Capítulo 31. Todo cambió.

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“CUATRO MESES DESPUÉS”

No he salido del hospital por nada, Gael me ha dicho que puede que despierte en un par de días ya que todos los daños que tenía se han recuperado; también me dijo que me diera un baño ya que apesto a rayos. Salgo del hospital con muy poco gusto, porque puede que hoy despierte y yo por ir a mi casa no sea el primero que vea cuando sus ojos se habrán de nuevo. Me doy un baño rápido, me pongo un pantalón, una playera roja, junto con unas Vans rojas. Salgo corriendo de mi casa, para ir al hospital, hay muchos autos obstruyendo el paso, quiero llegar cuanto antes pero creo que ellos no quieren que llegue temprano.

[...]

Después de treinta minutos ya me encuentro en el hospital, llamo al ascensor para subir hasta el piso en el que se encuentra Fabiola. Llega un señor más o menos de la edad de mi madre, me sonríe y mira hacia mí.

—Joven, el ascensor no funciona, así que tendrá que ir por las escaleras.

—Demonios, gracias.

Corro a las escaleras, ¿qué son siete pisos por las escaleras? Camino aprisa por las escaleras. Llevo apenas el primer piso, sigo como comencé, así subo tres pisos más y ya no puedo, subo con la lengua de corbata, después de minutos, más o menos 20 minutos llego al sexto piso, tengo que caminar un pasillo para llegar a las siguientes escaleras para subir al séptimo piso. Miro para mi derecha y ahí se encuentra una señora dando a luz de forma natural, miro a mi izquierda y ahí también se encuentra otra señora dando a luz, corro por el pasillo para no ver los partos naturales. Al final del pasillo, antes de llegar de las escaleras hay un letrero en el escrito “pasillo de parto natural” ¡rayos! Quedaré más que traumado. Subo las escaleras para llegar al piso de mi novia, entro a su habitación y al verla se me olvida mi trauma.

Entro a esa habitación en la que se encuentra, con la esperanza de encontrarla despierta, sonriéndome con esa sonrisa tan dulce que tiene, pero por desgracia no es así. Camino hasta su camilla y la tomo de la mano.

—Amor mío, ya he regresado, dime ¿qué día despertarás de ese profundo sueño? — la miro por un momento, le doy un beso en sus labios y me siento en la silla que esta a lado de su camilla.

Agacho mi cabeza, poniéndola sobre nuestras manos, suspiro profundo y es cuando siento un leve apretón de mano por parte de Fabiola, levanto mi cabeza y veo que esta con los ojos entre abiertos, mi corazón vuelve a latir, ¡ella está despierta!.

—Matthew, ¿En dónde estamos? — dice con un hilo de voz, ya que casi no puede hablar.

—Estamos en el hospital — sonrío de lado.

—¿Qué hacemos aquí? — mira toda la habitación.

—¿No recuerdas nada? — digo preocupado.

—Sólo recuerdo que fuimos a la boda de Kevin y Alice, después de eso no recuerdo nada.

—Ya casi ha pasado un año de la boda de ellos — digo triste, porque no recuerda lo de su abuela y mucho menos quién trató de abusar de ella .

—¿Y mi abuela? Creo que con la noticia de que yo he estado así, no le ha ayudado mucho — dice sonriendo tristemente.

—Quiero decirte algo, pero quiero que estés tranquila — digo y ella asiente con la cabeza —, tu abuela murió hace unos meses, tú estabas ahí — comienza a llorar —. Por favor, no llores — digo abrazándola.

—He recordado, mi abuela murió y mi madre no asistió para sepultarla — dice calmándose —. Matthew, ¿por qué estoy aquí?

—Caíste en coma hace unos meses — me mira triste —. Pero no te pongas así, tus amigos siempre vienen a visitarte.

—Creo que la has pasado muy mal yo estando así — dice triste —. Creo que he sido una molestia para ti, tener que venir y verme tirada en esta camilla.

—Claro que no princesa, no te voy a negar que cada día que pasaba iba perdiendo la esperanza que despertaras pero hoy que estas despierta, me devuelves la vida — me acerco a ella y la beso, extrañaba que me respondiera los besos. Sus labios que tanto amo. Nos separamos por falta de aire y entra el doctor.

—Matthew, ¿por qué no me dijiste que la señorita Barthory ya ha despertado? — dice regañándome.

—Lo siento, es que teníamos cosas que hablar — sonrío.

—Qué bueno que entré, si no ya hubiera regresado en nueve meses a éste hospital y no precisamente por enfermedad — me río y veo que Fabiola está sonrojada.

—No se preocupe, que si hubiera querido, le hubiera puesto seguro a la puerta para que no entrara nadie — el doctor se ríe y Fabiola se sonroja aún más.

—Fabiola, ¿cómo te sientes? — dice el doctor.

—Muy bien, sólo que casi no puedo hablar.

—Eso es normal, mañana tendrás tu voz normal. También mañana se te dará de alta, hoy te haremos unos estudios para ver si tus órganos están bien. Matthew, sal de la habitación en una hora te hablamos para que puedas entrar de nuevo.

—Está bien — le doy un beso en los labios y salgo de la habitación, dejando a Gael (que es estos meses se ha hecho uno de mis amigos) y a Fabiola solos.

Pienso en darle una sorpresa, camino hasta las escaleras en donde se encuentra aquel señor que me dijo hace una hora que no servía el ascensor.

—Joven, ya he reparado el ascensor, puede subir en él — dice con una sonrisa, viendo bien al señor se ve muy amable, tiene ojos azules, es regordete y sus mejillas son rosadas.

—Gracias señor — le sonrío y tomo el ascensor.

Fabiola es muy linda y por qué no darle dos sorpresas en vez de una, subo a mi auto directo a la cabaña de Fabiola, pienso darle una sorpresa con sus amigos, sigo mi camino cantando una romántica canción que sale en la radio “Todo cambió – Camila”

Todo cambió cuando te vi,
de blanco y negro, a color me convertí
y fue tan fácil, quererte tanto
algo que no imaginaba
fui a entregarte mi amor con una mirada.

Todo tembló, dentro de mí
el universo escribió, que fueras para mí
y fue tan fácil quererte tanto
algo que no imaginaba.

Fui a perderme en tu amor
simplemente pasó
y ahora tuyo ya soy.

Esa canción expresa lo que siento, llego a la cabaña y toco un par de veces, me abre Lucia con una sabana enredada en su cuerpo. Me mira avergonzada y le sonrío.

—Hola — dice sonrojada.

—Hola, vengo avisarles que Fabiola ha despertado y quiero darle una sorpresa con sus amigos, ¿me ayudan? — Lucia comienza a gritar y saltar de felicidad, Andrés sale en calzoncillos y mira que yo estoy aquí.

Lucia le cuenta a Andrés todo lo que le he dicho, Andrés y Lucia se ponen demasiado acaramelados celebrando que Fabiola ha despertado, antes de salir les digo (no sé si me escuchan) que les avisen a sus amigos para que vayamos todos al hospital; me salgo de la cabaña y de nuevo subo al auto.

¿Enamorarme es un error? | TERMINADAWhere stories live. Discover now