentes calificaciones, las profesoras lo adoran y sus padres quieren que se case con una chica que sea de lo más humilde.

Su mirada es tan profunda, me quedo hipnotizada por sus ojos... sus hermosos ojos. Retiro la mida, “¡demonios Fabby! ¿quieres que jueguen contigo de nuevo?” es verdad, me abofeteo internamente y lo miro como si nada sucediera en realidad.

“DOS AÑOS DESPUÉS”

Han pasado dos años, dos años en donde sufrí, mis amigos me han apoyado, he sonreído, he llorado de felicidad al igual que de tristeza, han pasado muchos sentimientos en estos dos años... a excepción del sentimiento de amar, puedo amar a mis amigos, a mi familia... pero a alguien que quiera algo conmigo no.

Estoy a un par de días de terminar la preparatoria, solo faltan 3 días para que esto termine. Estrés por los exámenes finales, desveladas por trabajos de fin de curso, etc. vale la pena todas las desveladas porque saldré la preparatoria, no puedo decir que la saldré con excelencia, porque la verdad que no; tengo un promedio bueno, más no de excelencia.

Han cambiado mucho las cosas estos dos años para bien, por ejemplo, Kevin y Alice están comprometidos en unos meses se casan. Tal y como lo había dicho Kevin, después del viaje que hizo él; a los tres meses llegó Alice y le alegró la vida por completo.

Daniel... él después de dos meses se fue de la preparatoria, la verdad que no me importó si se iba o no; trató de explicarme la verdad muchas veces, al igual que yo se las negué igual de veces, Kevin no lo golpeó, no porque no quisiera, si no porque se lo prohibí.

Stephanie y Carlos, están más que felices están pensando ahora que terminemos la prepa irse a vivir juntos, me alegro por ellos, por fin ellos pueden ser felices, con algunos pequeños problemas, cosa que pueden resolver juntos.

Luna y Sebastián, ellos también son felices juntos, pero ellos piensan casarse en un año, ellos dos siempre me han gustado como pareja. Simplemente me encanta que mis amigas se vayan a casar, aunque yo no lo haga.

Alma y Michelle, tienen novio, pero por lo pronto piensan irse a vivir juntas terminando la preparatoria.

Lucia y Andrés, ellos continúan su relación después de dos años, podrían pensar que en estos dos años fueron dulce y miel; pues no fue todo lo contrario, Octavio se enteró de que Lucia siempre estuvo enamorada de Andrés, así que les hizo la vida imposible a los dos.

Lucia y yo, nos iremos a vivir juntas a la cabaña que tengo, sé que en mi casa vivo sola pero de menos Lucia me pone más atención que mis padres; aunque mis padres me han prestado más atención estos dos años.

Cristián, insistió más de tres meses para que yo aceptara nuestra amistad, ahora es parte de mis amigos, aunque él quiere algo más, yo sé que no puedo dar ese paso por más que quiera y no porque sea mi profesor, si no porque ya no siento nada por ningún hombre.

Matthew, mis padres después de aquella cena me han obligado a verlo, es muy guapo pero tiene un carácter que ni el mismo demonio se lo puede quitar. Es testarudo, egocéntrico, gruñón, tampoco vamos a quitarle lo positivo, es muy atento, sensible y respetuoso. Lo odio, se la pasa peleándome todo los días y por desgracia mis padres lo han invitado a mi graduación. No lo he visto desde hace un par de meses por fortuna, ya que fue a Alaska por un tiempo.

A mi abuela la voy a visitar tres veces por semana, ya que el doctor le prohibió muchas cosas y le recomendó pastillas para su corazón ya que ha estado a punto de sufrir un infarto unas cuantas veces en estos dos años.

Estoy lista, ya empaqué la mayoría de mis cosas, llevo más de media hora explicándole a mi madre que me iré a vivir con Lucia, ya que mi padre sólo nos mira. Aún no les digo que en una cabaña que he comprado.

—¡¿Estás loca?! — dice mi madre gritando.

—No mamá, me iré a vivir con Lucia porque quiero independizarme de ustedes — digo calmada.

—¡No te irás de aquí! ¿Y Matthew qué? — dice levantándose del sillón, sólo mi padre y yo mirábamos atentos.

—Mamá, por favor, la decisión ya la tomé... — no puedo continuar porque me interrumpe mi madre.

—Está bien, vete pero no se te dará dinero para pagar tu departamento, tendrás que trabajar, recuerda que estás dejando a Matthew por nada.

—Es lo que tengo pensado, sólo me llevaré todo lo de mi recámara. Mamá, yo no quiero a Matthew, tú me has obligado a que lo quiera y no como un amigo.

—¿Estás segura de lo que estás haciendo? — dice mi padre.

—Sí papá, ya quiero hacerme responsable de mí misma, por eso me iré a vivir con Lucia.

—Está bien, ¿cuándo te irás?

—Tengo pensado en irme en esta semana, ya tengo empacadas mis cosas.

—Está bien, quiero que te cuides muchísimo, sabes que cuando quieras esta siempre será tu casa, aunque lo de Matthew no parece mala idea de que sea tu novio.

—Gracias papá, bueno se me hace un poco tarde me iré a dormir, lo pensaré te lo prometo, te quiero — digo subiendo las escaleras.

Voy directo al baño, me para darme un relajante baño ya que toda esa discusión me ha estresado y cansado mucho. Estoy enfadada que quieran que Matthew y yo seamos novios.

¿Enamorarme es un error? | TERMINADAWhere stories live. Discover now