Capítulo 16. Tenemos un 33 15.

72 2 1
                                    

Kevin después que hago millones de preguntas, me mira y se ríe. Hago un gesto para que me conteste, pero no así que lo comienzo a molestar diciendo «anda Kevin, dime» repetidas veces, como a la décima vez que digo eso me mira y creo que responderá.

—Se llama Alice, tiene 17 años, es muy linda. Tiene su cabello rubio, por debajo del hombro, tez blanca, sus ojos verdes, es delgada y mide 1.56 cm — lo sé, dándome su descripción le brillan los ojos y me doy cuenta que está enamorado —. Es muy dulce y muy inteligente, puedo decir que es necia cuando tiene la razón, pero su orgullo no es elevado; lo que me atrajo de ella es algo que no sé cómo decirlo... — dice algo confundido.

—Amigo mío, ¿te digo algo? - digo con voz normal — ¡ESTAS ENAMORADO! ¡ALICE Y KEVIN! NO LO PUEDO CREER, TÚ ESTÁS ENAMORADO — digo gritando a los 4 vientos, mientras doy pequeños saltos por toda mi recámara y Kevin me mira riendo — ¿cuánto llevan de novios?

—Tan sólo un mes — dice feliz —. Y quiero muchos más — susurra.

—Pero... ¿ella sigue en España? — digo parándome en seco.

—Sí, pero en un par de meses vendrá a México, si no lo hace yo iré por ella hasta España y me la robaré — típico enamorado.

—¡Confirmado tenemos 33 15, repito, tenemos un 33 15! — Kevin me mira risueño y no sostiene más la risa, se carcajea.

—¿Qué... qué es... eso? — dice entre risa.

—Significa: “El tonto de Kevin, ahora es un ¡tonto enamorado!” — suelta una carcajada, que llega a caer de la cama, me uno a él y comienzo a carcajear.

Así somos de locos desde que nos conocemos; también él siempre ha estado conmigo en las buenas y en las malas, la verdad que no hay muchas cosas buenas ya que con unos padres que no se preocupan por mí, no es nada bueno. A Kevin lo conocí primeros días que estaba aprendiendo a andar en bicicleta.

*Flash back*

Estoy arriba de mi bicicleta, aún no se manejarla muy bien. «Por fin puedo subirme a una bicicleta, ahora solo falta enseñarme a manejarla» pienso; en éste momento se cruza un chico alto y delgado, ¿cómo se utilizan los frenos? ¡Oh no puede ser chocaré con ese chico!

—¡Quítate! ¡Muévete! — el chico no pone atención, como lo había dicho antes no sé utilizar los frenos.

El chico trae audífonos así que no puede escucharme, voltea tranquilamente a la dirección en la que vengo y antes de chocar contra él, sólo me mira con cara de espanto. Los dos caemos, la bicicleta cae sobre nosotros.

—¡Auch! — me quejo, tengo mis rodillas algo... bueno no están algo, en sí, están raspadas tanto que están sangrando.

—Auch — dice tocándose la cabeza.

Mis ojos se cristalizan, quiero llorar hay sangre en mis rodillas, se sienta en el piso y me mira, ve que mis ojos están cristalinos; como puede se levanta, veo que su pantalón está roto debido a mi choque, quita la bicicleta que está arriba de nosotros y me ayuda a levantarme.

—No, no llores — me dice mirándome a los ojos, con sus ojos verdes.

—Lo siento — digo sollozando —, no era mi intención hacerlo, sólo quería utilizar la bicicleta pero no sé utilizar los frenos — digo agachando mi cabeza.

—No te preocupes... ¡Pero mira te están sangrando las rodillas! ¿En dónde vives? — dice algo preocupado.

—No vivo por aquí — se asusta cuando digo eso —, mi abuela vive ahí — digo señalando la casa de mi abuela.

¿Enamorarme es un error? | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora