C a p í t u l o 41: Vamos a estar bien.

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Steven está sentado en el césped de su patio trasero

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Steven está sentado en el césped de su patio trasero. Las flores tienen más color, más vida ahora que está aquí.

Arriba, en el cielo, el sol parece que brilla por y para él. Y los pájaros le regalan una melodía que lo hace sonreír.

Penélope está detrás suyo, jugando con una hoja que acaba de caer de lo más alto del árbol. Todo brilla, todo parece estar en su lugar, de la forma correcta, como debe ser. Todo está bien porque Steven está aquí, sonriendo, hasta que su mueca se transforma en risa. La más hermosa que el mundo pudo haber escuchado.

Los pájaros revolotean a su lado, y esto le divierte. La felicidad en su rostro es inigualable, y su sonrisa brilla más que los rayos del sol.

—Estoy bien —dice y se recuesta sobre el césped, mirando hacia el cielo—. Estoy bien —repite y vuelve a sentarse. Sus ojos me miran, y la sonrisa que se dibuja en su rostro, es esa que tanto me ha regalado, hasta que la bauticé como mía.

Está bien.



Abro mis ojos, y me encuentro con Penélope en el medio, mientras que Will duerme al otro lado.

Fue sueño. Pienso y me siento en la cama. Llevo una de mis manos hacia mi pecho, hacia mi corazón. Percibo latidos tranquilos, llenos de paz, y entonces sonrío. Pienso en el sueño, en él sonriendo y diciendo que está bien, y sonrío más.

Se presentó en mi sueño en el momento justo, cuando más necesité de él. Y si siento su presencia por la casa, dándome su armoniosa energía para que no me sienta sola, luego de este sueño, me siento mucho más acompañada.

—Estás bien —digo y sonrío. Miro nuestra foto juntos, la cual está en la mesa de noche—. Gracias.

Me levanto de un salto de la cama, con un buen humor, y bajo hasta la cocina. Una vez allí, me regalo un buen y rico desayuno, uno que no me preparo hace tiempo. ¡Y con lo que me gusta desayunar!

Disfruto de mi té, y de mis hotcakes. Como tan tranquila que no siento pesadez en mi estómago, por lo tanto sé que no voy a correr hacia el retrete.

O bueno, si lo hago, probablemente sea uno de los tantos síntomas de embarazo. Sonrío por eso. ¿Acaso acabo de sonreír ante un vómito de embarazo?

Esta tarde tendré mi visita médica, y en verdad espero escuchar cosas buenas.

Will aparece en la cocina, frotando sus ojos y bostezando. Cuando cae en la cuenta de lo que hay para desayunar, sonríe loco de contento y se prepara su leche con chocolate.

—Extrañaba desayunar contigo —dice y prueba el hotcakes, cierra los ojos, lo disfruta y sonrío—. ¿Has dormido bien? —asiento—. Se nota, te veo más iluminada.

Como estrella fugazWhere stories live. Discover now