El color de la inocencia

Por LinaAcaria

762K 48.5K 7.8K

James ni siquiera tenía pensado que volver a casa de su madre le traería consigo una responsabilidad semejant... Más

N/A
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
00
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
42.
43.
44.
45.
46.
47.
0
48.
49.
50.
51.
52.
53.
54.
55.
57.
!!
58.
59.
60.
61.
62.
63.
64.
65.
66.
67.
68.
69.
70.
71.
72.
73
74.
N/A
75.
PEQUEÑA JADE
76.
77.
78.
79.
...

56.

4.1K 314 75
Por LinaAcaria

1/3

En el segundo en el que Jade cruza su puerta, suelta mi mano y se abalanza sobre su padre para abrazarlo. Tras de el puedo ver a mi madre observar la imagen emocionada.

Edward me mira y me agradece en silencio por haber buscado a su hija cuando pidió ayuda. Sus oscuros ojos están ligeramente colorados y grandes lagrimones se concentran en ellos.

Puedo notar lo demacrado que se ve su rostro. Hace semanas no lo veía y el cambio en él es realmente notorio.
El cabello sin cortar, la barba crecida, el aspecto descuidado. Jamás lo había visto de esa manera.

—Nosotros estaremos en casa, si necesitan algo ya saben —dice Elizabeth cruzando aquella escena.

Edward pasa la mano por su brazo y asiente con su cabeza de forma agradecida, aún sin soltar a Jade que estaba aferrada su dorso.

Mi madre sale y tira de mi camiseta para que salga de ahí tras ella. Cuando cierra la puerta se aferra a mi.

—Gracias por encontrarla, no sé que hubiese sucedido si a Jade le hubiese pasado algo —solloza contra mi pecho.

Le doy un beso en la frente y me alejo un poco de ella.

—No pienses en eso. No ha ocurrido nada —la tranquilizo—, los adolescentes hacen esas cosas, yo lo hacía todo el tiempo ¿recuerdas? Y aún estoy aquí, contigo.

—Recuerdo cada una de las veces que escapaste y todas las pase como si estuviera en el mismo infierno. Ya estoy muy vieja para pasar por esto de nuevo.

Mi madre me suelta lentamente y seca su rostro con sus manos. Puedo sentir como me punza el pecho de dolor al verla. Ella no merecía nada de eso ¿por qué recién lo noto?

—Lo siento mamá —me encojo de hombros clavando los ojos en mis zapatillas negras.

—Vayamos a casa —dice tomando mi barbilla entre sus manos—. Hoy te ves distinto.

—¿Distinto como?

—Te brillan los ojitos, estás más guapo, hasta siento que estás más alto.

Me echo a reír.

—¿O será que no comiendo bien y estás más delgado? —palpea mi estómago como si de esa forma pudiese notar algo—, ven, vamos, te prepararé algo.

Niego divertido.

—No tienes que preparar nada, faltan horas para la hora del almuerzo, no tengo hambre.

—Te haré una de esas tartas de fresas que te gustan.

Sonrío y alzó mis cejas convencido, mi madre ve la luz verde para entrelazar su brazo con el mío llevándome casi a rastras hacia la casa.

Cuando entramos alzo mis cejas en su dirección.

—¿Quieres prepararme algo de comer o quieres mantenerte distraída hasta que Jade y su padre terminen? —cuestiono entrando en la cocina detrás suyo.

Mi madre apoya sus manos sobre el mesón en el que acabo de sentarme y me dedica una mirada cansada.

—Un poco de ambas —admite—, ayer pasé un día fatal con su padre.

—¿Fue tan malo? —pregunto estúpidamente.

Que yo no haya tenido muchos problemas con la niña fue solo porque digamos... estuvimos algo ocupados y la niña no tuvo tanto tiempo para martirizarse. Pero ese no iba a ser el mismo caso de su padre. El pobre seguramente estaría histérico.

—Edward pasó una noche terrible... —su cara se afligió al pensar en el—. Lo que no parece tu caso. Tú y la niña se veían bastante frescos, demasiado diría yo.

Me pasó la mano por la nuca nervioso, siento cierto tono de voz acusador en mi madre

—Uhm... no tuvimos una noche muy mala ha decir verdad —me encojo de hombros restándole importancia.

