El Libro De Yolot

By Deylin020697

1.3K 317 80

¿Alguna vez te has puesto a pensar que los libros que lees por muy fantasioso que parezcan tienen algo de rea... More

Prólogo
Capítulo 1: Yoloth Ariella Mayer
Capítulo 2: Tienda de antigüedades
Capítulo 3: El extraño libro dorado
Capítulo 4: Colgando en sus manos
Capítulo 5: Rompiendo las leyes de la física
Capítulo 6: Alai y Kiefer
Capítulo 7: El poder de la voz
Capítulo 8: El príncipe de las llamas oscuras
Capítulo 9: Enfrentamiento
Capítulo 10: Un viaje al pasado
Capítulo 11: Preguntas sin respuestas
Capitulo 12: Un trató con el demonio
Capítulo 13: Mi amigo mi enemigo, mi enemigo mi amigo
Capítulo 14: Cayendo en la oscuridad.
Capítulo 15: Caos en el centro comercial
Capítulo 16: El libro y la bebé
Capítulo 17: Una extraña sensación
Capitulo 18: ¿En donde esta Kiefer?
Capítulo 19: El día que todo comenzó parte 1
Capitulo 20: El día en que todo comenzó parte 2
Capitulo 21: Secretos
Capítulo 22: Austin
Capítulo 23: Zapatos blancos
Capítulo 24: ¿Intervención divina?
Capítulo 25: Me gustas
Capítulo 27: Cupido parte 2
Capítulo 28: Cupido parte 3
Capítulo 29: Una noche inolvidable
Capítulo 30: Una luz en la oscuridad
Capítulo 31: El secreto mejor guardado
Capítulo 32: Un visitante inesperado
Capítulo 33: Entre su vida y la mía
Capítulo 34: Decisión
Capítulo 35: Luchando por un futuro
Capítulo 36: Amanecer
Capítulo 37: Egoísmo
Capítulo 38: Lo que esconde su mirada
Capitulo 39: Es momento de decir "Adiós"

Capítulo 26: Cupido parte 1

16 7 1
By Deylin020697

“Me acerque a ti por Austin no porque quisiera ser tu amiga”

“¿Quién demonios querría pasar tiempo con una loca como tú?”

Exactamente esa fueron las palabras dichas por Piper cuando la enfrente por todas las mentiras que invento. Curiosamente tambien fue lo último que dijo ya que sin querer tropecé y mi puño término sobre su nariz.

Como todo esto ocurrió en las a fueras del colegio nadie a parte de Austin y algunos curiosos lo notaron así que no recibí ningún castigo pero no se crean no me quede conforme con el golpe que le di. Se merecía mucho más, ensucio mi nombre relacionándome sentimentalmente con el bastardo de Cody y aparte de eso tambien fingió una amistad que jamás existió.

Que agradezca que Austin estaba ahí y me detuvo antes de que barriera la calle con ella.

De eso ya dos semanas y en todo ese tiempo Piper se convirtió en mi enemiga número uno sobre todo porque ahora se unió al grupo de víboras de Brian. Genial ahora tengo a cinco alimañas tratando de destruirme.
Pero eso no me preocupa. Esas cinco se pueden ir al infierno, lo que me pone de los nervios es que han pasado dos semanas y Kiefer todavía sigue sin intentar absolutamente nada con Alai.

¿A caso va dejar las cosas como están?

Por Dios son tan lentos que remplazan a las tortugas. Es por eso que retome mi plan cupido.

Si esos dos tontos no hacen ningún movimiento tendré que entrometerme.

-No entiendo… ¿Porque en vez de estar coqueteando con Alai pierdes el tiempo atragantándote como un cerdo ?- Regañe al instante en que me ponía entre Kiefer y la televisión.

-Ese no es tu problema…- Dijo con la boca llena de papas fritas.

No sé qué me preocupa más que Kiefer no haga ningún movimiento o la vida tan sedentaria que lleva. Aun me parece sorprendente porque todavía conserva ese cuerpo escultural.

