Como estrella fugaz

By Maggmon

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Para Gia Beckman, y su atareada agenda, no hay lugar para la diversión. De hecho, rara vez se da un respiro d... More

S i n o p s i s
P r ó l o g o
N o v i e m b r e
G i a - S t e v e n
H o y
C a p í t u l o 1 : El resfrío.
C a p í t u l o 2: Maldito seas, Steven Fry.
C a p í t u l o 3 : El canal de Steven.
C a pí t u l o 4 : Ha comenzado a seguirte.
C a p í t u l o 5: Entre emojis, corazones y mensajes.
C a p í t u l o 6: La mejor pizza.
C a p í t u l o 7: Distracción.
C a p í t u l o 8: Corazón acelerado.
C a p í t u l o 9: Invitación a la ¿tranquilidad?
C a p í t u l o 10: Un nuevo camino.
C a p í t u l o 11: El arriesgo.
C a p í t u l o 12: el chef y la autora best seller.
C a p í t u l o 13: Cuando lo intenso es bueno.
C a p í t u l o 14: Fuegos artificiales.
C a p í t u l o 15: Un baile por la sala, y un te quiero al final.
C a p í t u l o 16: Al ritmo del te quiero.
C a p í t u l o 17: Valió la pena esperar.
C a p í t u l o 18: El destino lo quiso así.
C a p í t u l o 19: Culpables.
C a p í t u l o 20: la burbuja y el insulto.
C a p í t u l o 21: Ponte cómoda, aún queda mucho.
C a p í t u l o 22: Nora y Ross.
C a p í t u l o 23: Nuevas sonrisas
C a p í t u l o 24: Una nueva yo.
C a p í t u l o 25: La prueba.
C a p í t u l o 26: Noche de amigas, y una canción.
C a p í t u l o 27: Los resultados.
C a p í t u l o 29: Super alegría y la reina unicornio.
C a p í t u l o 30: Inspiración.
C a p í t u l o 31: Maratón de Crepúsculo.
C a p í t u l o 32: ¿Qué haría yo sin ti?
C a p í t u l o 33: Avenida Atlas.
C a p í t u l o 34: La lista.
C a p í t u l o 35: Ser fuerte.
C a p í t u l o 36: La mejor estrella.
C a p í t u l o 37: El deseo de la estrella.
C a p í t u l o 38: Un brindis por Steven Fry
C a p í t u l o 39: Una sonrisa al cielo.
Momentos finales.
C a p í t u l o 40: Lo que hicimos.
C a p í t u l o 41: Vamos a estar bien.
C a p í t u l o 42: Tanto amor.
E p í l o g o
A g r a d e c i m i e n t o s
A n u n c i o : El deseo de la estrella.

C a p í t u l o 28: Retos y selfies con Edward Cullen.

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By Maggmon

—No puedo hacerlo. Lo que me estás pidiendo es una completa locura.

En cuanto lo digo, Steven se muerde el labio inferior, intenta no reírse, pero se ve vencido y estalla en una carcajada.

Me cruzo de brazos, y al menos en mi mente, lo insulto por su burla. No entiendo la gracia de lo que está pasando.

Steven respira profundo, calma su risa, seca las lágrimas que ésta le provocó, y me mira.

—¿Entiendes que sólo te he pedido que pagues las cuentas un día antes de vencer, cierto?

Sí, sólo eso me pidió. Pero lo que para él es una simpleza, para mí no.

Cuando Lisa escucha lo que Steven me pidió, se echa a reír.

—Stev, ¿sabes con quien estás tratando? —le pregunta.

—Con alguien que, apenas recibe la boleta, ya la abona —le contesta—. Por cierto, ¿nunca te has quedado sin dinero? ¿Como es que no tienes problemas en pagar al instante?

—Se llama ahorrar —le contesto—. No derivo mi dinero en cosas insulsas —me mira fijo, y sonríe—. No voy a hacer una compra estúpida, Steven Fry.

Se ríe.

—Pero te has dado el gusto en algunas cosas, ¿verdad? Quiero creer —indaga y le saco la lengua. Se vuelve a reír frente a mí—. Y yo que pensaba que sólo eras la chica agenda.

Lo cierto es que sí, me he dado algún que otro gusto. Pero soy más de ahorrar, por si acaso, uno nunca sabe que puede pasar.

Mi padre me enseñó desde pequeña a saber administrar el dinero, por lo tanto, eso hago. Y por eso no se me complica, por suerte, llevar las cuentas al día. Bueno, muy exageradamente al día.

—Sólo te pido que abones las boletas mañana —pide Steven.

—O en una semana —interviene Lisa.

—O ahora —digo.

—Pero eso es lo que haces normalmente —comenta Steven.

Suspiro, observo las boletas frente a mí, y vuelvo al hombre que amo y me enloquece de mil maneras posibles.

—Si yo lo hago, tú debes hacer algo que no es propio de ti.

—Uh, amo este juego —comenta Lisa, y se acomoda en el sofá. Nos mira como si estuviera viendo un programa de entretenimientos. Se frota las manos, y espera a que hable.

—Cómprate una agenda, y anota tus actividades por dos semanas.

Lisa se ríe y festeja. Steven frunce el ceño y niega con la cabeza.

—No soy de ese estilo.

—Y yo no soy del estilo que deja todo para último momento.

Sonríe.

—Si tú tardas en abonar, y yo me compro una agenda. Entonces, debo pedir otra cosa —pone un rostro malicioso.

—¿Qué cosa?

—Una compra tonta.

Mi mejor amiga vuelve a festejar.

