Y del caos nacen las estrella...

By KhylAnderson

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Rafael Valtersen, no está preparado para poner en riesgo su vida por un partido de fútbol americano. Sabe que... More

Sinopsis
AVISO IMPORTANTE
Introducción
Reparto
Más hueso que carne.
Asfixiante
Tortuga Ninja
Salvadora.
Nuevito
¿Quién es ese chico?
Doncella durmiente.
Pudín Volador
Amigo del alma
Confidente
Rumores.
Fuera de este mundo.
Admirar casualmente el momento
Amistades vs. Relaciones amorosas
Entre arte y canciones.
¿Quién va a casarse?
De caos.
Los tres mosqueteros.
Te quiero.
¿Solamente tienen que ser malteadas?
Ni psicólogo ni mago.
Confianza.
Más que lista, decidida.
Deshonrando a tu vaca.
¡Es un milagro!
¿Sabes hablar sueco?
Deberías ser menos gruñona.
Por un regalo de cumpleaños.
Estrellas fugaces.
Epílogo|Invasión intergaláctica.
Agradecimientos
Mis obras
Por amor al arte: Libros.
CUANDO COLISIONAMOS

Sé mi tono.

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By KhylAnderson

Sé mi tono.


Curvo los labios hacia arriba cuando sigo escuchando la melodía detrás de la puerta. Me felicito mentalmente por la buena acción que he hecho, Rafa me importa mucho y esta es una de las cosas que le ayudarían demasiado.

Creer en uno mismo e inspiración.

Hace hora y media he regresado de visitar a la tía Grace y el tiempo no ha sido suficiente para aquellos músicos. Mientras tanto en la espera, contemplo la bahía que queda frente a la casa y me permito divagar.

De repente la melodía cesa y ya no la escucho más.

—Que lastima que tengamos que volver tan pronto.

La voz de Rafael me trae de vuelta a la realidad, levanto la mirada para percatarme que él lleva plasmado en el rostro una leve sonrisa. Con un gesto me pide que le haga lugar para sentarse a mi lado en el peldaño.

—Hemos estado aquí por casi tres horas, ¿no ha sido lo suficiente?

—¡¿Tres horas?!, ¡para mí han sido como diez minutos!, me he dejado llevar por la gran ayuda de Allen y tuya, claro —me da un leve codazo en el brazo —quiero agradecerte por lo que estás haciendo. Has hecho este chico muuuy feliz, a pesar de la mini terapia extraña que intentó hacer él.

—¡Esa terapia me sirvió! —Escuchamos decir a nuestras espaldas y volteamos el torso en dirección a Allen —no fue sencillo salir de una depresión tremenda donde implicó perder un contrato, un mánager que supuestamente era mi amigo y toda la fama que tenía.

Mi amigo suspira cansadamente a pesar de que hay una chispa viva y divertida en su mirada. Soy la primera en levantarme para luego caminar en su dirección, mi viejo vecino no ha cambiado en nada a pesar de tener ya sus veinte y pico años de edad.

—Deberías volver a Oslo —sugiero cuando me detengo frente a él para abrazarlo —hace mucho que no nos hemos puesto en contacto para charlar de lo ocurrido. No creas que me sé con exactitud lo que le sucedió a tu carrera, no me fío de las noticias.

—Bah, Oslo ya no tiene más que ofrecerme, que solo viejos fans molestos. Lara, estoy bien y te agradezco que no hayas creído ni una sola palabra de esos noticieros —Rafa no tarda en llegar a mi lado y lleva una mano al hombre de mi amigo para darle ánimos —no sigas mis pasos, amigo. Tienes mucho por delante como para seguir mirando atrás, ¡mira lo que tienes frente a tus narices! ¡Una chica un tanto loca que te quiere tal cómo eres!

—¡Allen! —Me cubro el rostro con ambas manos y escucho como ambos ríen de mi reacción y lentamente dejo caer las manos.

