C a p í t u l o 42: Tanto amor.

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La partitura de la melodía que Steven creó para mí, pasa de mano en mano entre Will y sus amigos

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La partitura de la melodía que Steven creó para mí, pasa de mano en mano entre Will y sus amigos. Hicieron posible dividirla para que sus instrumentos puedan tocar cada nota.

Al parecer, ha sido sólo para ser escuchada con el piano. Pero ellos han hecho la combinación restante, para que se pueda tocar con guitarra acústica, eléctrica, y batería. 

Steven estaría orgulloso. Y contento al saber que cumplieron con mi deseo. Son geniales.

Y aquí estoy, en la sala, rodeada por estos chicos entusiasmados. Saber que ésta va a ser la primer melodía que voy a escuchar, luego del accidente, hace que sea posible que me traslade entre las miles de emociones que habitan en mi cuerpo. Estoy ansiosa.

Trey, el chico moreno que toca el piano, será el primero en empezar. Entre todos los instrumentos que veo, es el que más me gusta. Es una pena que nadie toque el cello, sino, ya me hubiera desmayado de la emoción.

—¿Lista? —me pregunta Kevin, quien se suma al grupo de tres con guitarras acústicas. Will es uno de ellos. Asiento a su pregunta—. Bien, ¿chicos?

—Listos —responden algunos, mientras que otros asienten.

Me acomodo más en mi lugar, con Penélope descansando sobre mi regazo. Y, por supuesto, y por si acaso, con pañuelos a mi lado.

¿Por si acaso? Todos sabemos que voy a llorar.

Trey respira profundo, observa la partitura que tiene frente a sí, y coloca sus dedos en las teclas correspondientes. Sonríe, y empieza a tocar.

En cuanto la sala se inunda con el sonido que nos regala el piano, mi piel se eriza.

Observo cada uno de los movimientos de Trey, me entrego en más profundidad a la melodía. Su ritmo tranquilo es perfecto, me hace sentir con los pies lejos de la tierra, pero muy cerca del cielo. La sensación de paz me lleva a sonreír, y mis oídos se encuentran agradecidos con tan sólo este principio.

Cuando la melodía se torna más aguda, entran las guitarras acústicas. Se entrelazan a las notas del piano, crean una combinación tan perfecta como única. Si antes mis pies estaban sobre el cielo, ahora puedo tocar las estrellas con mis manos.

La guitarra eléctrica de Holder se suma, las acústicas se silencian, y luego el piano deja de sonar. Es un solo eléctrico, y es un sonido que me ha callado la boca.

Creí que no me iba a gustar escucharla con tal instrumento, pero me equivoqué, por supuesto que me iba a equivocar. Pese a ser un sonido poco familiar para mis oídos, me encuentro enamorada. Ahora no toco las estrellas, sino que soy una de ellas.

Se une Austin con su batería, y también me calla la boca, superando todas mis expectativas. Ambos instrumentos se unen, formando uno solo, un sonido que me hace vibrar el cuerpo, y genera cosquillas en mi panza. Un sonido que te invita a mover la cabeza a su ritmo, o bien tengas ganas de ponerte de pie para mover tu cuerpo.

Como estrella fugazWhere stories live. Discover now