Mi madre alza sus ceja desconfiada y voltea sobre sus talones dándome un respiro de su exigente mirada.
Observo que toma un boul y algunas otras cosas a las que no pude prestarle mucha atención por culpa del sudor frío que recorre mi espalda.

—¿Sabes? noté algo muy curioso hoy —dejo de respirar. Agradezco que mi madre no puede verme porque aún está de espaldas—. En estos días que pase con Jade, la note desganada, casi destruida. Ayer fue quizás, uno de los peores días de su vida y sin embargo hoy volvió con una energía completamente distinta a la de ayer.

Ella dió la vuelta nuevamente, poniendo sus cosas sobre la isla en la que estoy sentado, mirándome expectante.

—Quizás tuvo mucho tiempo para meditar y pudo descansar muy bien en la noche —digo la excusa más tonta que se me pudo ocurrir.

Mi madre asiente, poco convencida.

—Quizás... —contesta—. Pero no fue solo eso lo que noté. Había algo más en la niña, algo así como un brillito en sus ojos que no es común de alguien que acaba de pasar cosas como las que pasó ella.

—Realmente no entiendo el punto, ni tampoco quiero seguir hablando de ello, no somos quienes para opinar de eso ¿No crees?

—¿Te has puesto nervioso?

Me río sintiendome ahogado y evito su mirada.
—Claro que no

—Aún haces ese gesto con tus ojos, eso de achicarlos cada vez que dices una mentira. El mismo que hacías de niño.

—Creo que irme de nuevo de casa te ha dejado sensible y tal vez un poco perseguida.

Me siento erguido, intentando parecer despreocupado. No es fácil discutir con una persona que te ha visto hasta cagarte encima.

—¿La quieres?

Arrugó mi entrecejo.

—¿Eh? —suelto.

—A la niña, a Jade ¿La quieres?

—No sé a qué te refieres —miro mis manos sobre el mesón, actuo tan mal que moriría de hambre si fuese actor—, digo si... es nuestra vecina, pase algún tiempo con ella, supongo que sí.

—Sabes de lo que estoy hablando.

—No, la verdad es que no.

Mi madre suspira queriendo controlar las ganas de tirarme con algo.

—¿Es por eso que has cambiado? no más malas actitudes, llamadas todas las semanas, trabajo nuevo... has estado sobrio...

Me encojo de hombros sin saber que responderle a eso. No lo había visto de ese modo.

—No sabes cuánto he esperado que vengas a esta casa sin una gota de alcohol. Eres tan joven... no soportaba verte de esa manera ¿que pasaría contigo si no paras? ¿que queda para cuando seas mayor?

—Mamá...

Elizabeth deja escapar un sollozo y comienza a cortar fresas, intentando distraerse creo yo.

—Sé que estás pensando, crees que te regañaré y James, te diré algo, no soy tonta. Noté desde el primer momento en que la conociste que te fijaste en ella.

Trago grueso. No pensé que esta conversación se daría así, mucho menos en este momento.

—Hijo... —suelta con tono de advertencia, señalandome con el cuchillo que minutos antes utilizaba para cortar las fresas.

—Sé que soy más grande que ella, sé que está mal mamá, yo—

—Dejame terminar David.

Volteo mis ojos, definitivamente vendrá un sermón si tú madre utiliza mi segundo nombre, eso nunca cambia.

Asiento con la cabeza esperando que me sermonee.

—Si esa niña es la razón de que estés intentando hacer las cosas bien, jamás podría ponerme en contra de ti.

Abro mis ojos intentando descifrar si he oído bien.

—Pero—

—Yo sabía que iba a haber un pero.

—Pero —vuelve a repetir en un tono más fuerte para que haga silencio—, si veo a la niña llorar por ti me olvidaré que eres mi hijo y te cortaré las pelotas.

Una risita escapa de mi boca al oírla decir una mala palabra. Mi madre por otra lado me mira de la misma forma amenazante, sin darle puta gracia.

Elizabeth deja la tarta aun lado y da vuelta la isla para ponerse a mi lado.

