El Libro De Yolot

By Deylin020697

1.3K 317 80

¿Alguna vez te has puesto a pensar que los libros que lees por muy fantasioso que parezcan tienen algo de rea... More

Prólogo
Capítulo 1: Yoloth Ariella Mayer
Capítulo 2: Tienda de antigüedades
Capítulo 3: El extraño libro dorado
Capítulo 4: Colgando en sus manos
Capítulo 6: Alai y Kiefer
Capítulo 7: El poder de la voz
Capítulo 8: El príncipe de las llamas oscuras
Capítulo 9: Enfrentamiento
Capítulo 10: Un viaje al pasado
Capítulo 11: Preguntas sin respuestas
Capitulo 12: Un trató con el demonio
Capítulo 13: Mi amigo mi enemigo, mi enemigo mi amigo
Capítulo 14: Cayendo en la oscuridad.
Capítulo 15: Caos en el centro comercial
Capítulo 16: El libro y la bebé
Capítulo 17: Una extraña sensación
Capitulo 18: ¿En donde esta Kiefer?
Capítulo 19: El día que todo comenzó parte 1
Capitulo 20: El día en que todo comenzó parte 2
Capitulo 21: Secretos
Capítulo 22: Austin
Capítulo 23: Zapatos blancos
Capítulo 24: ¿Intervención divina?
Capítulo 25: Me gustas
Capítulo 26: Cupido parte 1
Capítulo 27: Cupido parte 2
Capítulo 28: Cupido parte 3
Capítulo 29: Una noche inolvidable
Capítulo 30: Una luz en la oscuridad
Capítulo 31: El secreto mejor guardado
Capítulo 32: Un visitante inesperado
Capítulo 33: Entre su vida y la mía
Capítulo 34: Decisión
Capítulo 35: Luchando por un futuro
Capítulo 36: Amanecer
Capítulo 37: Egoísmo
Capítulo 38: Lo que esconde su mirada
Capitulo 39: Es momento de decir "Adiós"

Capítulo 5: Rompiendo las leyes de la física

36 9 0
By Deylin020697

Lo único que pude hacer en un momento como este fue cerrar con fuerza mis ojos. Sentía mi corazón acelerado y golpeando como loco mi pecho, parecía que quería salirse de su lugar, mis manos sudaban y mis piernas temblaban tanto que parecían estar hechas de gelatina.

Supongo que es lo más normal cuando estas por morir o al menos eso es lo que dicen las series policiacas que en ocasiones acostumbro ver.

¿Sera este mi fin?

De verdad le pido a Dios que no lo sea...

Tengo una gran lista de cosas por hacer como: enamorarme, tener un chico lindo como novio, ganar el concurso y restregarle mi triunfo en la cara a Brian, graduarme de secundaria, ir a la universidad, salir de fiestas, casarme, tener hijos, conocer a mis nietos. Y sobre todas las cosas, seguir viendo bl.

La verdad es que... ¡no quiero morir!

-¿Quieres morir antes que ella?- Escuche la molesta voz del castaño decir sacándome de mi sufrimiento mental.

Ahora que regrese a la realidad me he dado cuenta de algo. Ha pasado un buen rato desde que cerré los ojos y al parecer sigo viva, a menos que el golpe haya sido tan rápido e indoloro que ni me percate cuando morí.

-No hagas algo de lo que te arrepientas...- Dijo otra voz la cual reconocí como la del platinado.

Sé que tengo menos de 10 minutos de conocerlos pero todo lo que he vivido con ellos o mejor dicho por ellos, es suficiente para recordarlos por el resto de mi vida.

Tentada por la curiosidad de saber que estaba sucediendo me decidí a abrir los ojos, encontrándome de frente con una espalda grande y gruesa cubierta por una capa roja. Ahora con los dos ojos bien abiertos di una mirada hacia arriba en donde pude ver unos lindos cabellos platinados que si no me equivoco pertenecen a mi salvador.

-He matado más personas de las que puedes contar...- Hablo nuevamente el castaño con voz orgullosa. Solo un maldito enfermo diría algo como eso con tanta facilidad. -Tú mejor que nadie los sabes, después de todo mi espada esta manchada con la sangre de tu asquerosa gente-

Me aleje de aquella espalda que me protegía y sacando mi cabeza como una tortuga fui capaz de ver lo que estaba ocurriendo entre esos dos. Una sonrisa adornaba el rostro del enano, parecía muy satisfecho con lo que dijo, aunque en este punto ya no me extraña su actitud, lo que me extraño fue ver la mano del más alto sujetando con fuerza la muñeca del otro.

