C a p í t u l o 17: Valió la pena esperar.

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Hoy es el festival a beneficio

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Hoy es el festival a beneficio. Todo está listo, el show está a punto de empezar.

En el club, la gente comparte un buen momento en familia. Los niños juegan y se entretienen con las actividades que inventamos con Steven. Algunos se ríen de las bromas que hace Bob, y cuando no se ríen los niños, se ríen los adultos por las cosas que sólo ellos logran entender.

La madre de Lisa está teniendo éxito en la venta de pasteles. Y mi madre se sumó con otros postres. Sonríen con alegría al ver el dinero recaudado para el hogar de niños, mientras que la mujer que lleva adelante el establecimiento, observa todo con emoción. Y los niños del hogar se divierten junto con el resto.

Por donde se mire, todo es hermoso. Todos parecen felices de compartir un momento que será un gran beneficio para muchos niños.

Steven está a punto de subirse al escenario, pero antes de hacerlo, les dice una palabra de aliento a sus estudiantes. Los chicos lo observan y escuchan con atención. Incluso me atrevo a decir que hay admiración en la mirada de cada uno, y no es para menos, Steven Fry es genial.

Will los observa desde un costado, parece algo triste, por lo que me acerco a él. Cuando me ve suspira, sabe que no es necesario decirme algo. Lo abrazo por detrás y juntos escuchamos a Steven.

—¿Algún día podré hacerlo? —me pregunta.

—Yo pienso que sí, pero no te presiones, Will. A tu tiempo lo harás.

Steven se da cuenta de lo que está pasando, y se acerca a nosotros. Dejo de abrazar a Will y ellos chocan sus manos, para luego hacer un saludo propio de ellos.

—No te atormentes, ¿de acuerdo? —le dice Steven, y Will asiente—. Algún día subirás al escenario y los dejarás a todos boquiabiertos —Will sonríe y yo también lo hago—. El talento que tienes merece salir de las cuatro paredes de tu habitación. Cuando estés listo, estaré para ti.

Will hace una mueca, como si no creyera tales palabras. Sonríe de todas formas, y deja que Steven vaya a hacer lo suyo.

Vuelvo a acercarme a Will y juntos vamos hacia el sector donde el público espera. Nos acomodamos en un perfecto lugar, y esperamos.

—Stev tiene razón, Will. Deberías creerle —le digo—. Deberías empezar a convencerte de tu talento, porque lo tienes —le sonrío, y no dice nada, solo me responde la sonrisa con un abrazo. Y luego, sale Steven.

Los presentes aplauden, y él sonríe. Les agradece por todo lo recaudado, y ahora es él quien le aplaude al público. También hace que suba al escenario la dueña del hogar para niños, y ahora todos los aplausos son para ella. Se nota su felicidad, y es una emoción que se contagia en todos.

Y ahora sí, es el momento de presentar a los alumnos de este hombre que no deja de cautivarme.

Cada uno de ellos se va presentando, y tocan su instrumento. Incluso hay quienes se animan a cantar, y los alaridos de la gente los hacen sentir unas estrellas de rock.

Como estrella fugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora