Para Gia Beckman, y su atareada agenda, no hay lugar para la diversión. De hecho, rara vez se da un respiro de sus días.
Es la mejor en todo lo que se propone, se esfuerza al máximo por serlo, y si tiene un objetivo, no para hasta conseguirlo.
Gia n...
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Y llegamos al final. O más bien, ¿llegamos al final? En un ratito van a saber más sobre esto.
Si llegaron hasta acá, les agradezco de corazón. En serio muchas gracias por acompañarme en cada capítulo, por esperar cada actualización, y por no abandonar la lectura luego de lo que pasó con Steven Fry.
Espero que el final de esta historia les haya gustado, y hayan sonreído como yo sonreí cuando lo escribí. En lo personal, me gustó mucho. Ya la opinión que tengan al respecto, es sólo suya, y se la respeta.
Amé mucho esta historia. Me encantaba sentarme a escribir sabiendo que tenía que hablar de Steven. Fue mi mejor compañía en esta cuarentena que, al menos en mi país (Argentina) parece no tener fin. Steven y Gia me han desconectado de todo esto que esta pasando, y han hecho de mis días algo bueno. Ojalá les haya podido transmitir algo de eso.
Fue muy difícil lo que hice con Steven. Era sentarme, y abandonar el intento, porque sabía lo que seguía y no quería escribir sobre eso. Me hacía la tonta, básicamente.
Hasta que bueno... tuve que hacerlo. Tuve que borrar y escribir más de una vez. Y a la hora de actualizar, sentí terror por sus reacciones.
Pero, como bien dijo Gia, es alguien que se instala en tu corazón para quedarse. Por más personaje ficticio que sea, se ha instalado en mi corazón muy comodamente.
Ojalá en sus vidas haya alguien como él. O... ¿por qué no ser como él? Hace falta mucho de eso, ¿no?
¡Gracias por leerme, por apoyarme, y acompañarme!
Les mando un abrazo virtual enorme, así como el corazón de Steven Fry.
Y bueno, si quieren, y si gustan... nos leemos pronto. ¿Me siguen?