-No dirás nada...- Continúo el enano, pero no recibió respuesta del otro más que una mirada gélida, tan fría como el polo norte o el monte Everest. -O es que estas pensando en pelear seriamente con...-

Una mueca de dolor se instaló en su rostro, algo que al principio no entendí, no fue hasta que vi como el más alto estrujaba fuertemente su muñeca. Por un instante me pareció escuchar el crujir de sus huesos.

Esto se está poniendo feo, muy feo.

Ahora que se están asesinando con la mirada sería una perfecta oportunidad para escapar pero fui lo suficientemente estúpida como para no hacerlo. No porque no quisiera sino porque no pude hacerlo, mis ojos estaban maravillados viendo aquella aura de tensión sexual rodeándolos.

-¿Qué crees que ves?- Una tosca voz interrumpió mis pensamientos. Y a la hora de regresar a la cruel realidad me percaté de que tenía la mirada de ambos sobre mí.

-¡No estoy viendo nada!- Entre risas nerviosas y moviendo mis manos de un lado a otro negué.

Él enano infeliz entrecerró los ojos y me siguió evaluando con la mirada. Por inercia desvié la mirada hacia otro lado, más específico en sus manos entrelazadas.
El de ojos grises pareció notar que había dejado de verlo e igualmente poso sus ojos en aquellas manos y sin más se soltó bruscamente, desapareciendo con ello la bola de fuego con la que intento matarme.

Probablemente sobre decir esto pero... las cosas se vuelven más extrañas a cada minuto.

Todo parece salido de una película de fantasía con sus toques de terror.

El castaño se alejó de ambos y caminando con tranquilidad comenzó a recorrer mi habitación, mirando con curiosidad cada una de las cosas en ella y tomando en el acto algunas cosas como la laptop, los adornos en el escritorio, entre otras cosas más.

Siguió de esa forma por unos segundos más hasta terminar frente a mi espejo de cuerpo completo en donde se admiró detenidamente, sonriéndose a sí mismo como un tonto.

Genial, aparte de estar loco tambien es un narcisista.

-Tienes sesenta segundos...- Dijo arreglando el cuello de su extraño traje.

-¿Eh?- Enarque una ceja confundida.

-¿Dime porque en vez de estar en el campo de batalla luchando contra este...bastado, estoy en un lugar tan feo como este?-

-Hey...- Llamé indignada, y olvidando por un instante mi temor salí de mi escondite. -Mi habitación pude ser pequeña pero no es un lugar feo-

-No es un lugar feo...- Murmuró con voz sarcástica apartándose del espejo y ahora poniéndose frente a mi poster de theory of love. -Entonces que se supone que es esto...-

-Eso es arte...- Defendí.

-Más bien basura-

Ash... este tipo se está ganando mi odio a pulso.

-Lo que él está tratando de decir es que no somos de aquí-

Luego de un largo tiempo volví a escuchar la voz del otro chico, quien con su aura de porte y elegancia se acercó a ambos e inmediatamente el enano se alejó.

-¿No son de aquí?- Repetí no muy asombrada, recibiendo un leve asentimiento del mayor.

La verdad es que no me sorprende escuchar eso, desde que los vi hace apenas unos minutos (que han parecido los más largos de mi vida) supe que no pertenecían a esta ciudad pero no imagine que no fueran de este mundo.

-Estábamos librando una batalla en la intersección entre Albanorth y Abaddon cuando apareció un portal en el cielo y nos arrastró hasta aquí- Explico.

¿Teniendo una batalla? ¿Un portal en el cielo? Entonces tengo razón y termine dentro de una historia de fantasía de la edad media.

Esperen...él dijo Abaddon y Albanorth.

Estoy segura de que no es la primera vez que escucho esas dos palabras

¿Pero dónde fue?

-No es necesario dar explicaciones- Espeto el enano con voz fastidiosa, quien ahora se encontraba acostado sobre mi cama mientras utilizaba mi libreta como abanico. -Nuestro origen no es importante aquí, lo importante es que nos envíes de vuelta o...-

-Ustedes tienen poderes- Interrumpí. -Son capaces de crear fuego a voluntad, regresar a su mundo no debería ser un problema-

-Las cosas no son tan fáciles como piensas- Contesto el platinado, quien ahora se encontraba mirando por la ventana.