—Quiero que seas feliz y también quiero que lo sea Jade, James. Tendrás que hacer las cosas bien y muy enserio.

—¿A qué te refieres?

—Si quieres salir con ella le pediras permiso a su padre. Si solo estás encaprichado con la niña quiero que te alejes de ella hoy mismo. Y si realmente la quieres quiero que lo demuestres y seas responsable.

Mi madre apunta su dedo índice y me da golpesitos en el pecho. Asiento con la cabeza repetidas veces sin darle la contra, no estoy en condiciones de hacerlo. Ella tiene razón.

Elizabeth pone su mano en mi hombro y me da un apretón cariñoso.
No me había dado cuenta cuanto necesitaba la aprobación de mi madre hasta que la tuve.

Pero...

¿Y si todavía no estoy seguro de lo que deseo con la niña?

—¿Quieres un vaso de agua?

Niego. Mi padre está tan nervioso que los últimos cinco minutos ha estado buscando excusas para salir de la sala.

—Papá ven, siéntate —palmeo el lugar vacío a mi lado.

Mi padre mira el sofá indeciso pero finalmente se sienta dejando escapar un pesado suspiro.

Espero en silencio que el comience a hablar, sus manos se retuercen en su regazo y comprendo que esto está siendo muy difícil para él.

—Quiero... quiero hacer esto despacio y aprovechar cada momento que estoy contigo, verte, abrazarte —la voz de mi padre se torna débil y temblorosa.

El envuelve mis manos con las suyas y noto lo mucho que tiemblan.

—Tranquilo, no pasa nada...

Libero una de mis manos de las suyas y acuno su rostro acariciando su mejilla con el pulgar. Mi padre pone su mano sobre la mía y cierra sus ojos. Lágrimas comienzan a caer de ellos.

Mi corazón parece estrujarse dentro mío y es cuestión de segundos para que me encuentre llorando con él.

¿Qué es lo que le pasa? quise preguntarle pero el hablo primero.

—Sé que quieres que responda todas esas dudas que tienes en tu cabeza. Créeme hija, quiero decirte todo lo que necesitas saber. Pero también quiero estar cerca de ti antes de hacerlo porque quizás después, no quieras saber nada más de mi.

—No digas eso —solloce—, eres lo más importante que tengo en mi vida...

Mi padre tiró de mi brazo y me sentó en una de sus rodillas aferrandose a mi con fuerza. Como si temiera que me fuera. Justo como me abrazó hace unos momentos cuando crucé por la puerta.

Tomé su rostro entre mis manos, limpiando sus mejillas, obligandolo a mirarme con esos oscuros ojos colorados.

—Tú no tienes la culpa de lo hizo esa mujer. Lo sé todo, no tienes que explicarme nada. Podemos olvidarnos de ella, comenzar de nuevo, solo tú y yo, papá.

Niega. Su labio inferior tiembla y sus ojos no pueden mantenerse mucho tiempo en mi.

—Si tengo la culpa, Jade. No sabes toda la historia...

—Lo único que tengo que saber es que Clara nos mintió y ya no forma parte de nuestra vida.

—Hija —me toma de la barbilla—, Clara no me mintió a mi.

—¿Qué?

—Yo lo sabía todo —dice con un hilillo de voz—, lo sabía desde el principio.

—¡¿Qué cosa sabías?! —levanto la voz sin paciencia.

La ansiedad está volviendome loca, todo esto está siendo tan tortuoso para mí que cada vez siento que caigo más hondo.

¿Cuántas cosas más habrá que yo no sé? ¿Cuántas más?

—Yo... Sabía que tu madre estaba embarazada de otro hombre.

Sus palabras salen con tanta carga y tanto dolor que parecen perforarme el pecho como una daga. Tengo que separarme de él y dejarme caer en la mesita frente al sofá.

—Entonces... tú lo sabías —murmuro—, tantos años... ¿y nunca fuiste capaz de decirme la verdad?

—Tu madre nunca quiso decir nada, era muy—

—¡¿Y tú siempre tenías que obedecerla?! —grito.

Mi padre deja caer la mirada hacia el piso con culpa.

—No tenía otra opción...

