Volver a Intentar (Completa y...

By IvonneVivier

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Esta es una historia de amor y pasión, de Laura y Javier, desde primer día que se vieron con distintos ojos q... More

Parte 1
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27 Final
Aviso
Agradecimiento
Agracimiento, otra vez

Parte 2

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By IvonneVivier

Hola! este es mi primer contacto con uds. gracias por leer mi novela, por ser las primeras y como regalo les dejo una nueva parte, espero les guste. Comenten y voten, por favor.

En breve les  mando foto de como me imagino yo a la dulce Laura y al romántico y sexy Javier.

           

Los años pasaban rápidamente, el amor de Laura y Javier crecía y se afianzaba. Siempre acompañados por Federico y Carla en sus vidas, eran un buen grupo, se respetaban y se aconsejaban cuando se necesitaban, compartían lo bueno y lo malo, sin secretos ni mentiras. Ya la vida no era solo diversión, estudio y salidas, se había vuelto más seria y llena de responsabilidades.

Laura y Carla habían terminado la universidad, estaban fascinadas con sus trabajos de diseño gráfico, Javier ya se había recibido de abogado y trabajaba junto a su padre en el estudio y Federico estaba en una importante empresa como contador.

Cuando Laura cumplió veintidós años Javier le propuso matrimonio, se casaron por civil junto a sus familiares más cercanos y sus amigos como testigos, no hubo una gran fiesta, un sencillo almuerzo junto a la familia y amigos y se fueron de luna de miel a Cancún esa misma noche.

A la vuelta se mudaron a un hermoso departamento de tres ambientes que compraron entre los dos cerca del estudio de Javier, a ella le gustaba mucho la decoración y tenía muy buen gusto, disfrutó empleando su tiempo en la compra de los muebles y adornos para hacer de ese departamento un hogar para ella y su esposo, le encantaba esa palabra, “esposo”, ya era la Señora de Javier Mazza, eso la llenaba de felicidad, le gustaba la idea formar una familia con él, era el sueño de ambos, tener un hijo, pero ya llegaría el momento, ahora disfrutarían  de la nueva etapa.

Habían pasado ya tres años de casado, juntos, conviviendo, proyectando su futuro, eran bellos, jóvenes y tenían una vida por delante.

Vivian intensamente, siempre estaban procurando hacer cosas  diferentes, salidas con amigos, visitas a la familia, viajes de fin de semana y evitaban la rutina también en el amor, cumplían todas fantasías y se disfrutaban aún más que cuando eran adolescentes, se conocían en la intimidad, no se habían guardado nada, todo se lo entregaban sin egoísmo.  Se daban placer mutuamente sin pudor, se habían inventado para satisfacerse, él era de ella y ella de él, sus cuerpos se reconocían aun en la oscuridad.

Una noche fresca de primavera, Laura cocinaba para la cena, tenía pensado hacer una ensalada para acompañar el pollo que había puesto en el horno con la salsa de limón que a su marido le gustaba, comerían en el balcón, el clima era ideal y disfrutarían del aire libre, la vista era hermosa, desde el decimotercer piso se veía la ciudad iluminada.

Esa noche era especial para ella,  había conseguido el permiso de su jefe para trabajar desde su casa tres días por semana, era la respuesta que estaba esperando desde hacía unos meses, quería dejar de salir todos los días a las corridas, deseaba con todas sus  fuerzas quedar embarazada y poder criar a su hijo sin dejar de trabajar ni dejarlo solo tantas horas al día, esa era la oportunidad que estaba esperando para poder hacerlo y esa noche se lo diría a Javier, sabía que él también deseaba un bebe. Y las cosas se encaminaban para poder lograrlo. Quería comenzar a buscar ese embarazo esa misma noche.

Termino la cena, se ducho y se puso una hermosa bata de seda, larga hasta los pies, cruzada con un cinturón que marcaba su delgada cintura. Deambulaba por la casa descalza, esperando ansiosa la llegada de su marido, quería contarle ya la noticia, que sabía que lo ilusionaría tanto como a ella. La comida estaba lista, la mesa servida, el vino en las copas y el champagne en la heladera…

Javier entró como siempre a su casa dejando el  saco y las llaves en la mesa del comedor, se encaminó hacia la cocina buscando a Laura.

-Hola amor – se acercó para besarlo enredando sus dedos en el suave cabello de su esposo - te extrañe y pensé mucho en vos, hoy todo el día me hiciste mucha falta.

A lo que Javier respondió con un beso apasionado.

-Bueno, acá estoy, demostrámelo  –le dijo mientras la sentaba en la mesada fría y le desprendía la bata.

Ese era Javier, apasionado, enamorado, embelesado por esa mujer que lo seducía con ropa y sin ella.

Laura se sonrió mirándolo con ojos pícaros, sabía lo que quería y ella se lo daría, lo ayudo con el cinturón abriéndose la suave prenda y quedando desnuda ante la sorpresa de Javier que la devoró con la mirada inyectada de deseo.