—Si bueno, en ese caso, me faltaría pedir que hagas algo a mí. Entonces estaríamos empatados —Steven quiere hablar, pero lo interrumpo—. Y no, se termina el juego.

Se ríe.

—Bien, ¿qué quieres?

Pienso, y pienso...

Hasta que recuerdo que Steven dijo que la saga Crepúsculo es la menos atractiva del mundo. La más aburrida, y no sé que otra cosa más.

Ese comentario lo lanzó cuando descubrió que era una gran fanática. Y su descubrimiento fue debido a que revisó mi antiguo facebook. Aún me parece escuchar sus bromas al ver una fotografía mía al lado de una imagen de cartón de Edward Cullen.

Sonrío, y frunce el ceño. Sonrío aún más, y se muestra impaciente.

—Haré la compra tonta.

—Siempre y cuando... —dice.

—Veas la saga de Crepúsculo.

Su rostro se transforma como si hubiera olido algo feo.

—Oh no.

—Oh... sí.

Lisa no entiende, así que le explico y cuando está al tanto, se alegra del fin del juego.

—Bien, veré ese aburrimiento —dice Steven y extiende su mano para cerrar el trato.

Sonrío y extiendo la mía. Luego suspiro y guardo las boletas para abonarlas en una semana.

—No, no. Las boletas me las quedo yo —me pide Steven—. En una semana son todas tuyas.

—Tu falta de confianza me duele.

—Shh, dame las boletas.

Suspiro y lo hago, se las doy.

—Te odio, Steven Fry.

—Me amas, Gia Beckman.

Las boletas desaparecen de mi vista, de mi control, y creo que ya empieza a dolerme la cabeza.

—Bueno, ahora vamos por tu agenda —le digo y lanza un resoplido exagerado.



Lisa nos deja solos. Mañana tiene un examen en la escuela de idiomas, así que quiere prepararse lo mejor posible.

Con Steven nos dirigimos a mi habitación, y le enseño el tráiler de la primer entrega de la saga de Crepúsculo.

Mi antigua fanática se hace presente, justo cuando creí que había superado a los Cullen. Steven no muestra emoción alguna, claro, sólo rueda los ojos cada tanto, y cuando termina, resopla.

—Me voy a aburrir tanto... —comenta, y luego se echa a reír—. ¿Aún tienes esa gigantografía de Edward Cullen?

—Sólo tengo de la cabeza a la cintura.

—¿Estás bromeando conmigo?

—No, no lo hago. Se rompió en la mudanza. Odié mucho ese día.

Steven se sienta en la cama, frente a mí.

—No, eso no, ¿estás bromeando conmigo con eso de que aún la tienes?

Me pongo de pie, me acerco a mi armario y busco a Edward. Cuando lo encuentro, se lo muestro y su mandíbula se cae ante la sorpresa. Y claro, luego se ríe.

Salta de la cama, se acerca a donde estoy, y hace una reverencia ante la imagen del vampiro. Me río de su actitud, me lo saca de la mano, y coge su móvil.

Se saca selfies con Edward Cullen, y me dice que de ahora más le diga Bella. Niego con la cabeza, me cruzo de brazos y lo observo hacer sus pavadas.

Volvemos a la cama, esta vez con Edward en el medio. Steven aprovecha y saca otra selfie. Acto seguido, se dirige a su instagram y sube una de sus selfies, y la foto donde estamos los tres.

Lo amo demasiado al muy maldito.

Una vez que termina de reírse de algunos comentarios que recibe, toma mi notebook y se dirige a Google.

—¿Qué estupidez harás ahora? —le pregunto y sonríe.

—Ninguna estupidez —me mira—. ¿Buscamos el destino de nuestra próxima salida? —sonrío y mira a Edward Cullen—. Lo siento, amigo, no estás invitado. Tener sexo con una imagen... —me mira y alza ambas cejas, pone cara de pervertido. Entiendo lo que piensa y me echo a reír.

—No he hecho nada con la imagen.

—¿Ni un besito?

Me río.

—Steven, deja la pavada, busquemos nuestro próximo paseo.

—Pervertida.

—Idiota. Además, ¿por qué has pensando en sexo con una gigantografía? —se encoge de hombros—. Tú eres el pervertido.

—No toquemos esa parte de mí, ¿de acuerdo?

Me río, sonríe y luego nos dedicamos a la búsqueda de lugares.

Hasta que damos con un lugar un hermoso, uno que no queda muy lejos de la ciudad. Tranquilamente podemos llegar en auto sin problema alguno.

El lugar cuenta con cabañas, y claro, hay que reservar con tiempo. Así que Steven toma el mail del establecimiento, y les escribe para solicitar una reservación por un fin de semana.

Hasta mañana no vamos a tener respuesta, así que dejamos a Edward Cullen en el suelo, y nos ocupamos de nosotros, de nuestro deseo y ganas del otro.

Una vez más soy parte de las estrellas.

Hola gente bella!

Si sienten que es un capítulo de relleno, no los culpo, me pasó y dudé en si debía o no subirlo.  Pero bueno, puse en foco el simple hecho de que me divertí en algunas partes, y es un poco lo que cuenta.

Además de que vemos que se ponen a prueba en cosas que no son comunes en ellos!

Últimamente me vengo sintiendo con muchas más ganas de escribir. Así que hay que aprovechar eso, por lo tanto, ya me voy poniendo en campaña sobre cómo hacer el cierre de esta novela que tanto amo.

No sé cuánto queda, no puedo decir con exactitud. Sólo decir que ya estoy trabajando en eso❤

Espero que estén muy bien. Y pido disculpas si fue un relleno de la historia.

Nos leemos en los comentarios ❤

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