C a p í t u l o 30: Inspiración.

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Llegó nuestro fin de semana juntos

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Llegó nuestro fin de semana juntos. Pero, a diferencia de nuestros otros paseos, a este se nos sumaron Lisa y Carl.

Carl generó un buen vínculo con Steven, y eso me alegra muchísimo. Por primera vez escucho que llama a alguien su amigo, sin tratarse de un adolescente que quiere aprender música con él.

Y en cuanto a Lisa, dice que Steven es el mejor cuñado que le pudo haber tocado. Lo adora. Y yo adoro a Carl.

Así que estoy más que segura que este fin de semana estará cargado de risas, muchas. Las cuales ya habían iniciado ni bien empezó el viaje hasta aquí. Será un buen tiempo juntos, lo sé.

Las cabañas se rodean de mucho verde, de hermosa y sana naturaleza, con sus ruidos, y aromas. Tuve que calmar a Lisa, pues al ver el lugar, ya se imaginó a Jason acechando entre los árboles, con ganas de asesinarnos. Más lo pensó cuando, en el paseo, vimos un lago. Según ella, debajo del agua está Jason con ganas de matar.

No debo dejar que vuelva a ver una película de terror sola. Si no es Jason debajo del agua, es la muñeca de porcelana que le regaló su abuela. Según ella tiene vida propia, como Annabelle. Y por eso está escondida en su armario.

Como sea, creo que no conseguí que se calme del todo, ya que una vez dentro, y de noche, está parada frente a la ventana, observando en dirección al bosque.

—Cariño, has visto la seguridad del lugar. No hay nada que temer —le dice Carl.

—Sí... en las películas pasa lo mismo, y luego mueren —se da vuelta, pone las manos en su cintura y nos mira—. Seré la primera en morir, ¿cierto?

Nos reímos. Y vuelve a preguntarnos, a insistir en si ella muere primero o no. Hasta que llegamos a la conclusión de que sí, probablemente así sea. Según Carl, seguiría él, por querer vengar a Lisa.

Y, según el mismo Carl, sigue Steven. Dice que llegaríamos hasta el final, hasta el primer y único socorro, pero que él no lo conseguiría, Jason lo tomaría de imprevisto.

—Si, bueno, ¿y si cambiamos de tema? —propongo—. Ya no me gusta esto.

Se ríen y observo en dirección al bosque. Estúpida Lisa, ya me contagió su miedo.

Jugamos a un juego de mesa, y nos divertimos. Pero cuando la cosa se pone en extremo competitiva, decidimos dejar de hacerlo. No vaya a ser cosa que termine odiando a Carl por esto.

Steven busca las cervezas que trajo para compartir, Carl pone música, y armamos así una discoteca. Bueno, faltan las luces, y todo lo que eso conlleva, pero los bailes y las risas están presentes.

Cuando Lisa empieza a decir pavadas, y hablar sobre aliens, me doy cuenta de que ya está pasada. Típico en ella, si habla de aliens, ya está ebria.

Carl también lo nota, así que se disculpa con nosotros, y se lleva a la habitación a mi amiga que se queja porque ninguno le cree eso de que vió un ser del espacio.

Como estrella fugazWhere stories live. Discover now