Volver a Intentar (Completa y...

IvonneVivier tarafından

154K 9.7K 484

Esta es una historia de amor y pasión, de Laura y Javier, desde primer día que se vieron con distintos ojos q... Daha Fazla

Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27 Final
Aviso
Agradecimiento
Agracimiento, otra vez

Parte 14

4.2K 327 3
IvonneVivier tarafından

-Hola Javier, soy Laura.

-Hola, ¿cómo estás? –dijo él, sorprendido y nervioso al escuchar su voz. El  llamado lo tomó por sorpresa, una linda sorpresa.

La extrañaba muchísimo, aunque estaba acostumbrándose a vivir solo, no había dejado de extrañarla, había hecho algunos cambios para sentirse más dueño del departamento y evitar recuerdos. El cuarto que hubiese sido del bebe se  había transformado en una sala para la consola de juegos, de esa manera podía entrar  sin pensar  en su hijo no nacido y como consecuencia en Laura sufriendo por ello, aunque no siempre funcionaba. Había cambiado la distribución en el living y se había comprado un gran televisor para ver películas,  que se habían convertido en su nueva adicción. Frivolidades que lo sacaban de su pasado y le daban distracción. Incluso la ropa de cama era otra, no quería recordarla cada noche, había intentado seguir con su vida y lo estaba logrando, no era feliz, pero podía decir que había días en que estaba contento.

Muchas veces se había tentado de llamar  a Laura para conversar,  de nada especialmente y de todo a la vez, quería simplemente escucharla hablar  de  sus cosas, recordar  viejos  momentos  vividos, compartir  anécdotas, pero nunca se había animado.

Javier no esperaba que eso pasara por el momento, pero el tiempo ayudaría a limar asperezas, pensaba en ella y en cómo se habían dado las cosas, lo arrepentido que estaba de la última discusión que habían tenido. Ya habían pasado dos meses de última vez que se habían visto, y aún recordaba la pelea y la reacción siempre terminaba siendo un golpe con el puño cerrado en la mesa maldiciendo su mala reacción.

-¿Estás en Buenos Aires? –preguntó Javier pensando que era de la única manera que ella podía pensar en llamarlo  y con la ilusión de verla que crecía en su interior.

-Sí, estoy acá, llegué ayer por la tarde –respondió Laura – ¿Cómo estás?

-Yo bien, con bastante trabajo, pero puedo hacerme un rato para encontrarnos, ¿cómo son tus horarios? –le preguntó él.

-Tranquilos. Solo vine para ayudar a Carla con lo del vestido de casamiento, tengo el almuerzo libre, ¿nos vemos a las 12:30 horas querés? –Laura terminó en una cita con Javier sin siquiera pensarlo, no era su intención verlo, solo avisarle que estaba y nada más, pero se dejaba llevar por esa voz tan familiar sin darse cuenta.

-Quiero cocinarte, tengo unas recetas que me pasó  Marijo que me salen muy bien. Te espero en casa, digo, en el departamento – Javier se incomodó por la equivocación pero la dejó pasar con naturalidad.

-Acepto, llevo algo dulce para el postre. Nos vemos después.

Laura había sido persuadida sin darse cuenta por el  tono que utilizó Javier, fue tan amigable, seguro y distendido que no pudo resistirse a la invitación y la hizo cambiar de opinión instantáneamente, realmente ella quería  saber cómo estaba y, tal vez, ya no pelearían  como antes pudiendo tener una linda conversación.

Javier, por el contrario, deseaba ver a Laura más que a nadie en el mundo, tenía las palabras ensayadas desde hacía un tiempo, sabía que Laura viajaría eventualmente  a Buenos Aires y,  si existía la posibilidad de verla, aunque sea una hora, lo haría.

Laura se arregló para  salir,  se puso un jean y una remera,  se cepilló su largo cabello, poco maquillaje como a ella le gustaba, para ser lo más natural posible y salió del hotel en busca de un rico postre y con la ansiedad a flor de piel. Ansiedad por volver a ver a Javier, por volver a ese departamento en el que había sido tan feliz y tan infeliz al mismo tiempo, y ansiedad por saber qué tipo de conversación tendrían  esta vez, ya  que la última experiencia no había sido buena. Él era muy importante para ella y sabía que aunque no fuesen pareja lo quería cerca, toda una vida juntos no podía terminar en nada.