—Todo este tiempo me he dado cuenta —admite Rafael. ¿Soy la única que siente calor dentro de la casa? —Y no quiero echarlo a perder. A partir de ya voy a dejar a un lado esos problemas del pasado para no arrastrar a nadie.

—¡Así se habla Rafael! —Allen da pequeños saltos como un venado en su lugar —es un gran avance, sigue así. Y tú.

—¿Yo? —Le miro dubitativa.

—Sigue siendo tu misma, la esencia que transmites es única y especial, aunque, al fin y al cabo, harás de tu vida un teatro, si sabes a lo que me refiero, ¿no?

Asentí y no pude evitar abrazarlo.

En menos de quince minutos nos vemos obligados a despedirnos de él para poder alcanzar el tren de regreso a casa, una parte de mí se siente nostálgica al despedirnos.
Rafael me toma de la mano en el transcurso del viaje mientras me cuenta como le fue estando componiendo su pieza musical, lo escucho de manera atenta a cada una de sus palabras, también me hace preguntas con respecto a mi próximo examen de admisión en Bellas Artes para poder estudiar teatro y no dudo en contestarlas al igual que hacer varios comentarios sobre la carrera.
El interés por las cosas que amamos es mutuo.

Pensar en el futuro a veces da miedo, pero prefiero estar preparada y confiar en mis capacidades.

Cuando me planteé estudiar psicología comencé a darle muchas vueltas al asunto, luego he llegado a la conclusión que trae buenos beneficios con mi segunda carrera. ¿Sabes lo complicado qué es transformarse en el personaje? Uno se lo tiene que creer, saber convencer al cerebro que no eres tú mismo para poder entrar en la piel de alguien ficticio.

Siento los parpados pesados y cabeceo en mi lugar, trato de mantenerme despierta para no perder el hilo de la conversación, pero el sueño es logra ganar hasta llegar a la ciudad. Rafael me sacude con su hombro y entrecierro los ojos para poder adaptarme a las tenues luces que alumbran el angosto pasillo del vagón.

—Siento decir que el viaje ha llegado a su fin —susurra y esperamos que baje el resto de los pasajeros para luego salir.

El viento choca contra mi rostro una vez fuera de la estación, me acomodo mi mochila entre los brazos y disimulo cuando nuestras manos rosan de vez en cuando, Rafa me regala una sonrisa nerviosa y no hago más que tomarle la mano. Me gusta la sensación que siento en este momento.

¿Qué es correcto en estos casos?

No me lo pone fácil cuando de repente tira de mi mano para darme una vuelta sobre mi eje, tararea una canción irreconocible al momento, pero parece ser una de vals. La distancia que hay entre nosotros disminuye, pero Rafael no rompe más allá de la confianza que nos tenemos y prefiere seguir guiándome mientras avanzamos en la acera dando vueltas imaginando que estamos en un salón elegante acompañados de música de clásica. Ignoro los autos y las personas que pasan a nuestro lado, para nosotros es nuestro momento poco inusual.

—¿Alguna vez habías bailado un vals?

—No, pero es algo sencillo —cuento dentro de mi cabeza. Un dos tres, un dos tres.

Realiza una reverencia fingiendo elegancia y lo imito como si fuera una doncella y rio.

—Cada vez me sorprendes, Rafa.

—Bah, solo quería que no camináramos en silencio —se encoje de hombros riendo.

—Ha funcionado. Gracias.

—Quisiera hacerte una pregunta un tanto seria —anuncia, pero no dejamos de caminar con dirección a un parque que nos queda cerca de la parada del bus. Siento en mi interior un revoltijo y admito que me ha puesto a divagar dentro de mi cabeza.

Así que manteniendo la calma contesto:

—Adelante —él se lo piensa un rato y nos detenemos en una banca.

—¿Crees que sea tiempo de darnos la oportunidad? —El corazón comienza a acelerarse mientras me quedo inmóvil. Su pregunta me ha impactado, enserio, mi cabeza ahora ya tiene en otra cosa en que pensar —no intento presionarte, porque las cosas no funcionan así, porque yo no soy una persona que sea insistente.