Ella siempre estaría dispuesta y preparada para un momento de placer con su hombre, él comenzó a besarla en el cuello bajando por sus pechos mientras  acariciaba su espalda, besó sus pezones hasta verlos erguidos, ella gemía con cada beso, provocando el deleite de él, sabía lo que a su esposa le gustaba y disfrutaba hacerla sentir y verla retorcerse de placer, el placer que él le provocaba. Bajó hasta su vientre recorriendo con la lengua cada centímetro de piel tibia y suave, erizándola,  hasta llegar a su sexo. Laura se recostó sobre la mesada entregándose a la pasión, él sabía cómo hacerla gozar, suspiró hasta quedarse sin aire y le regaló un maravilloso orgasmo que no pudo terminar de saborear porque  su marido quería más, sintió como la penetraba llenándola por completo, las manos fuertes de su hombre la tomaban de las caderas y la acomodaban adonde él quería y ella disfrutaba siendo suya, de cualquier manera, con suavidad y ternura o pasión y descontrol como en ese momento. La levantó sin esfuerzo y la tendió en el piso frio y volvió a entrar locamente en ella. Los movimientos  y gemidos de Javier la llevaron al éxtasis otra vez  y mientras su cuerpo aun tenso seguía siendo moldeado y dominado, escuchó ese jadeo, ese sonido tan propio de él  al llegar a su máximo placer y que ella tanto amaba, lo besó en la cien mientras lo sentía caer sobre su pecho exhausto y hermosamente sudado.  Lo encerró entre sus brazos y piernas hasta sentirlo más relajado. Ambos quedaron agitados tendidos ahora en el piso de la cocina, desnudos y abrazados.

- ¿Esto alcanza para demostrarte cuanto te extrañé? – dijo Laura en tono jocoso besando a su marido

Él la miró sin hablar y solo la besó, regalándole su hermosa sonrisa mientras se levantaba y la ayudaba a ella a hacer lo mismo

-Hermosa, te amo. –la abrazó fuerte y la besó en los labios.

 -Y yo, pero ahora a la ducha y a comer. Tengo buenas noticias.

Se ducharon rápido y se dispusieron a disfrutar de la cena.

-Hoy me llamó Hernán, mi jefe –comentó Laura mientras  comía un bocado de la ensalada –me aceptó la propuesta que le hice hace un tiempo, la de trabajar en casa tres días a la semana y dos días ir a la oficina…-Hizo una pausa para dejarlo recordar de lo que hablaba.

Laura había comenzado a trabajar  con Hernán como pasante y fue tan bueno su desempeño que la contrató con un tentador  sueldo a pocos meses de empezar.  La dejaba trabajar libremente y la trataba muy bien, siempre la consentía y salían a almorzar  cada tanto. Se habían hecho buenos amigos a pesar de que él le doblaba la edad,  ella conocía a su esposa y él a Javier. Lo sentía como el padre que siempre había añorado tener.

El trabajo para Laura era sencillo y le gustaba hacerlo, solo sentía presión o estrés cuando tenía  proyectos porque se trabajaba contra reloj para entregarlos, tal vez lo que menos le gustaba era cuando tenía que visitar algún cliente, pero eso ocasional, la mayoría del tiempo lo pasaba en la oficina, había gente destinada a esa tarea.

Ella disfrutaba de su trabajo, le divertía y podía poner en él su creatividad, trabajaba cómoda y ganaba bien, pero el mayor ingreso era de Javier, por eso él siempre le decía que dejara de trabajar el día que quede embarazada para dedicarse a su casa, a la habitación del bebe, a su embarazo, podían decir no les faltaba nada, pero él sabía que su esposa quería seguir trabajando para sentirse  feliz y él respetaba sus decisiones.

-¿Que bueno, te gusta la idea? Era lo querías, tener más tiempo libre – añadió Javier emocionado por ella.

-Sí, era lo que quería para poder tener más tiempo para criar a nuestro bebe – dijo tomando un trago de vino de la copa y, haciendo tiempo para tomar coraje y dejando en silencio los minutos necesario para que Javier comprenda lo que había querido decir. – ¿Creés que puede ser el momento, querés tener un hijo conmigo, amor? – Su pregunta fue acompañada de una mirada cargada de ansiedad que Javier no pudo dejar pasar y se  acercó a su boca con un suave beso.

-¡Obvio que sí! – Dijo después sin pausa alguna -Ahora o después, cuando creas estar  preparada. Yo te amo y quiero formar una familia con vos – se levantó de su silla, tomó el brazo de ella y la colocó a su altura para abrazarla dulcemente.- Doy mi vida por un hijo tuyo y mío.

Terminaron la cena conversando de todos los cambios que se vendrían, ella necesitaba un lugar en el departamento, aprender a manejar bien los horarios para no trabajar más de lo necesario y dejarle tiempo a su marido que se lo pidió con cara de falso enojo llenándola de besos provocadores, pensaron en que harían para la llegada de ese bebe, como y cuando tomaría su primer cita  médica para saber que todo estaba bien para comenzar a buscar ese deseado embarazo y se adelantaron idealizando la habitación del bebe. Levantaron la mesa, lavaron los platos, se acostaron y se durmieron abrazados.

Laura estaba contenta con idea de ser madre y Javier ansioso por saber cómo sería ser padre.

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