Esperen... ¿En qué momento paso de estar junto a mí y se fue a la ventana?

-Es cierto que tenemos magia pero no la suficiente para romper las leyes de la física y abrir un portal, se necesita una gran concentración de magia-

-Además...el único que puede crear fuego soy yo- Agrego el castaño. -Controló el elemento fuego así que no me compares con ese...- Escupió mirando al platinado con asco.

Si antes de conocer esta información mi cabeza era un lio total ahora está peor. Descubrir que estas conviviendo con personas que son diferentes a ti y no me refiero simplemente a las habilidades resulta muy confuso y extraño.

Demasiado para mi gusto.

-No quisimos asustarte pero reaccionar de esta forma es común en una situación como esta- Explico el platinado alejándose de la venta y acercándose a mí.

-No hables por los dos...- Murmuro el castaño fastidioso revisando una de mis libretas. -Además no voy a disculparme contigo, no lo mereces y es tu maldita culpa que este aquí así que busca una solución y ya o juro que...-

-Me vas a matar- Corte recibiendo un asentimiento y una sonrisa de su parte.
-Créeme que de los tres yo soy la más interesada de que se vayan pero lamentablemente ni siquiera yo sé qué demonios hice. Todo estuvo bien hasta que fui a esa tienda de antigüedades y compre ese...-

Y la respuesta me calló como un balde de agua fría.

-¡Lo tengo...!- Grite haciendo que la persona sobre mi cama se cubriera los oídos.

-Tu voz es tan desagradable...- Murmuro a lo que simplemente lo ignore.

Con rapidez me coloqué de rodillas en el suelo y comencé a buscar ese estúpido libro que si mal no recuerdo lo tire por ahí cuando todo esto sucediendo. Gateando y pasando entre las piernas de platinado, quien al igual que el otro chico me miro de forma extraña seguí buscando el libro.

-Por aquí lo deje...- Murmure buscando bajo mi cama, pero no estaba y me dirigí hacia el escritorio. -¿En dónde está?-

-¿Qué diablos estas buscando?- Pregunto el malhumorado enano.
- Espero que sean tus senos porque si no te has dado cuenta no tienes.- Rio burlan.

Maldito...

-¡Estoy en desarrollo!- Lo fulmine con la mirada haciendo que las risas del bastardo se hicieran más sonoras.

Bien, dos podemos jugar este juego.

-Porque no cierras tu apestosa boca, mueves tu pasivo trasero y me ayudas a buscar o... ¿A caso la diva teme romperse una uña?- Le mire de reojo con una leve sonrisa, provocando que su entrecejo se frunciera.

-Soy el amo de las llamas oscuras, jamás me rebajaría a algo tan sucio como eso- Soltó con altanería.

Y yo que pensé que no existe alguien peor que Brian pero miren, existe.

Ignorando las idioteces de este baboso seguí buscando y al no encontrarlo bajo el escritorio cambie mi rumbo por la pequeña cómoda junto a este.

-¡Lo encontré!- Dije emocionada y cargando el pesado libro me levante del suelo.

Mis palabras parecieron llamar la atención de esos dos porque en un movimiento rápido los tenía junto a mí.

-¿Eso es lo que tanto buscabas?- Pregunto el castaño mirando el libro con desdén.
-No le veo lo interesante-

Si será idiota...

-Pues créeme, es muy interesante...- Dije sarcástica y mire de reojo al chico de estatura superior a la mía, quien con los ojos muy abiertos miraba fijamente el objeto entre mis manos.

Tengo la leve sospecha de que él si lo conoce.

-El libro de las profecías...- Murmuró el platinado con una mueca similar al asombro.

Antes de que pudiera preguntar algo el asombrado chico me tendió sus manos dándome a entender que necesitaba verlo de cerca y como soy una buena chica que ama ayudar se lo entregue sin chistar.

Mentira, el realidad amo mi vida, nada más.

Al tenerlo en manos lo admiro detenidamente por un largo rato, y cargándolo como si fuera algo verdaderamente valioso se dedicó a examinar sus hojas. Desde mi punto de vista ese estúpido libro que me metió en este lio es muy importante para él, me pregunto cómo reaccionara si supiera que trate de tirarlo a la basura.

-¿De dónde lo sacaste?- Pregunto sacándome de mis pensamientos, dando una rápida ojeada en el libro.

-De una tienda de antigüedades- Respondí encogiéndome de hombros.

-¿Qué es una tienda de antigüedades?- En esta ocasión pregunto el enano enarcando una ceja.