Al llegar al edificio se estremeció, pero no permitió que la invadiesen los malos recuerdos, todo había sido un terrible accidente, una mala persona que se había cruzado por su camino para robarle, ni más ni menos que eso y tenía que permanecer en su cabeza como un mal momento vivido y nada más, intentaba repetirse en silencio mientras esperaba el ascensor. Pero su bebe, aun sin conocerlo, la acompañaría toda la vida en su memoria, en su corazón  y no había día en que no piense en él.

Una vez en la puerta se acomodó la ropa, el pelo y golpeó. Javier abrió la puerta con una enorme sonrisa en su cara.

-Hola Lau, pasá. Estás hermosa como siempre – le dijo muy naturalmente.

-Gracias, vos estás hecho todo un “ama de casa” –retrucó ella animadamente. –Que rico aroma, ¿seguro cocinaste vos? –de pronto la naturalidad con la que se comunicaban la llevó a sentirse cómoda como hacía mucho que no se sentía con él.

-Obvio, siempre se aprende por necesidad, me aburrí de comer comida comprada y me pasaron algunas  recetas.

-Que cambiado está el departamento –comentó ella. -Parece muy cómodo ese sillón y el color es muy bonito.

-Gracias, lo elegí yo solito. ¿Te sirvo una copa de vino?

-¿Por qué no?

-Contáme como van tus cosas –dijo Javier dirigiéndose a la cocina para terminar de armar  los platos y llevarlos a la mesa después de darle en la mano la copa de vino prometida.

Laura comenzó a contarle sobre su trabajo, sobre la gente de Junín que la había integrado rápidamente, sobre amigos nuevos, sobre el evento que la esperaba a la vuelta y otras cosas y la conversación fluía sin pensarlo demasiado.

Javier también le contó sobre sus cosas y sobre Federico y Marijo, aunque ella estuviese al tanto Federico era más íntimo de Javier por lo que contaba con más detalle de su vida.

Comentaron lo feliz que se la veía a Carla con los preparativos, mientras  comían un riquísimo lomo con salsa de mostaza y papas que muy bien había cocinado Javier.

Laura lo felicitó  por la comida, agradecido por el comentario levantó los platos sin dejarla levantarse a ella y puso la torta que trajo Laura con un aromático café recién hecho como sabía que le gustaba.

-De verdad me alegro mucho que estés bien – comentó Javier. –Y me alegro más todavía que hayas venido a casa a verme. Necesitaba hablar con vos. Quiero decirte, primero que te extrañé muchísimo. Cuando me dijiste que te querías ir por un tiempo, después de pensarlo bien, supe que era lo mejor para vos, no para mí y  muchas veces quise ir  a buscarte, porque nunca dejé de amarte como el primer día aunque estuviésemos  enojados. Dejame terminar, por favor, –dijo dulcemente, evitando que Laura lo interrumpa en su discurso –no te estoy pidiendo nada, solo quiero decirte lo que no pude en este tiempo. Segundo, que creo que lo que vivimos fue muy duro para los dos, pero de forma diferente, y, al menos yo, no pude ponerme en tu lugar, estaba  demasiado concentrado en mi dolor y me olvidé de “tu” dolor, por esto y por todas y cada una de las discusiones que tuvimos te pido perdón sincero, me di cuenta de lo mal que me porté justo en el momento que más me necesitabas y ese dolor  me  acompañará toda mi vida.

-Es cierto que te portaste mal conmigo, tal vez no mal, pero si distinto de lo que yo esperaba de vos, eso me enojó mucho y me alejó. Sentí que me defraudaste como esposo y me dolió tanto, Javier. Me partió el corazón, y, lamentablemente ese dolor me cegó y no podía ver el hermoso pasado que teníamos, no me alcanzaba  amarte como lo hacía. Reconozco que fui muy egoísta, hoy lo sé, pero en ese momento  necesitaba pelearte, gritarte  y hacerte sentir tan mal como yo me sentía. ¡Qué ironía!, yo te pedía que me ayudes y no te dejaba hacerlo cuando lo intentabas, a  tu manera. Perdón por no verlo en ese momento. – Dijo Laura con la vos entrecortada por la angustia. - Es tan feo recordar  estas  cosas.

-Por favor tratemos de sacar  algo bueno de esto, no nos pongamos tristes –le rogó Javier abrazándola  cariñosamente para contenerla y evitar que derrame alguna lágrima. –Pensemos  que el tiempo cura las heridas y nosotros nos estamos  curando, de a poco, lentamente, tal vez tengamos que llorar muchas veces más, pero va a ser para bien, te lo prometo.

