Pensé que me iba a llevar más tiempo sentarme frente a la pantalla de la notebook, más específicamente, frente a un word en blanco.
Pero aquí estoy, con dedos ansiosos por expresar todo aquello que hay en mi mente. Incluso, hasta me siento emocionada. Demasiado. Y es un sabor muy agradable después de todo.
He colocado la notebook en el escritorio de Steven, dejando en perfecto orden el resto de sus cosas. Lo único nuevo que he puesto, son cuadros en la pared, con los recortes de los textos y frases que escribió para mi, en su cuaderno.
Y no sólo eso, sino que también colgué el dibujo que hizo donde le gano a Harry Potter, y el que hizo de niño, con su futura novia, hijos, perro y gato.
Y es ese cuaderno que encontré, son sus textos, y su entero amor hacia mí, y hacia todos, el cual me impulsa a estar sentada aquí, a punto de expulsar todo lo que hay en mi corazón.
He decidido hacer algo nuevo, dejando atrás la historia que tenía en mente. Y, la razón por la cual tomé esta decisión es, por supuesto, Steven Fry.
Voy a escribir textos, en los cuales voy a explayar lo que fui antes de su llegada, lo que sucedió cuando entró a mi vida, y lo que dejó con su partida. Aún no lo escribo y ya lo considero algo maravilloso.
Al momento, lo único que planeo hacer con el, es hacerle llegar una copia a todo aquel que tuvo la suerte de conocerlo. Pienso que es una linda manera de recordarlo siempre con amor, y con una sonrisa. Tal como él quiere que suceda, estoy segura.
Quizá, más adelante, modifique los textos para que no sean tan personales, es decir, tan únicos sólo para quienes lo conocimos, y me anime a publicarlos.
El mundo sabría que hubo un ser maravilloso, generando las más hermosas sensaciones. Y quizá, me encuentre con empatía, o con alguien diciéndome que, en tal lugar, hay alguien tan increíble como él.
¿Quién sabe? Creo que ya estoy divagando mucho por un sueño que aún no sé si voy a llevar a cabo. Pero no importa, siempre hay que soñar, y sentir la magia que hay en eso. Una de las tantas enseñanzas que me ha dejado Steven.
Imaginar, y soñar, que desconocidos tengan la oportunidad de leerme, y de conocer a Steven Fry, me resulta algo increíble. Es decir, creo que con eso instalaría un poco de esperanza en todos. Porque eso fue él, eso sigue siendo, una esperanza que creía que no existía. Sin embargo, llegó a mi vida y la sacudió por completo, sin hacer ningún tipo de desorden. Sino, justamente todo lo contrario, puso todo en orden.
Pensar que lo conocí una noche, la cual tuvo que haber quedado sólo ahí, con la lluvia, con ese beso y baile. Pero, luego de unos pocos días, me lo volví a encontrar.
Le agradezco al destino por eso.
Al final ninguno de los dos resultamos ser unos idiotas. Él nunca lo fue, ni en nuestras peleas lo consideraba como tal.
Steven Fry fue el color que mi vida tanto estaba necesitando. Iba a ser una idiota si no lo dejaba entrar en mi corazón. Pero, aquí está, con su marca única e irremplazable.
En verdad espero que en el mundo haya más personas como él. Son muy necesarias, te cambian la vida y los días. Son quienes sacan lo mejor de ti, y te demuestran la magia que tienes en tu interior, y que de seguro no sabías.
Mientras estos textos existan, y se lean, habrá un nuevo color en quien decida pasar de página en página. Y si algún día llega a manos de alguien desconocido, espero con esto provocar una gota de esperanza.
Suspiro profundo, me acomodo de forma correcta en la silla, y entonces escribo el título:
Si lo has conocido, probablemente una sonrisa se extendió por tu rostro. Te entiendo, me acaba de pasar.
Es más, hasta estoy segura de que una serie de recuerdos bonitos pasan por tu mente. ¿Tuve razón? Espero que sí. Sino, seguro que ahora está pasando. Anda, piensa en algo hermoso que hayas vivido con él, o por él.
Esta bien si quieres llorar, está más que permitido. Pero, en nombre de ese ser hermoso del que voy a tratar aquí, te digo que las sonrisas deben predominar más.
Tiene que ser una promesa, un pacto, por él. ¿Estas de acuerdo conmigo?
Si aún no estás listo para leer esto, no te preocupes, vuelve cuando lo estés.
Ahora, si estás listo, lleva una mano hacia tu corazón. Piensa en tu momento favorito con Steven,... ¿listo? ¡Bien hecho! Ahora, repite conmigo:
Al leer este libro, prometo recordar a Steven Fry con una sonrisa. Prometo más sonrisas que lágrimas.
Espero que lo hayas dicho en voz alta. Cuando terminé de escribir esa oración, llevé mi mano hacia mi corazón, e hice la promesa.
Bien, empecemos este hermoso viaje. Por cierto, deben saber que se van a encontrar con muchos recuerdos míos con él. Pero también me voy a enfocar en él, conmigo fuera de foco.
Estoy más que lista para compartir mis recuerdos con ustedes. Más que lista para hablar de él.
Nos volvemos a encontrar al final...
Termino de escribir la introducción, sintiendo una gran satisfacción.
