Capítulo 28: Cupido parte 3

13 6 0
                                    

Cuando mis labios tocaron los suyos llegue a pensar que sería brutalmente golpeado y terminaría con su espada atravesando mi corazón pero curiosamente ocurrió todo lo contrario a lo que esperé. Este tipo no me rechazo, al contrario sujeto con bastante fuerza mi cintura como si temiera que me separara y abrió un poco sus labios permitiendo que el besó se intensificara, mi lengua se introdujo en su boca dando lugar al mejor besó que he tenido en mi vida.

Mierda…

Es muy bueno besando.

La forma en que sus labios se mueven sobre los míos es sin duda algo que me tiene sorprendido y excitado. No lo voy a negar, bese a otras personas antes pero ninguno se compara con este.
Ninguno me hizo sentir tanto deseo, hasta el punto de importarme poco morir por la falta de aire.

Y sin darme tiempo a pensar mis manos comenzaron a descender por su abdomen, provocando que el calor en mi cuerpo se intensificara. Tenía tanto deseo acumulado en mi parte baja que sin preguntarlo metí mis manos bajo su camisa tratando de alargar el momento, pero no tuve tiempo de hacerlo cuando mi fue bruscamente tirado al suelo.

Mi calentura bajo de golpe en cuanto mi trasero golpeo el suelo y aquellos labios a los que me hice adicto se habían separado de mí.

-¿Por qué hiciste eso?-

Reproche mirando a mi rival con el entrecejo fruncido, quien en un rápido movimiento se puso de pie y me dedico una mirada asesina. Cuando mis ojos se toparon con su rostro me sorprendí de gran manera y a la vez quise echarme a reír, aunque lucia molesto pude ver un gran sonrojo cubriendo su rostro.

Jajaja…. esto es increíble.

-No lo hagas de nuevo- Advirtió con voz dura.

No dije absolutamente nada, simplemente me mordi el labio inferior para contener mis ganas de reír. Le mire caminar con rapidez hacia el árbol en el que quedo incrustada su espada, la regreso a su lugar de origen y de la misma forma entro a la casa cerrando de un portazo la puerta.
Y fue ahí que no pude más, sin darme cuenta estaba soltando grandes carcajadas.
Lo normal es este caso hubiera sido sentirme enojado u ofendido. Después de todo fui tirado al suelo como si fuera un jodido costal de papas pero estoy tan feliz que ni siquiera mi orgullo va afectar mi dicha.

Alai, líder de Albanorth. Conocido entre ambos reinos por ser un hombre caballeroso, tranquilo, reservado que no se deja llevar por sus bajos instintos acaba de caer ante el deseó y todo gracias a mí.

No soy estúpido, aunque quiera hacerme creer que mis actos le indignaron las reacciones de su cuerpo me dijeron todo lo contrario, yo le gusto, le gusto tanto que incluso pude botar sus defensas y conseguí que una erección apareciera en sus pantalones.

Ahora que veo que no le soy indiferente no hay forma de que me detenga.

Voy a lograr que me quiera, aunque muera en el intento.

Me levanté del suelo y luego de recoger mi espada regresé al interior de la casa. Tal como esperé el viejo no estaba por ahí, aunque pude verlo en el patio trasero, como de costumbre meditando.
Ahogue una risilla y después de tomar una cuantas frituras de la cocina me instale cómodamente en el sofá, encendí la televisión y continúe como mi maratón de películas. Y aunque traté de concentrarme no pude evitar mirar a la persona que meditaba en el patio.

El Libro De YolotWhere stories live. Discover now