Una persona normal; que come solo comida chatarra, vive la mayor parte del tiempo sentado y para nada hace ejercicio debería tener varios kilos de más pero miren, el infeliz esta igual de bueno que siempre.

Supongo que su maldito metabolismo es mejor que el de cualquier humano. Bueno… tampoco es como que Kiefer fuera un humano.

-Lo mío con Austin no era tu problema y de igual forma me ayudaste-

-Corrección. No te ayude tus llantos me tenían harto y fue la única forma que encontré para callarte-

-Aja, como no.

Me hice un espacio en el sofá y sonriendo de forma cariñosa abrece el brazo izquierdo de Kiefer, quien me miro como si me hubiera salido otra cabeza.

-Acéptalo, me quieres aunque sea un poquito- Restregué mi cabeza como un cachorro contra su hombro sonriendo internamente al ver como lentamente su rostro se desfiguraba. Estaba a punto de estallar.

-¡Bien aceptó tu ayuda!- Dijo en voz alta justo en el momento en que se levantaba de golpe del sofá solo para sacudir su brazo izquierdo como si le hubiera pasado las garrapatas.

Maldito…

Si no estuviera agradecida por lo que hizo le hubiera tirado un jarrón en la cabeza. Lo bueno de todo esto es que conseguí lo que quería.

-¿Y bien… que tienes en mente?-

Me quede pensativa por un largo instante. La verdad es que lo único en lo que había pensado era en cómo convencer a Kiefer para que dejara de ser un cobarde y se decidiera a mover sus piezas, hasta ahí.

Aunque… ahora que veo todas esas bolsas vacías y las migajas de frituras regadas en el sofá y la mesita del centro una idea cruzo por mi cabeza.

Sonreí de forma malvada.

-Trae tu espada y espérame en el patio trasero-

No espere objeción y salí rápidamente de la sala. En esta ocasión mis pies me llevaron directamente al jardín trasero, justo donde se encontraba Alai meditando tranquilamente.
Algo para nada extraño considerando que lo hace muy seguido.

Caminando en puntillas y con mucho cuidado de no hacer ruido logre llegar hasta él. Me coloco frente al brujo, a pocos centímetros de su cuerpo y bajando en silencio me senté tomando su misma posición, es decir cruzando una pierna sobre la otra.

Lo mire detenidamente. Sus ojos estaban cerrados, su rostro llevaba una mueca tranquila e imperturbable, parecía relajado y desconectado del mundo…

-¿Necesitas algo Yoloth?-

Tuve que ahogar un quejido de sorpresa en cuanto escuche mi nombre salir de su boca y segundos después sus ojos se abrían de golpe conectándose temerosamente con los míos. Mantenía un rostro tranquilo pero con Alai es difícil saber cuándo está enojado y cuando no lo está.

-Em… lamento interrumpir lo que sea que estés haciendo pero necesito tú ayuda-

Alai me escaneo con la mirada por unos segundos hasta que finalmente se levantó del suelo y como el caballero que es me extendió su mano, la cual tome sin chistar.

-¿Qué es?- Pregunto tomando su fiel espada tambien del suelo.

Cuando vi el objeto no pude evitar recordar el dia en que entre al baño y me encontré con Alai cortándose tranquilamente los brazos. De solo recordarlo un horrible escalofrió recorre mi piel, la forma en que lo hizo y como me miro todavía atormentan mis noches.

-Es sobre Kiefer…- Respondí tratando de no sonar nerviosa, la realidad es que todavía me pone de los nervios quedarme sola con Alai.

-¿Kiefer?-

-Como habrás notado desde que están aquí lo único que hace es comer y mirar televisión- Alai asintió dándome la razón. –Ya ni siquiera entrena y la verdad me preocupa su salud- Puede ver una pequeña sonrisa en sus labios en cuanto dije eso. –Pero solo un poquito, por mi ese tonto se puede morir pero que sea lejos de mi casa-

Me niego a aceptar que alguno de esos dos me preocupa. No después de todos los sustos que viví gracias a ellos.

