Corriendo hacia ti (Pierre Gasly)

Capítulo 37 - Pierre

-¿Qué se supone que hagamos ahora? - se quejó Guillaume aún sosteniendo su teléfono contra mi nariz para que leyera la nota principal que estaban a punto de publicar todos los medios -¡Estamos jodidos!

Sabía muy bien que la había cagado por jugar a ser Romeo, pero seguía con la cabeza en otra parte después de lo que había sucedido con Gia en el garaje.

-¡Gasly! - gruñó Guillaume furioso para llamar mi atención.

-Hmmm...¿Qué? - pregunté confundido.

El sol apenas empezaba a asomarse afuera y aún faltaban un par de horas más para la Práctica libre 1. Mi cerebro no era capaz de procesar la urgencia de mi representante por solucionar una situación que ni siquiera me parecía problemática. Simplemente había contestado con el corazón. Si a Guenther Steiner le funcionaba mandar a todos al carajo ¿Por qué a mí no?

-Escúchame bien, mocoso ¿Crees que Helmut va a tragarse todas tus cursilerías? Este es un deporte para hombres, a nadie le importa tu noviecita de turno, o que no superes a tu difunto amigo. Madura de una maldita vez.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y me desperté de golpe. La incertidumbre se convirtió en furia en tan solo un segundo. Llevaba demasiado tiempo aguantando al imbécil de Guillaume y sus comentarios antipáticos hacia Gia, pero que se atreviera a mencionar a Anthoine era simplemente demasiado.

-Ya cállate - le advertí entre dientes antes de empujarlo.

-¿Esto es lo que quieres? Muy bien - soltó en tono burlón antes de devolverme el empujón con mucha más fuerza.

Jamás habría adivinado que a pesar de su complexión era casi tan fuerte como yo, ni que se atrevería a golpearme.

Antes de poder dar un paso atrás, Guillaume se abalanzó sobre mí.

-¿Qué demonios te pasa? - grité al sentir el roce de mi espalda con la pared. Estábamos tan cerca que por fin alcancé a percibir que olía a alcohol.

-¡Me tienes harto imbécil! ¡Tú y esa perra! - escupió.

Solté el aire que había estado conteniendo y sin pensarlo posé mi mano con fuerza contra su mejilla. Toda su cara se volvió roja en un instante.

-¡ERES UN PEDAZO DE MIERDA! - su grito hizo retumbar toda la habitación.

Intenté apartarme de él en un intento de finalizar la pelea. No parecía muy inteligente seguir dando de qué hablar en este momento, aunque no me faltaban ganas de asesinarlo ahí mismo.

-Déjame en paz - fue lo único que conseguí contestar. Sabía de sobra que no ganaría aquella guerra de insultos porque él tenía un talento natural para maldecir, especialmente estando ebrio.

Aún con mi espalda contra la pared, intenté acercarme a la puerta para abrirla, pero Guillaume reaccionó más rápido de lo que esperé. El asunto no había acabado ahí para él, pero solo fui capaz de comprenderlo hasta que sentí su puño contra mi nariz.

El dolor fue lo suficientemente agudo como para desconcertarme por un segundo. Sentí la sangre brotar casi instantáneamente de mi nariz y me cubrí la cara.

En lugar de calmarlo, verme así sólo lo provocó más.

-¡Asqueroso inútil! ¡Defiéndete! - me retó.

No pude soportarlo más.

Alejé mis manos de mi cara para lanzarme sobre él y lo pateé con todas mis fuerzas. Lo escuché gruñir de dolor antes de que me empujara y me desestabilizara lo suficiente para hacerme caer. Intenté recuperarme rápidamente pero él fue más rápido y empezó a patearme sin piedad.

-Guillau...

-¡Aprende de una vez! - se burló antes de levantar su pie y dejarlo caer con fuerza repetidas veces contra mi muñeca.

Sentí como el aire se escapaba de mis pulmones y cerré los ojos. No pude contener las lágrimas y mi único instinto fue encogerme en el piso.Después de unos segundos que parecieron eternos, Guillaume se apartó de mí y se dirigió a la puerta.

-Considera esto un favor, los hombres de Helmut no serían ni la mitad de bondadosos - dijo antes de desaparecer.