—¿Oportunidad de...? —Mi pregunta se queda en el aire, porque he comenzado a dudar en terminarla.

—Ya sabes, estar juntos —su mirada está más viva que nunca —quiero aprovechar para decirte lo bien que me haces sentir, Lara. Pero tampoco quiero que esto se malinterprete como algo insistente, para nada, no necesito una respuesta inmediata, ni mañana, sino cuando te sientas lista. Quiero demostrarte todo con hechos y no palabras. A veces hasta yo mismo me cuestiono si sería un buen chico para ti.

La ultima oración le ha costado trabajo decirlo con su tartamudeo. Se ve tierno tratando de cuidar sus palabras.

Rafael sin duda me deja sorprendida cada vez que estoy con él, me imagino cuanto trabajo le está dando en estos momentos no desmayarse de los nervios. Arqueo una ceja y entrecierro los ojos.

—¿En qué habíamos quedado cuando te sientas vulnerable?

En mi cabeza pienso: Malteadas. Y en otra situación: ¿Solamente tienen que ser malteadas?

Ha dicho que no quiere una respuesta inmediata, pero, ¿y si yo quiero decirle que sí?

—No lo recuerdo —traga saliva y lo veo más pálido de lo normal y niego con la cabeza mientras le sonrío.

Logro contagiarle el ánimo de inmediato. Sé que no voy a arrepentirme de mi decisión, lo tengo bastante claro, él en una persona que sin duda alguna tiene un buen corazón sin importar las cosas malas que digan de él, yo ya puedo decir que lo conozco tal como es, porque no aparenta ser alguien falso. Sus intenciones son buenas, como las mías también lo son.

De igual manera tengo que poner de mi parte.

Rafa me gusta y no quiero arruinarlo.

—Vale, no importa. Admito que también me cuestiono si yo misma soy una buena chica para ti. No te lleves todo el crédito, Valtersen.

—Pero lo eres, me lo has demostrado a menudo con tus acciones.

—Entonces yo debería preguntarte: ¿Quisieras darme la oportunidad de ser parte de tus melodías y partituras? ¿De ser un tono más en tu vida?

Rafael queda boca abierto, sin duda lo he deslumbrado con mi ingenio y créanme que yo misma me he sorprendido. ¿De dónde ha salido ese lado poeta? Lo voy a necesitar a menudo.

Él reacciona y asiente con la cabeza, las palabras salen atropelladas de su boca lo cual lo hace ver gracioso.

—Quiero que seas mi tono. Sé mi tono.

Cuando llego a casa, papá me lanza demasiadas preguntas con respecto a la sonrisa que llevo dibujada en el rostro y mamá me cuestiona con una simple mirada y no me queda más alternativa, —como si tuviera otra, claro —de decirles. Merecen saberlo. Mi sonrisa no es una boba, es una común y corriente, sin embargo, a mis padres les gusta dramatizar la situación y entiendo su preocupación.

—Quiero conocer a ese tal Rafael —mi papá alza una ceja dudando —confío en ti, pero aun así no quiero perder esa oportunidad.

—Cariño, espero y no planees asustarlo si llega a venir a casa. —Mamá le advierte con la mirada. Ambos se encuentran sentados en el sillón viendo una película de navidad en pleno inicio de verano, pero no cuestiono sus gustos.

—Papá entiendo que usted busca mi seguridad y no se preocupe que yo pienso fallarles ni traicionar esa confianza que me tienen.

—¿Lo prometes por el meñique?

¿Es enserio?

No hay ninguna señal en sus gestos que esto es una broma. Le echo una mirada a mamá arrojándole una interrogativa, ella asiente con la cabeza al mismo tiempo que sonríe de manera leve.

Así que cruzo mi meñique con el de papá, seguidamente me pide que les haga compañía para ver el resto de la película y que les hable acerca del paradero de Allen.


¿Cuántos más estamos modo Helen? :D





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