Capítulo 14. El comienzo de un mal día.

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Entrando a mi recámara entra una llamada, parecería que lo llamé con la mente. Ahora sí, tomo aire y presiono la tecla “contestar”.

—Hola — digo algo nerviosa por lo que voy hacer.

—Hola, Fabiola ¿te sucede algo? ¿Estás bien? — dice preocupado.

—Estoy bien, sólo estoy cansada — suspiro —. Quiero hablar contigo — tomo aire para la siguientes palabras, no habrá vuelta atrás — sobre nosotros... antes de que digas algo más, quiero hablarlo de frente, el lunes en la prepa ya sea en la primera hora o en el receso.

—Pero... — toma aire — ¿De qué quieres hablar? ¿Qué he hecho mal? — dice nervioso, cada vez que dice algo su voz se quiebra cada vez más.

—Daniel — digo tartamudeando — por favor, no hagas más preguntas.

—Fabiola, anda dime la verdad ¿hay alguien más? — las lágrimas salen y empiezan a caer por mis mejillas — ¿acaso es aquel tipo que estaba o está en tu casa?

—¡No! Daniel no lo hay, y si lo fuera ¿qué? — grito, pero no de coraje si no de tristeza, mi voz se quiebra — Adiós.

No dejo que conteste nada y doy por terminada la llamada. Tiro mi celular en mi cama y yo junto a él, con diferencia que yo llorando; no sé cuantas veces a sonado mi celular y no me interesa al igual que no me interesa quién sea.

Me despierto y veo todo obscuro, prendo la pequeña lámpara que está al lado de mi cama, veo en mi celular que son las 2 am, también veo que sigo en la misma posición en la que me quedé dormida. Me levanto y me pongo la pijama, para volver a la misma posición en la que estaba dormida.

Él está ahí reclamando cada una de las cosas que tuvo conmigo, son muy pocas pero está en su derecho de reclamarlas; yo no puedo seguir así me duele el alma cada cosa que me reclama, no puedo más y corro al lado contrario de él.

Me empieza a doler el pecho, me toco, hay sangre, miro mis manos y hay un corazón. Me doy cuenta que no es mío si no de Daniel; palpita y tengo sangre en mis manos, solo escucho gritos muy lejos de mí, miro hacia atrás y me encuentro con una espantosa imagen, Daniel tirado y desangrándose.

—¡Fabiola!, ¡Fabiola regresa a mí por favor! — me grita con las pocas fuerzas que tiene, corro hacia él y me pongo de rodillas mientras mis lágrimas caen — Fabiola... — dice con el poco aliento que le queda — ¿por qué me hiciste esto?... si yo te quiero más que a mi vida, ¿por qué?...

—Lo siento, no te puedo querer como tú me quieres... — me toma de las manos.

—Sabes que gracias a esto tú me estas matando.

—Yo... yo no lo estoy haciendo.

—Fabiola... — dice con el poco aliento que le queda — recuerda que siempre te quise y te querré — al decir esto muere.

—Daniel — lo muevo un poco — ¡Daniel! Por favor responde — más lágrimas comienzan a brotar — ¡Daniel por favor no!

—¡Daniel! — grito, me doy cuenta que sólo fue un sueño, un sueño que me deja un mal sabor de boca. Abren la puerta de mi habitación y enciende la luz, es mi mamá.

—Hija ¿qué sucede? — me abraza — estas sudando y temblando, ¿te sientes bien?

—S-sí — tartamudeo — sólo fue una pesadilla.

—Está bien — besa mi cabeza y se separa de mí — anda duerme que faltan un par de horas para que vayas a la preparatoria — dice eso y se retira de mi recámara cerrando la puerta y apagando la luz.

¿Enamorarme es un error? | TERMINADAWhere stories live. Discover now