Laura pensó que éste era el Javier que ella quería, el que esperaba durante esas semanas  tan  duras  en las que solo pensaba en morirse junto con su hijo y volvía a verlo tan tarde, después de tanto pesar y tanta distancia recorrida.

La charla siguió con más recuerdos tristes y arrepentimientos y derivó en un profundo llanto de Laura que sólo se calmó con un abrazo de Javier. Al tenerla entre sus brazos la miro a los ojos y volvió a pedirle perdón, y  Laura también lo hizo,  por juzgarlo, por las peleas y por no poner en la balanza  las cosas  buenas  y sólo ver las malas. Él le sonrió cariñosamente después de escucharla,  le secó las lágrimas y le besó la mejilla. Laura cerró los ojos  disfrutando ese dulce contacto y recordado otros besos, transportándose al pasado. Volvió a besarla, por instinto, por necesidad, esta vez en la boca, un beso corto, húmedo y tierno, ella lo aceptó y lo besó una vez más.

Le gustaba el hombre que tenía frente a ella, recordaba  lo que sus tibias caricias  recorriendo su cuerpo le hacían sentir, extrañaba el perfume y contacto de su piel… la abstinencia de sexo no ayudaba y la obligaba a entregarse al deseo, nada importaba en ese momento quería hacer el amor con Javier  sin pensar en las consecuencias y dejarse llevar por esa mirada que la invitaba a fundirse con él.

Javier la deseaba como siempre, y notó que ella estaba dispuesta, la conocía demasiado bien, clavó la mirada en su boca y se  dejó provocar por sus labios, comenzó a besarla más apasionadamente, mientras ella le desabrochaba los botones de la camisa.

Javier se alejó después de un beso profundo y sentido que los había dejado con la respiración agitada, se paró ya con la camisa desabrochada por los hábiles dedos de Laura y tomándole la mano la llevó a la habitación si dejar de mirarla a los ojos. Una vez ahí ella se sacó la remera y se recostó en la cama lentamente, invitándolo sutilmente a hacerla suya una vez más. Él la observó mientras se quitaba la camisa  y se desprendía el pantalón para dejarlo caer, se acercó y la besó con los labios ardientes y necesitados, recorriendo cada rincón de su boca, sus lenguas se reconocieron en el mismo instante que se tocaron y no dejaban de saborearse, ella disfrutaba cada uno de esos besos con los ojos cerrados, acariciando la espalda desnuda de Javier, redescubriendo su piel y dejando salir suspiros que a su compañero lo desesperaban.

Las manos de él recorrían lentamente el cuerpo de Laura dejando una sensación intensa en cada centímetro de su piel, sin saber cuándo ni cómo le sacó el corpiño y se perdió en sus pechos besándolos con adoración  mientras los ojos de ella miraban esa acción concentrada en la boca de él con deseo, la besaba y la lamia seductoramente, Laura gemía y enredaba sus dedos en el cabello de Javier, él recordaba esa sensación de tener el cuerpo de esa hermosa mujer entregado al placer que él le brindaba y la excitación que eso le provocaba, extrañaba esos  encuentros, reconocía dolorosamente que ninguna caricia podía llevarlo a sentir  tanta pasión y deseo como las caricias de Laura, sus dedos y sus manos sabían adonde dirigirse y como moverse para provocar en él un goce más profundo, como en ese momento en que con las yemas de los dedos caminaba su espalda hasta su cadera y lo acercaba a su cuerpo  para que la roce con su sexo y con la otra mano apretaba suavemente su cabeza para entregarle más de sus gloriosos pechos que tanto le gustaba mortificar con sus labios, lengua y dientes haciéndola gemir como en ese instante.

Entre besos y caricias apasionadas se quitaron el resto de la ropa y se hicieron el amor como si nunca hubiesen dejado de hacerlo, sus cuerpos seguían comunicándose a la perfección. No hablaron con palabras, sus cuerpos lo hacían por ellos en cada movimiento, en cada suspiro, en cada caricia.