-Entonces… lo que quieres es que entrene con él-

Asentí alegremente y Alai sonrió mientras negaba.

-¿Qué es tan gracioso?-

-¿Entiendes lo que me estas pidiendo?- Alai dejo de reír y nuevamente su rostro tomo aquella mueca seria. –Es imposible que acepte algo como eso, olvidaste que me odia y dudo mucho que quiera congeniar conmigo-

Pobre Alai si supiera que lo que más desea Kiefer es congeniar con él y de una forma muy íntima. De solo pensarlo mis mejillas comenzaron a arder.

Definitivamente debo conseguir que esos dos se gusten, o en este caso que Alai tambien guste de Kiefer.

-Antes de venir aquí hable con Kiefer y para mi sorpresa aceptó-

Debería tener mi teléfono en mano para tomar una foto como recuerdo. La cara que puso cuando dije eso de verdad que no tiene precio.

-Sé que parece extraño que no me tirara por la ventana cuando se lo pedí pero… a mi parecer Kiefer está cambiando y para bien-

Alai se quedó pensativo por un rato, como meditando mis palabras y por la pequeña sonrisa que adorno sus labios creo saber que el tambien piensa lo mismo que yo. Aunque Kiefer evita encontrarse con Alai hay momentos en que no puede evitarlo y curiosamente ya no dice sus típicos comentarios mordaces, incluso su forma de verlo cambio.

En su mirada hay añoranza y deseo, mucho deseo dirigido al líder de Albanorth.

-Si es así… no tengo porque negarme-

Me costó mucho reprimir la felicidad que sus palabras me dejaron. Ya después tendré tiempo de gritar y saltar todo lo que quiera.

La primera fase del plan cupido estaba termina.

 
////

Por algunos inconvenientes decidimos dejar la práctica para el anochecer. Para comenzar mí padre regreso antes del trabajo y sería algo problemático que presenciara una pelea entre seres sobrenaturales, además podíamos llamar la atención de los vecinos y ni mencionar que mama había regresado esa mañana cansada del hospital y desde entonces dormía como un angelito.

Alai como el caballero que es se ofreció a preparar la cena.

-Oye… Kiefer- Llame en un susurro a la persona sentada en el comedor junto a mí. –Kiefer…- Seguí llamando puesto que el idiota me estaba ignorando, puede ver cómo me miraba de reojo y después regresaba su atención al libro que tomo de mi habitación sin permiso alguno.

Lo que me sigue resultando extraño es que Kiefer, quien en un principio se burló de mis gustos por el bl actualmente lea más que yo.

Eso es algo que probablemente no entienda nunca.

-Oye…- Seguí llamando. –Tu enano infeliz…-

-¿Ahora qué demonios quieres?- Kiefer me fulmino con la mirada y golpeo violentamente la mesa con mi libro. Maldito enano.

-Mueve tu trasero y ayúdalo a cocinar-

-¿A caso te volviste loca?- Su rostro formo una mueca llena de incredulidad. –El gran Kiefer no hace algo tan humillante como cocinar, estoy acostumbrado a que me sirvan, no soy servidumbre de…-

-Deja tus jodidos monólogos para alguien que quiera escucharlo- Corte en un susurro puesto que mi padre estaba sentando en el sofá que Kiefer acostumbra usar viendo el partido. –Me importa un rábano que no estés acostumbrado a realizar labores domésticas, si quieres que Alai te note debes acercarte a él así que mueve tu trasero y ve a la cocina-

Aunque mi voz fue débil tengo la certeza de que fui lo suficientemente imponente como para lograr que Kiefer accediera. Y aunque me clavo puñales con la mirada se levantó y fue hasta la cocina no sin antes demostrar lo inconforme que estaba con recibir órdenes tirándome el libro a la cara.

