Gia había jurado no poder encariñarse con nadie más...hasta que le toca hacerse cargo de un perrito perdido y termina flechada de él y de su misterioso dueño que pasa de viaje: Pierre.
Gia había jurado no poder encariñarse con nadie más...hasta que le toca hacerse cargo de un perrito perdido y termina flechada de él y de su misterioso dueño que pasa de viaje: Pierre.
Se paró frente a una máscara blanca sólo con el orificio de los ojos, llamó su atención bastante, la levantó con curiosidad pensando, no tenía un origen, no tenía un legado, ¿padres? tampoco, no era...