Va a ser algo bueno, lo sé. Y espero que quienes lo conocieron lo disfruten. Y, si el día de mañana lo modifico para que lo lean más personas, espero que lo disfruten de igual forma y se abracen a la esperanza de que aún hay seres hermosos.
Salgo al patio trasero, y claro, Penélope me sigue. Nos sentamos juntas sobre el césped, bajo la luz de la luna. Es una hermosa noche de primavera, y el aroma de las flores lo demuestra. Espero poder cuidar de ellas tan bien como Steven lo hacía.
Me recuesto, y la gata apoya su cabeza sobre mi vientre, su ronroneo me hace sonreír. Y sé, desde ya, que va a ser una buena compañera para mi bebé. Así como lo es conmigo. Es la mejor, la número uno de hecho. Y me pone muy contenta que juntas hayamos conseguido lidiar con su ausencia.
El cielo nocturno está repleto de estrellas. Quisiera subirme al auto y conducir lejos de la ciudad, dirigirme a un lugar donde este cielo se pueda disfrutar más.
Pero esto es lo que hay, y aún así lo disfruto. Y hasta puedo imaginar que soy parte de ellas. Y eso es algo extraño, pero muy agraciado de sentir.
Extraño porque así me sentía cuando Steven estaba cerca mío. En su presencia, yo siempre era una estrella. Me sentía así.
Y es extraño ya que, luego de mi visita al cementerio, ya no he sentido su presencia, y por lo tanto, ya no tuve la sensación de ser una estrella.
Fue muy duro el vacío, pero lo comprendí, necesitaba su descanso. Así que decidí llenar la casa de sus memorias, de nuestros recuerdos, y desde entonces, el vacío poco a poco fue disminuyendo. Estoy tranquila porque se fue sabiendo que estoy bien. Y pese a no sentir su presencia, sé que me cuida desde donde está. Creo en eso.
Es extraño sentirme parte de las luces que hay en el cielo pero, como bien dije, es algo que me hace sentir muy afortunada. Y tal sensación de creerme una estrella, se instala cómodamente en mi corazón, allí donde permanece la marca que lleva su nombre.
Acaricio mi vientre, pensando en mi entusiasmo por saber qué va a ser. Lo único que sé es que, sin saber nada de eso, y sin haber visto su rostro, lo o la amo. Y todos a mi alrededor lo hacen. Creo que será el bebé con más amor en el mundo. Que fortuna.
—Cameron... Josephine —susurro—. Cameron Fry. Josephine Fry —sonrío. Suenan tan musicales.
—Seas Cameron, o seas Josephine, tienes que saber que tu papá te ama mucho. Y que, desde donde esté, siempre cuidará de ti —suspiro—. Le hablaré siempre de ti, Stev, y obvio que lo sabes —me río.
Me quedo en silencio, escuchando el ronroneo de Penélope, acariciando mi vientre, aún mirando hacia el cielo.
Pienso en que mi bebé es el motivo más real para seguir siempre hacia adelante. Es quien más fuerzas me está dando, y es por este embarazo que no he caído en la más profunda y dolorosa tristeza.
Pienso también en Steven, en el amor que tuvo hacia mí. A su lado, fueron los mejores meses de mi vida. Y sin él, será una buena vida gracias a Cameron o Josephine. Voy a estar bien.
A veces el amor es efímero, pero su marca es eterna. O al menos eso me pasó con Steven Fry. Fue un amor breve en vida, pero por siempre perdurable en mi corazón.
Jamás podré olvidarme de él. Es algo que ni siquiera puede tener un lugar en mis pensamientos.
Su paso por mi vida ha sido tan hermoso como su sonrisa, y es esa mueca la cual se instala cual tatuaje en mi cuerpo.
Gran parte de mi corazón lleva su nombre. Y estoy agradecida por eso, porque estoy agradecida por haberlo conocido.
Me ha cambiado la vida, y ha dejado algo en mi interior que cambiará por completo mi futuro. Aún sin estar presente, logra que los cambios sean buenos.
—Gracias por tanto, y por todo, Steven Fry. Mi super alegría —sonrío.
En el cielo cruza una estrella fugaz, mi piel se eriza y mi boca se abre ante la sorpresa. Si esto no es una señal, ¿qué es? ¡oh, vamos!
Una enorme sonrisa se extiende por mi rostro, y mis ojos se llenan de lágrimas.
Sigue siendo la magia de todo, eso ya ha quedado bastante claro, ¿no?.
Los colores de la vida brillan con más intensidad si me detengo a pensar en él.
Y así seguirá siendo, por y para siempre.
Y sé que mi hijo o hija, traerá consigo una nueva gama de color, iluminando cada rincón de mi vida, así como lo hizo su padre.
Ya no lo tengo miedo al mañana, a lo que pasará... pase lo que pase, toque como me toque, sé que voy a estar bien. O buscaré la forma de que así sea.
Tengo más de un motivo para hacerlo. Y ahora si puedo ver aquello que todos ven desde que supe de mi embarazo...
Soy muy valiente.
Puedo avanzar, puedo seguir, Steven es una parte de mí que nunca morirá. Es más que sólo un recuerdo, y por siempre será más que eso.
Y si nuestro amor, pese al corto tiempo, fue tan grande, sé que cuando deje este mundo... lo volveré a ver.
Ahora bien, una vuelta de página...