Javier fue minucioso, lento, dulce y Laura por momentos sintió que la torturaba con sus manos y la estaba volviendo loca, su piel estaba demasiado sensible y cada roce la  llevaba a  sentir que se derretiría en cualquier momento pero él no se daba por satisfecho, necesitaba dejarle claro que su cuerpo le pertenecía solo a  él  así como su placer. Rogaba sentirlo dentro suyo en el momento que sus manos acariciaban su humedad alejándola por un rato de la vida terrenal y como si él pudiese leerle la mente la invadió por completo. Javier sintió como en ese instante todas las moléculas de su cuerpo se entregaban a sentirla y gozarla como tantas veces la había soñado y comenzó a moverse sin permiso  tomando todo lo que ella le daba y dándole todo lo que era capaz de darle, sus cuerpos se humedecían con el sudor y sus gemidos llenaban la habitación de pasión, Laura arqueaba su espalda al ritmo de las embestidas de Javier y rogaba que siga dándole ese placer que la hacía sentir viva y ya su corazón golpeaba en su pecho descontrolado y de su garganta no dejaban de salir sonidos, su cuerpo era un torbellino de sensaciones, todas indescriptibles y Javier jadeaba sobre ella, consiente de lo que lograba y eso la provocaba más y mientras más gemía,  él  más la provocaba, ya no podía resistir el calor, el placer, estaba por explotar en ese instante en que Javier le tomó las manos llevándoselas a la altura de sus hombros dejándola sin la posibilidad de tocarlo y elevando su torso, llenando su visión con su hermoso pecho y su cara, entro más profundo en ella, tanto como su cuerpo se lo permitió y se ahogó en un sonido parecido a un grito eufórico con el que dejó salir el éxtasis en el que estaba inmersa y todo su cuerpo se tensó bajo la fogosa mirada de Javier que absorbió cada sonido con calientes besos que lo estimulaban. Mientras que en un último movimiento con  Laura aun temblando debajo suyo, él sintió como cada una de sus terminaciones nerviosas encontraban el momento de estallar y un gruñido lo abandonaba junto con la energía de su cuerpo que lo obligaba a caer tendido sobre Laura.

Unos minutos de silencio fueron necesarios para recuperar el control de su respiración, lograr que el corazón deje de bombear tan ansioso y el deseo deje de guiarlos. Javier la besó en los labios dulcemente y repartió pequeños roces bajando por el cuello hasta el hombro desnudo de Laura y se dejó caer hacia un costado aún con la piel erizada como consecuencia del contacto con el cuerpo suave de su mujer, exhausto y silenciosamente feliz por una batalla  ganada. Unos segundos después Laura le pidió permiso para darse una ducha y así lo hizo.

Ya en la ducha no podía dejar de pensar en que la situación era incómoda, ella no había querido que eso pase, pero ¡cómo evitarlo!, todavía sentía cosas por Javier y estaba tan hermoso, sus ojos la miraban con deseo y su perfume la transportaba al pasado, la embriagaba con su masculinidad y su cuerpo ya no tan delgado como la última vez sino más musculoso y endemoniadamente sensual, todo se había confabulado para que Laura se sienta atraída por él una vez más y como siempre. Sabía que podía arrepentirse después, pero en ese momento no le importó, necesitaba a ese hombre recorriendo su cuerpo.

Javier se sentía feliz, cada segundo de tenerla en su cama lo había disfrutado como si fuese la última, sabía que nada cambiaría, lo tenía claro, pero había sido un largo paso hacia adelante, había sentido a Laura  entregada a él en cuerpo y alma y sabía que lo había disfrutado tanto como él, todavía era su mujer, le pertenecía como él a ella. Durante la ausencia de Laura había armado una estrategia para recuperarla, la volvería a conquistar, como antes, paso a paso, lentamente, aunque se le vaya la vida en el intento, se lo merecían los dos, porque se  amaban como siempre Javier estaba seguro de eso, solo que el destino no los había dejado avanzar y había puesto entre ellos una dura prueba a superar, él la guiaría y lo lograrían, era su meta y nada ni nadie lo haría desistir.  Quería estar con ella pero cuando ella se lo pida, no sería antes. Le daría el tiempo necesario para que ella misma reconozca que no podría vivir  otro amor como el que había vivido con él y que aún lo necesitaba, porque no dudaba de eso, la había sentido en sus brazos y eso no se podía disimular.