-Eres tan tonto como para no saber que es una tienda de antigüedades...- Le dedique una mirada burlona; el frunció el ceño mientras que el chico que sostenía el libro tambien me miro sin entender.

Y luego dicen que la tonta soy yo.

-Es un lugar repleto de cosas viejas que usaron personas muertas y que actualmente valen mucho dinero- Explique con fastidio, me dolía recordar todo el dinero que tuve que dar por ese estúpido candelabro. -¿A caso en su mundo no hay tienda de antigüedades?-

Me calle de golpe al recordar que estos dos chicos son de un mundo diferente al mío, ni siquiera creo que sean del mismo año.

-Te sorprendería mucho lo diferente que es tu mundo del mío...- Murmuro el platinado con una mirada seria. -Aunque no necesito explicártelo porque... ya lo has leído en el libro ¿no es así?-

Ahora fui yo quien enarco una ceja confundida. Que ya lo he leído en el libro dice...

¡Esperen! Ya lo recuerdo, ellos mencionaron dos palabras que se me hicieron conocidas pero había olvidado en donde las escuche "Abaddon" y "Albanorth" esos eran los nombres de los reinos de los que habla el libro lo que significa que ellos son...

-Esperen...- Murmure sin poder creerlo. -¿A caso son...?-

-Mi nombre es Alai- Interrumpió el chico de carácter amable. -Y como leíste en el libro soy el actual líder del reino de Albanorth-

Mis ojos se abrieron como platos y podría jurar que mi barbilla se cayó luego de escuchar esa frase.

Esto debe ser una broma, no es posible.

-Alai...- Murmure en estado shock, aunque por dentro estoy experimentando una gran emoción que no tiene nombre.

Alai dio un leve asentimiento a mi pregunta, haciéndome ver que no estaba alucinando.

De verdad es él....

El gran Alai del que hablaba el libro, lo que significa que...

-¿Malik?- Pregunte mirando ahora al enano, quien inmediatamente frunció el ceño.

-Ese es el nombre de mi hermano mayor- Pronuncio con un toque de molestia en la voz. -Así que no me compares con él, porque el gran Kiefer no se puede comparar con nadie-

Esto sí que no me lo espere...

¿Kiefer? ¿El enano psicópata es Kiefer?

-Pero el libro dice que eras un mocoso- Argumente confundida. -Bueno tienes el tamaño de un mocoso pero...-

-Has otro comentario respecto a mi tamaño y esta vez nada me detendrá de contarte la lengua- Hablo Kiefer con voz amenazante apretando fuertemente el mango de la espada en su cintura.

¿En qué momento llego ahí? Se supone que el de cabellos blancos, perdón Alai las hizo desaparecer.

-Puede algunos de ustedes, par de idiotas explicar de qué mierda están hablando- Exigió entre dientes con su habitual cara de pocos amigos. -Y porque demonios sabes su nombre- Miro con desdén al chico de nombre Alai, quien seguía revisando el libro, ajeno al mal carácter de este idiota. -¿A caso se conocen?-

-Pues...-

TOC, TOC, TOC...

Varios golpes a la puerta interrumpieron mi futuro monologo.

En un movimiento rápido Kiefer desenvaino su espada y dio media vuelta hacia la puerta, mientras que Alai, igualmente en posición de ataque tomo el mango de su espada con la intención de atacar a quien sea que entre.

Deje escapar un suspiro cansado. De estos tipos puedo esperar cualquier cosa.

-¿Yoloth está todo bien ahí?- Escuche la voz de mi padre preguntar al otro lado de la puerta mientras seguía dando suaves golpes en la puerta.

-Está todo bien- Respondí mirando de reojo a esos dos.

Aunque aparente tranquilidad por dentro estoy que me muero de miedo. Si mi padre entra aquí el maniático de Kiefer es capaz de asesinarlo sin siquiera darme tiempo de dar una explicación.

-¿Segura?- Confirmo mi padre con un tono de voz que me hizo pensar que no lo había convencido.

-¿Por qué no lo estaría?- Dije con nerviosismo.

-Creo que escuche gritos y golpes- Insistió mi padre.

Dios esto se está complicando más y más.

-Em...- Murmure nerviosa. -Estoy bien, los golpes y gritos que escuchaste fueron porque el tonto de Odi tiro unas cosas-

Explique, esperando que me creyera, aunque ahora que me fijo bien ese perro no está en mi habitación.