Por suerte fui más rápida y lo esquive.

Espere a que Kiefer entrara a la cocina y como alma que lleva el diablo lo seguí, me escondí tras una pequeña despensa para escuchar perfectamente lo que ocurriría a continuación.

Pasaron algunos minutos y Kiefer seguía parado tras Alai, mirándole como idiota sin mencionar que tenía la boca levemente abierta.
Al principio no entendí el porqué de su estupidez pero al observarlo note como sus ojos seguían descaradamente el cuerpo de Alai. En realidad Kiefer estaba embobado comiéndoselo con la mirada y como no si con ese delantal y ese cabello amarrado con una de mis cintas para el cabello Alai se veía jodidamente sensual.

Me gusta Austin pero no hay que negar lo que está a simple vista.

-¿Necesitas ayuda?- Antes de que saliera de mi escondite para patear el trasero de Kiefer este se atrevió a abrir la boca.

Alai no pareció sorprendido por su presencia, llevaba tanto tiempo ahí que probablemente ya lo había notado. Le miro por el rabillo del ojo y asintió levemente.

-¿Puedes cortar eso?- Señalo con la mirada un par de frutas entre las que se encontraban manzanas y peras.
Kiefer no respondió y luego de tomar un cuchillo que a simple vista se notaba peligrosamente afilado comenzó a cortar una por una las frutas. La forma y la rapidez con que lo hizo fue tan sorprendente, Kiefer era muy bueno en eso, lo que me hizo preguntarme a cuantas personas abra decapitado para ser tan magistral con el cuchillo.

-Listo… termine- Comento el castaño orgulloso girándose para restregarle su triunfo al líder de Albanorth. –Fue tan sencillo que…-

Las palabras de Kiefer quedaron en el aire y por un instante pude ver un interesante sonrojo en su rostro cuando de un momento a otro Alai se encontraba parado a pocos centímetros de él. Tanto Kiefer como yo estábamos igual de sorprendidos pero fue mucho más asombroso ver como Alai amarraba el delantal que usa mi madre al momento de cocinar en su cintura.

-No debes ensuciarte-

¡Dios mío! Esto va mejor de lo que esperaba.

Que Alai se preocupara por Kiefer, la distancia en que sus rostros se encontraban, la forma en que sus ojos penetraban los del otro. Es sin duda lo más lindo que he visto.

Hacen una pareja hermosa.

Solamente deben cortar la distancia y…

-Mmm… bien- Un gemido incomodo salió de los labios de Kiefer justamente en el momento en que desviaba la mirada hacia otro lado y Alai se alejaba tranquilamente de el para seguir cocinando.

Aunque no pude ver el rostro de Alai fue suficiente con ver las expresiones faciales de Kiefer. Luego de que Alai se separó de él, aquel pequeño rubor se extendió por su rostro, eso fue tan divertido que tuve que morderme la lengua para no echarme a reír ahí mismo.

El Kiefer que mis ojos ven es sin duda un Kiefer que no reconozco. Sonrojado y con piernas temblorosas, sosteniéndose de una parte del lavamanos para no caer.

Dios… esto no tiene precio. Es algo que voy a guardar eternamente en mi memoria y en algún momento de mi vida me será útil para burlarme de Kiefer.
 

Continue Reading

You'll Also Like

63.6K 9K 65
ESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO. El infortunio quiso llevarla hasta aquellas playas...
212K 26.5K 79
Sinopsis Tras encender el gas para perecer junto a quienes codiciaban la fortuna de su familia, Lin Yi transmigró a otro mundo, ¡y estaba a punto de...
174K 22.2K 43
Fanfic Descendientes
106K 7.5K 18
Primer libro de la saga: Amor de Fantasía. . . Una profecía. Dos almas gemelas. Una Vampira. Un hombre lobo. Hambre de ambos. ¿Qué pasará cuando Es...