 Laura tardó en salir del baño, sabía que no había hecho lo correcto, no era un hombre cualquiera con el que había tenido sexo “ocasional”, era su ex marido y no quería tener problemas ni con él ni con su conciencia. Había sido increíble  volver a sentir lo que sentía cuando la tocaba y le hacía el amor de esa manera tan suya, entregando todo y dejándola  extasiada haciendo que cada pensamiento empezara y terminaba en él, pero debía ser realista. Ella sabía que no estaba preparada para verlo, aun así se había convencido de lo contrario al notarlo tan simpático por teléfono, una vez más cayó en sus redes, en sus encantos, los que siempre la perdían. Salió del baño  y se le notaba la incomodidad, no quería herir a Javier y mucho menos volver a tener una pelea. El notó en su cara esa molestia, la conocía mucho  más de lo que ella misma creía, sabía que tenía que ayudarla a sobrellevar el momento y trató de aliviarla.

-Lau, te juro que, no es lo que quisiera, pero tengo que volver a la oficina, no te enojes por favor, ni lo tomes a mal.

-Está bien, no te preocupes –dijo Laura relajada por no tener que ser ella la que tenía que disculparse inventando alguna excusa para irse, muy poco le importaba si era verdad o mentira, necesitaba huir cobardemente de ese lugar.

-La pasé muy bien, me gusta poder conversar con vos como en los viejos tiempos. -No quiso ni referirse al momento vivido, le quedaba en su recuerdo y sabía que en el de ella también. Tenían mucho que pensar.

-Es cierto, yo también la pase bien, gracias.

-Ojalá podamos vernos antes de que te vayas –expresó  Javier mientras  la saludaba con un beso en la mejilla.

Laura le dijo que no sabía si podrían verse por la cantidad de cosas que tenía que hacer y mintió por compromiso afirmando que lo intentaría. Se despidió con la mente volando intentando hilar ideas, sentimientos y pensamientos descontrolados.

Javier se quedó ordenando la cocina, pensativo y feliz por el logro, en su cara se dibujaba una sonrisa pícara y triunfal. Había podido compartir  un hermoso almuerzo con la mujer que amaba y como  si fuera poco había hecho el amor con ella  sin proponérselo. No disfrutó mucho de mentirle con lo del compromiso laboral pero sabía que Laura necesitaba una vía de escape para poder irse tranquila  sin verse en la obligación de dar ninguna explicación, la conocía demasiado para saber que estaba incómoda, aunque le hubiese encantado quedarse con ella, pasar  la tarde juntos, ver alguna película, decirle que la amaba, perderse entre los recuerdos que tenían juntos y rogarle que vuelva que todo sería igual que antes…  Él sabía que eso pasaría, solo tenía que tener paciencia, mientras la esperaba tenía algo actual para recordarla y seguir fantaseando por  las noches solo  en cama.

Laura se fue directamente al hotel, necesitaba estar sola. Su cuerpo mantenía todavía el calor de la piel de Javier y podía sentir todavía sus manos recorriéndola y su aliento provocándole deseo en cada célula de su cuerpo, pero una voz en su cabeza le repetía  “-¿¡Por qué sos tan débil!?”, y le intrigaba como volvería a mirar a Javier después de lo que había pasado.

-¡Mierda, mierda! ¿Si lo que quería era tener sexo porque no lo hice con un desconocido? ¿Tan necesitada estaba? - se decía una y otra vez,  aunque  nunca se arrepintió de haber cedido a esa hermosa tentación y bien sabía ella que no era lo mismo un desconocido que él, por lo mismo tenía mucho miedo de enfrentar las consecuencias, no era cualquiera, era su “ex marido”.

El celular sonó varias veces antes de que lo notara, estaba perdida en sus pensamientos.

-Lau, paso en media hora.

-Carla, me había olvidado…, si…, bueno…, te espero –dijo confundida y sacudiendo la cabeza como si con eso pudiera evitar pensar.

-¿Estás bien? –preguntó Carla preocupada.

-Sí, sí, es que recién llego del departamento de Javier y estoy un poco confundida con algo que pasó, pero te cuento después.

Okumaya devam et

Bunları da Beğeneceksin

8.3K 306 21
fiestas, descontrol, drogas y sexo no es lo único que hay en una banda de rock....el amor se hará sentir cuando menos lo esperen. En esta historia en...
1.3M 95.3K 79
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
5.7K 468 26
A pesar de los tiempos que corren, aún existen las guerras hay familias que deben huir por miedo a ser víctimas de gente que solo quieren poder y les...
844 120 6
Iona O'Hara es poseedora de un gran don que es heredado por su linea materna, viaja desde Irlanda en busca de su destino y el de su hija, Naira. Las...