-Bien...- Hablo luego de algunos segundos en silencio. -Te espero abajo para cenar-

Luego de eso solo escuche el rechinar de la madera indicándome que papá se había marchado, fue en ese momento que al fin pude soltar el aire que sin saber estaba reteniendo. Todo este asunto me está agotando.

-¿Quién era ese?- Rápidamente preguntó Kiefer regresando su espada a su antiguo lugar junto a su cintura.

-Mi padre...- Dije en un suspiro y pudiendo ser capaz de moverme libremente fui hacia mi cama, en donde me deje caer. -Y antes de que tu loca cabeza empiece a imaginar cosas que no son, él no es peligroso-

Reproche mirando fijamente al castaño.

-No hace falta que lo digas- Refirió el mencionado. -No note ningún poder mágico cuando se acercó- Y luego de decir aquello tomo el asiento junto a mi escritorio y después de colocarlo frente a mí se sentó.

-¿Poder mágico?- Repetí sin comprender.

-Entre los mágicos podemos sentir a otros mágicos- Explico Kiefer encogiéndose de hombros.

Me quede pensativa por unos segundos, esperando al fin poder entender todo esto pero sinceramente a cada minuto me asombro más. Aunque ahora entiendo un poco de esos dos como el hecho de que son seres mágicos con habilidades sobrenaturales y que probablemente salieron de ese libro.

-¿Entonces yo tengo algún poder mágico?- Pregunte esperanzada de que así fuera, sería muy divertido poder tener habilidades como las de Kiefer y pongo a ese enano como ejemplo porque es el único que me ha mostrado lo que tiene.

-Mmm...- Murmuro Kiefer haciendo un movimiento de un lado a otro con su nariz y acariciando su barbilla. -Tienes una gran habilidad-

-¿De verdad?- Pregunte emocionada.
-¿Y cuál es?-

-El poder de irritarme como nadie lo ha hecho...- Respondió entre risas e inmediatamente mi sonrisa desapareció.

-Eres un...-

Mis palabras quedaron en el aire al ver como la puerta era bruscamente abierta y tras esta entraba nada más y nada menos que mi amado padre en compañía de Odi.

-¡Aléjense de mi hija!-

Entre gritos y amenazando a esos dos con un bate de béisbol papa se posiciono frente a mí.

Dios, en que lio me metí...

-Papa...- Llame incorporándome y colocando mis manos en sus hombros.
-Cálmate no es lo que...-

-¡Yoloth llama a la policía, yo detendré a estos dos delincuentes mientras tanto!- Ordeno amenazando con golpearlos con el bate.

-Ellos no son delincuentes...- Trate de hacerle entender, estaba muy alterado y la verdad no lo culpo. -Ellos son...-

Mire a ambos chicos tratando de encontrar las palabras para explicar esta extraña situación o al menos que me ayudaran a calmarlo pero no hubo respuesta de su parte. El maniático de Kiefer reía a carcajadas por el ridículo que estaba haciendo mi padre, mientras que Alai mantenía su maldita actitud relajada de "yo no me preocupó por nada"

-¡Yoloth obedece y llama a la policía!- Exigió mirándome de reojo y luego miro a esos dos. -Odi y yo nos ocuparemos de ellos-

Deje escapar un suspiro cansado. Creo que al terminar esta noche visitare un hospital psiquiátrico; las risas de Kiefer, la tranquilidad de Alai, los gritos de mi padre y ahora los ladridos de Odio me están volviendo loca.

-¡Maldita sea Yoloth obedece y...!-

Aquellas palabras quedaron en el aire, luego de eso no volví a escuchar su voz y lo siguiente que mis ojos vieron fue el cuerpo de mi padre caer lentamente al suelo.

Con ojos muy abiertos mire el inerte cuerpo de mi padre ahora en el suelo y luego a Kiefer, aquella sonrisa siniestra me hizo entender lo que hizo.

Kiefer acaba de matar a mi padre...

Continue Reading

You'll Also Like

9.4K 571 22
La felicidad de Rafael vuelve a ser interrumpida y debe abandonar a los suyos y convertirse en un agente encubierto en un país desconocido para poder...
214 79 23
Las vacaciones de verano de Bautista comienzan con un despido en la revista donde trabaja y un accidente en su bicicleta. Allí conoce al nuevo doctor...
128K 8.8K 56
𝗕 ❙ Unos adolescentes asisten a un campamento de aventuras en el lado opuesto de Isla Nublar y deben unirse para sobrevivir cuando los dinosaurios c...