—Intente mantenerme fuerte por ti, ¡Por los dos! ¡Pensé que a los dos nos habían engañado pero siempre fui yo! ¡Solo yo!

—Dejame explicarte...—

—Puedo entender que Clara me haya mentido y me haya roto el corazón porque ella nunca me trató con cariño —limpio mi rostro con enojo—. Pero esperaba más de ti, siempre espere más de ti...

—No me digas eso princesa, no sabes cuánto me duele que hables así de mi. Siempre intenté ser el mejor padre para ti, lo siento si no pude lograrlo.

Aquellas palabras acompañadas del llanto de Edward partieron en pedazos todo mi interior. Cubrí mi rostro con ambas manos y me largue a llorar con todo el enojo y la tristeza que cargo dentro.

Sentí como sus brazos me envolvían.
El estaba tan devastado que me preguntó si es justo enojarme con él. Nunca fui buena para señalar con el dedo. No al menos sin saber toda la historia.

—¿Por qué quedarte con ella?

Edward corre las manos de mi rostro y me limpia con uno de los pañuelos de tela que siempre lleva encima.

—Porque estaba enamorado —sonrie dejando escapar algunas lágrimas—. Y cuando las personas están enamoradas hacen cosas como esas.

Sorbo mi nariz intentando calmar mi respiración.

—¿Te arrepientes?

—¿De casarme con tu madre? —asiento—, nunca, ni por un segundo.

—Pero ella...

—¿Ella qué? ¿No me quiso? —pregunta. Me quedo en silencio—, sé que tú madre no sentía lo mismo por mi. Pero eso no quita que me hizo el hombre más feliz del mundo. ¿Quieres saber por qué?

—¿Por qué? —preguntó sintiendo una punzada en el pecho.

—Porque cada vez que pasaba por la puerta de mi hogar me recibías tu. Me recibía mi pequeña, mi Jade.

Tengo que tapar mi boca para evitar sollozar fuerte.

—¿Enserio? —digo bajito. Edward asiente con una sonrisa triste en su rostro.

—Siempre fuiste tú Jade. Te amé desde el primer momento que sentí como te movias en el vientre de tu madre. No podía desobedecerla, ella me había dado lo más importante que tengo en mi vida —solloza—. Tenía miedo...

—¿Miedo de que?

—De la reacción de tu madre, de tu reacción. ¿Y si Clara quería alejarme de ti por decírtelo? ¿Y si tú dejabas de quererme cuando supieras la verdad? No iba a poder soportarlo.

Cada palabra que sale de la boca de mi padre es como un pisotón justo sobre mi maltratado corazón. El estómago se me encoge cada vez más.

Edward sostiene su cara entre sus manos sin poder aguantarlo y se deshizo en lágrimas delante mío.

Sentir esa presión... justo en el pecho, esa que que sientes cuando te duele hasta el alma es una sensación tan horrible... Es como si metieran una mano en tu pecho y te lo apretaran, como si te estrujaran el corazón.

Eso es lo que siento.

—¿Dejar de quererte? —repito con la voz entrecortada. Edward alza la vista  para mirarme—. Eres mi padre, nunca podría dejar de quererte...

Hola nenas💞 solo paso para decirles que desde aquí seguiré haciendo los recordatorios en Instagram para cuando suba los capítulos, los subiré 24 hs antes de actualizar a la historia de ig para que estén atentas y puedan poner la notificación así les avisa cuando subo el cap♥️

📷 acarialina

Saludos💕 espero que les haya gustado el capítulo de hoy✨

Seguir leyendo

También te gustarán

64.9K 3.9K 30
después del último exterminio y ganar en la batalla contra los exterminadores el rey decide quedarse con su hija, haci empezando a convivir más con c...
76.1K 2.6K 40
En esta historia se muestra cómo se enamoraron el pilar de la serpiente Obanai Iguro y el pilar del viento Shinazugawa Sanemi. 🥀 Ships Secundarios�...
30.3K 3K 62
Desde que adam llego como pecador la vida de lucifer empezara a girar al rededor de alastor y adam
46.7K 2.7K 32
Chiara es una chica de 20 años con una vida normal, a veces aburrida. Bastante reservada, reafirma su apariencia de dura y pasota aunque sea todo lo...